Los jóvenes de la CUP prometen otro verano de boicot al turismo
Arran, la organización juvenil de la CUP, anuncia que retoma su guerra contra el turismo por segundo verano consecutivo
Un verano más, otra guerra abierta. Arran, la organización juvenil de la CUP que protagonizó una serie de ataques contra el turismo en Barcelona a mediados de 2017, anuncia la segunda temporada de la cruzada contra el modelo que trae a millones de viajeros por año a Cataluña.
A finales de julio pasado, la organización agredió un bus turístico en las cercanías del Camp Nou. El ataque, reivindicado luego en un vídeo de Arran, consistió en pinchar los neumáticos del bus y pintar un grafiti sobre el parabrisas: «El turismo mata los barrios».
Otra acción se llevó a cabo el primero de agosto, en el punto más intenso del verano barcelonés. Arran pinchó las ruedas de un grupo de bicis turísticas en el barrio del Poble Nou para expresar su hastío por «la ocupación del espacio público por parte de empresas turísticas».
Arran: «No es turismofobia, es lucha de clases»
Ahora, en un comunicado difundido para anunciar que la llegada del verano 2018 no se eximirá de sus ataques, la organización vinculada a la CUP defiende que lo suyo «no es turismofobia», sino «lucha de clases»
Arran explica que defenderá a los «Països Catalans» (concepto territorial en el que incluyen a Cataluña, la Comunidad Valenciana y las islas Baleares) de un modelo turístico que califica de «insostenible a nivel humano y para el territorio».
Los anticapitalistas piden que se paralice la entrega de las licencias para los nuevos hoteles y que se expropie a las principales empresas turísticas, y advierten de que en las próximas semanas pueden volver a protagonizar acciones como las del año pasado.
Arran recientemente ha atacado la casa del juez Llarena y un acto de Societat Civil
Cuando su lucha no es contra el modelo turístico, la agrupación también realiza acciones para apoyar al movimiento independentista catalán.
Su «currículum» reciente incluye los ataques en contra de la casa del juez Pablo Llarena, el boicot a un acto de Societat Civil en la UB, y los martillazos a los cristales de tres juzgados de la ciudad condal, por mencionar algunas.