Cómo resistir al confinamiento por coronavirus, según los psicólogos
Los psicólogos dan pautas para sobrellevar el confinamiento en casa y evitar salir a la calle solo cuando sea necesario
Enfado, euforia, irritación… son algunos estados de ánimo que con total seguridad experimentarán los ciudadanos de España que van a estar confinados durante la etapa de contención del coronavirus, que previsiblemente es de 15 días pero que el Gobierno ya contempla prorrogar para ser más efectivo contra la expansión del virus.
Distintos psicólogos advierten de que ante esta situación, en la que las interacciones sociales se reducen al máximo y se limitan las posibilidades de moverse en la ciudad (con excepciones como la de hacer la compra o ir a la farmacia), conviene tomar medidas para evitar otros males ajenos al coronavirus.
«Podemos tomar muchas actitudes. Una de las primeras que puede aparecer es el enfado, pero es una postura muy infantil. Si quieres puedes darle la vuelta a ese pensamiento y acordarte de la lista de tareas pendientes de hace tiempo», dice la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez. De esta forma, «se pasa de pensar el me han impuesto un aislamiento a estoy ayudando a la sociedad a frenar la curva», remata.
Existen grupos de personas más vulnerables a los confinamientos, como aquellos que tienden a desarrollar cuadros depresivos
Gutiérrez también incide en el papel que tiene esta actitud cuando se traslada a las redes sociales, donde en los últimos días se comparten mensajes de unidad y ánimo, como el de #Frenarlacurva. «El objetivo final es ayudar a la gente», añade.
Durante el periodo de confinamiento, dice Gutiérrez, las distintas reacciones dependerán del grupo en el que se enmarquen las personas. Por ejemplo, «los niños con déficit de atención (TDA) sobrellevarán peor el aislamiento, así como la gente que sufre trastornos de ansiedad o depresivos».
Entre los sentimientos que se pueden experimentar aparecen el miedo y el pánico. El psicólogo valenciano Pablo del Arco reflexiona sobre ello y considera que el miedo nos ayuda a estar alerta, pero el pánico, un miedo muy intenso y manifiesto, crea situaciones innecesarias, como el desabastecimiento en los supermercados.
Ejercicio físico, de respiración, rutina y autocuidados
Si hay algo en lo que coinciden todos los consultados es en el mantenimiento de las rutinas y los autocuidados. «Es importante ser flexibles en las normas que hay en casa respecto a las anteriores del Estado de alarma, pero no acabar con ellas y almorzar a la hora de la merienda o cenar a las tres de la mañana para irnos a dormir de madrugada. Que no haya que ir al trabajo no significa no salir de la cama, no significa no desayunar o no cambiarnos el pijama por otra prenda», dice Alejandro Núñez, uno de los psicólogos que ha decidido prestar atención de manera altruista a los ciudadanos durante estos días.
Soy Psicólogo G. Sanitario; si durante la #cuarentena sientes ansiedad, angustia u otros síntomas que pueden tener un origen emocional puedes contactar conmigo (MD) y hacer más llevadero esto del #coronavírus 🏋️♀️ entre todos #frenemoslacurva 👏😊
— Alejandro Núñez (@Alex11NC) March 14, 2020
Una de las prácticas más recomendadas es la de seguir haciendo deporte, en la medida de nuestras posibilidades. Hay que echarle imaginación: jugar con los más pequeños de la casa, realizar entrenamientos especializado con poco material (gomas o mancuernas) o utilizando el propio peso corporal (zancadas, sentadillas o flexiones). También se puede subir escaleras o saltar a la comba, entre muchos otros ejercicios.
Hay que adaptar la rutina habitual al nuevo espacio de vida y de trabajo
Otro hábito que no puede faltar en nuestra rutina son los ejercicio de respiración abdominal, que actualmente son muy fáciles de aprender y accesibles, al contar con infinidad de contenidos en plataformas de vídeo como Youtube.
Núñez resume cuál debe ser la filosofía de esta cuarentena. «No debería preocuparnos estar preocupados, no deberíamos luchar contra los pensamientos que nos aturden, sino sustituirlos por distracciones, retos y tareas que evolucionen junto a nosotros con el paso de los días. Cuidar de la compañía si la tenemos y saber pedir ayuda si la necesitamos. Dejar de obsesionarnos con estar como antes«.