Las ordenanzas de Colau hunden la facturación de las discotecas un 20%

Los locales con terraza del Frente Marítimo exigen a la alcaldesa que no les trate como si estuvieran en una calle del centro de Barcelona

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El equipo de gobierno de Ada Colau impuso el pasado junio la ley del silencio a las terrazas del Frente Marítimo. Los clubs y discotecas más de moda de la ciudad, como Opium, Pacha, Shoko, Carpe Diem, Ice Bar o Bestial, se vieron obligados a quitar la música en las mesas del exterior de sus locales. La prohibición les ha causado un gran perjuicio económico. Fuentes de estos establecimientos indican que su facturación ha caído en cerca de un 20%.

Si no se puede escuchar música en las terrazas, baja el número de clientes, las consumiciones que se toman y, por lo tanto, los ingresos. También se contratan menos empleados. Directivos de estos locales aseguran que la prohibición municipal «se ha cargado» entre 100 y 200 puestos de trabajo.

El Ayuntamiento de Barcelona les aplica la ordenanza general de terrazas. Uno de los empresarios indica que la administración municipal «nos trata como si estuviéramos en Rambla Cataluña», en pleno centro de la ciudad. Estos establecimientos están soterrados bajo el Paseo Marítimo y sus terrazas se asoman al mar.

Hereu y Trias apostaron por concentrar el ocio nocturno

Los ex alcaldes Jordi Hereu (PSC) y Xavier Trias (CiU) apostaron por concentrar el ocio nocturno en este eje marinero. Esta área la consideraron «singular» por lo que se refiere a la ordenación de terrazas. Ahora, el equipo de Ada Colau se lo está replanteando. Ya ha prohibido la música al aire libre y estudia limitar el espacio y los horarios.

A finales de 2015, el Ayuntamiento precintó los equipos de música de las terrazas de los locales del Frente Marítimo. Tan sólo un establecimiento escapó a la ley del silencio impuesta por Colau: se trata del Bestial, propiedad del Grupo Tragaluz. Parece ser que los técnicos municipales se olvidaron de ponerles el cepo.

Amenazas de cierre

Pese al precinto, la música se continuaba escuchando en las terrazas porque la mayoría de los establecimientos dejaba las puertas abiertas. El pasado junio, se les amenazó con precintarles también el local. En un par de días instalaron dobles puertas para que no se oyera la música en el exterior.

Un directivo apunta que «la gracia» de estos locales «son las terrazas al lado del mar». Temen que la alcaldesa Colau ponga más trabas a sus negocios. Aún no ha presentado el plan «singular» que les anunció. No son los únicos empresarios del sector del ocio que se quejan de la gestión de la alcaldesa.

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