Llarena recibe el abrazo del Rey para seguir con el caso Puigdemont
La entrega de despachos a la nueva promoción de jueces se convierte en un cierre de filas con Llarena y con su mujer, la directora de la Escuela Judicial
El soberanismo se las promete muy felices porque está convencido de que al juez Pablo Llarena se le puede deshacer en las manos la causa que instruye contra Carles Puigdemont y el resto de dirigentes independentistas después de la decisión de la justicia alemana de excarcelar al expresidente de la Generalitat y de exculparlo de delito de rebelión.
Llarena, en cambio, cree que tiene argumentos y recursos suficientes para seguir con su auto de procesamiento desde el Tribunal Supremo y este lunes recibió en Barcelona el apoyo y el cariño del Rey y del poder judicial para seguir adelante con su causa. Todo ello se escenificó este lunes durante la entrega de despachos a la nueva promoción de jueces en Barcelona, un acto presidido por Felipe VI, que no dudó en cerrar filas con la judicatura española.
El poder judicial no se ahorró ni un solo abrazo con Llarena ante las cámaras
Hubo pocas palabras en público–y las que hubo siguieron el previsible tono protocolario– en el acto celebrado en L’Auditori, pero hubo muchos gestos ante las cámaras. El poder judicial no disimuló, no se ahorró ni un solo apretón efusivo con Llarena, quien fue repetidamente abrazado por sus compañeros de magistratura. Todo ello ante la cómplice mirada de Felipe VI, quien se mostró particularmente cordial con los jueces.
Allí estuvieron, entre otros, el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Jesús María Barrientos; y el fiscal general del estado, Julián Sánchez Melgar.
A nadie se le escapa que es un momento delicado para el juez del Tribunal Supremo. Y no sólo para él, sino también para su esposa, la directora de la Escuela Judicial, Gema Espinosa, que precisamente se encargó de abrir el acto con un discurso dirigido a pedir a los jueces que sean independendientes de los poderes y de sus propias convicciones. «Sed íntegros», pidió.
«Llarena, fascista»
El matrimonio Llarena-Espinosa ha sido víctima en los últimos semanas de intimidaciones por parte de radicales independentistas, que acechan su segunda residencia en Das, un minúsculo municipio de la comarca de la Cerdañá. «Llarena, fascista, ni en Das ni en ningún sitio», pintó el coletivo Arran (CUP) ante la verja de una casa que resultó no ser la suya.
El juez del Supremo –y su esposa– tiene que convivir con ello. Su seguridad personal se ha convertido en motivo de preocupación. Y no pasó por alto su charla con el ahora máximo responsable de los Mossos, Ferran López, quien hace apenas dos meses declaró ante Llarena que la policía catalana advirtió a la Generalitat que podrían producirse altercados durante el referéndum ilegal.
Llarena, además, afronta la dificultad de seguir adelante con un procesamiento observado con lupa y sometido a los vaivenes de las decisiones judiciales que se toman en Alemania, Bélgica y Escocia. La justicia alemana tardará, más o menos, una semana en determinar si entrega a Puigdemont a la justicia española por presunto delito de malversación.
Prácticamente en paralelo, Llarena comunicará a los dirigentes encarcelados sus autos de procesamiento. El lunes, día 16, será el turno de Oriol Junqueras y de Jordi Sànchez, que conocerán sus autos de procesamiento por rebelión y otros delitos del juez del Tribunal Supremo.