Los empresarios catalanes se aferran al pacto fiscal
Las patronales mantienen una distancia prudencial ante el proceso independentista
El empresario catalán, integrado en las patronales, mantiene una prudente distancia ante el proceso independentista que se ha puesto en marcha, después de la manifestación de la Diada. ¿Rechaza la deriva soberanista? Tampoco. Espera a ver cómo evoluciona y qué pasos acaba dando el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Lo que tienen en común, sin embargo, y aquí están al lado del president, es su apuesta clara y rotunda por un pacto fiscal que lleve a Catalunya a disponer de un nuevo sistema de financiación. No una mera mejora, sino un cambio radical, en la línea de la petición que surgió del Parlament.
Los pequeños, más atrevidos
Los empresarios catalanes, en cualquier caso, han experimentado un cambio en los últimos años. Hay una diferencia notable, principalmente, entre las pequeñas y medianas empresas y las grandes y las multinacionales. Así lo ha experimentado David Garrofé, el secretario general de la patronal CECOT, que sabe de muchos empresarios que participaron en la manifestación.
“La empresa pequeña y mediana tiene claro que se debe ir a un cambio importante, porque, además, le puede beneficiar”, asegura. Uno de los mensajes claros de la manifestación, según Garrofé, es que el sector empresarial está dispuesto a llegar hasta el final del proceso, a no ser que “la estación en la que se pueda parar sea realmente cómoda”.
Esa estación podría ser el pacto fiscal, un acuerdo económico que se pudiera asimilar al concierto económico que defiende el president Artur Mas, y que defendió este jueves en Madrid. En este asunto la complicidad es total. Y el propio Mas lo sabe y está tratando de llevar el debate hacia esa cuestión, aunque el mandato de la ciudadanía, la que se expresó en la Diada, pueda superar de largo ese objetivo.
¿Sólo pacto fiscal?
Entre la independencia que propugna la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), secundada en la manifestacion, y el pacto fiscal, los empresarios lo tienen, ahora, claro. En los próximos meses, y en función de cómo se desarrolle el proceso, ya se verá. Pero las patronales sólo hablan de pacto fiscal.
El presidente de la Cambra de Comerç, Miquel Valls, insiste en que el Gobierno español debe “encontrar una solución” al déficit fiscal de Catalunya, si no desea que el movimiento independentista, expresado en la Diada, vaya a más. I se refugia, por ahora, en la defensa de un proceso democrático.
“Está claro que Catalunya será lo que democráticamente quieran sus ciudadanos”, asegura, dejando en manos de los dirigentes políticos, con Artur Mas al frente, la gestión “de las voluntades expresadas”.
Intereses en el resto de España
Las entidades financieras catalanas, con muchos intereses en el conjunto de España, son todavía más prudentes. Tanto el Banc Sabadell como CaixaBank, con numerosas oficinas en todas las ciudades y pueblos de España, y más ahora después de las fusiones con otras cajas y bancos, se mantienen a la expectativa y el silencio es la tónica imperante.
Tampoco desde la patronal Pimec, que preside Josep González, hay movimientos por ahora. El silencio se mantiene. En Fomento la situación es similar, al margen de su preocupación por la situación económica, que le ha llevado a redactar un documento crítico con los dirigentes políticos, reivindicando una reedición de los Pactos de la Moncloa.
En cambio, Eusebi Cima, el presidente de Fepime, la patronal de la pequeña y mediana empresa adscrita a Fomento, tiene un mensaje que ofrecer. “La prioridad es el pacto fiscal, y eso está muy claro, pero respecto a la manifestación, lo que también es evidente es que expresa una reacción comprensible: si no nos quieren, si nos maltratan, es mejor irse”.
Cima desarrolla la idea. Estuvo en la manifestación del 10 de julio del 2010, como reacción a la sentencia del Tribunal Constitucional contraria a l’Estatut. Y se quedó con una pancarta en la que Catalunya se desgajaba de un mapa de España, en la que se leía esa afirmación: si no nos quieren, deberemos irnos.
Es decir, Cima quiere constatar lo que el propio Mas consideró este jueves en un almuerzo informativo en Madrid: Catalunya lo ha intentado, ha querido construir una España mejor, pero esa España no le deja progresar. Esa es la visión que difunde CiU para justificar el salto cualitativo.
Proceso democrático
Prudencia, por tanto, pero atentos a los cambios. Es lo que quieren evidenciar en público las patronales, aunque les sigue costando mucho pronunciarse. Demasiado. En privado hay más preocupación.
Carles Sumarroca, el presidente de FemCat, una fundación privada de empresarios, que no tuvo empacho en embarcarse en proyectos vendidos como necesarios para el progreso como país de Catalunya, -el caso de Spanair- también se aferra a la necesidad de alcanzar el pacto fiscal.
Lo considera como algo “vital y urgente” para el desarrollo de la economía catalana y para las propias empresas. Y reconoce que la manifestación de la Diada no se quedó en esa reivindicación. Sumarroca se queda en ese punto, evidenciando que cualquier proceso democrático se deberá respetar.
El vaticinio de Piqué
En cuanto al Cercle d’Economia, que preside Josep Piqué, no hay más novedades que el último documento del mes de julio en el que se apostaba por un nuevo modelo de financiación autonómica y una redefinición del estado autonómico, pero desde el consenso y la lealtad institucional, en doble sentido.
El Cercle, desde que lo preside Piqué, es criticado por su tibieza en el terreno nacional, aunque hay interpretaciones diversas sobre esa cuestión.
En cualquier caso, Piqué es un dirigente que suele estar preocupado con movimientos como el que se inició con la manifestación de la Diada. Piqué apuntaba, en el inicio y durante las negociaciones del Estatut, en 2005, que comenzaba una nueva etapa que podía derivar en el movimiento que se vive en la actualidad.
Pero, por ahora, todos se aferran a un nuevo modelo de financiación, se llame concierto económico o pacto fiscal.