Policía y Guardia Civil pasan cuentas con los Mossos por el 1-O
Trapote y Gozalo denuncian la pasividad de la policía catalana el día del referéndum y describe la "virulencia" que encontraron en los colegios
Los mandos de la Policía Nacional y la Guardia Civil que encabezaron la operación de ambos cuerpos para tratar de impedir el 1-O, Sebastián Trapote y Ángel Gozalo, han ratificado casi punto por punto en el Tribunal Supremo la declaración del coordinador del dispositivo policial contra el referéndum, Diego Pérez de los Cobos, al asegurar que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado tuvieron que actuar una vez que la mañana de ese mismo domingo se constató la «inacción» de los Mossos d’Esquadra.
Trapote, ahora retirado, y que comparecía este jueves como testigo en el juicio del procés, explicó que desde los episodios del 20 de septiembre, la policía siempre tuvo claro que la jornada del referéndum sería «complicada», y que desde días antes de la votación declarada ilegal, ya albergaba dudas sobre lo que harían los Mossos.
Unas dudas que Gozalo dijo que en caso nacieron sobre todo a partir del 19 de septiembre, cuando tardaron 40 minutos en dar respuesta a una petición de intervención solicitada por la comitiva judicial encargada de efectuar un registro en la empresa Unipost relacionado con la investigación de los preparativos del referéndum. Tanto ese día como el siguiente, cuando el registro a la sede de Economía comportó una masiva concentración que dificultó la salida de la comitiva judicial, la respuesta de los Mossos no fue «ni adecuada ni oportuna», a juicio del entonces jefe de la Guardia Civil en Cataluña.
Las dudas las abonaban además tanto el rechazo explicitado por el conseller de Interior, Joaquim Forn, y el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, a la llegada de policías y guardias civiles y a la imposición de la figura de un coordinador entre los tres cuerpos, como el primer plan de actuación que presentó Trapero, y que el fiscal superior de Catlauña, José María Romero de Tejada, le advirtió que era insuficiente y que parecía más un dispositivo destinado a unas elecciones que a impedir el referéndum.
Plan «insuficiente, inadecuado e ineficaz»
Trapote y Gozalo dijeron no tener constancia de si después los Mossos presentaron algún otro plan, pero sí, como a De los Cobos, que el despliegue aplicado el misma día 1 se parecía mucho a lo descrito en aquel primer borrador operativo, con patrullas de dos o a lo sumo tres agentes acudiendo a cada centro de votación.
A Trapote le informaron de esa circunstancia los agentes que tenía desplegados en el entorno de los colegios a primera hora de la mañana. Se la comunicó a De los Cobos y, tras la apertura de los centros de votación y la constatación de que el dispositivo de la policía catalana «era insuficiente, inadecuado e ineficaz», el coordinador activó el plan B, según el cual Guardia Civil y Policía Nacional pasaban de ejercer una función de apoyo a los Mossos a sustituirlos y asumir las intervenciones.
La resistencia «virulenta» y el uso de la fuerza
Ambos mandos se defendieron de los reproches de las defensas por las duras cargas que caracterizaron la actuación policial hasta el mediodía y consideraron que sus agentes aplicacon el uso de la fuerza «de una manera congruente, racional y proporcionada», en palabras de Trapote al encontrarse con una resistencia organizada y «de alta virulencia».
En este punto, Trapote subrayó la presencia de individuos que con actitud agresiva y violenta intentaban «por todos los medios» impedir el acceso de las fuerzas policiales a los centros de votación y, en algunos casos, la salida, lo que obligó a los agentes a abrirse paso «aplicando la mínima fuerza imprescindible».
Trapote cifró en 65 el número de policías nacionales lesionados en los 50 centros en los que intervinieron, ninguno de los cuales tuvo que ser hospitalizado. Gozalo habló de 55 guardias civiles heridos, 5 de los cuales causaron baja.