La cartilla Covid-19 de Madrid no tiene respaldo científico
Muchos gobiernos en todo el mundo han intentado crear certificados de inmunidad del coronavirus, pero abundan las incógnitas sobre los anticuerpos
La Comunidad de Madrid ha anunciado este martes que pondrá en marcha de forma experimental una cartilla Covid-19 para quienes hayan pasado la enfermedad y tengan anticuerpos, o incluso para aquellos que se hayan realizado una prueba PCR que haya dado un resultado negativo. De lograrlo, la capital española sería el primer lugar del mundo en el que existan certificados de inmunidad del coronavirus, puesto que los gobiernos que lo han intentado aún no han dado el paso.
El plan del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso es que los ciudadanos que tengan la cartilla Covid-19 puedan hacer «vida normal»; es decir, ir a gimnasios, al trabajo, a bares, a museos, a cines y, en caso de un segundo confinamiento, que no tengan que quedarse en casa porque, en principio, ya han pasado la enfermedad. Es una idea discutida desde Alemania hasta Estados Unidos, pasando por China y América Latina, pero que no ha tenido recorrido por las dudas que siguen existiendo sobre la inmunidad y el propio virus.
Por poner un ejemplo reciente y cercano, el brote de coronavirus que se detectó la semana anterior en el equipo del Fuenlabrada FC ha puesto sobre la mesa cuestionamientos sobre los anticuerpos. El equipo de fútbol anunció el pasado 25 de julio que entre la docena de casos que se detectaron ese día había dos personas con anticuerpos; es decir, que habían pasado la enfermedad y que, no obstante, volvieron a dar positivo en el último test. Así las cosas, siguen siendo más incógnitas que certezas las que rodean el asunto.
Sin evidencia
El Centro Nacional de Epidemiología estima que solo un 10% de los infectados podría generar anticuerpos, aunque todavía no hay estudios que lo comprueben. El estudio de seroprevalencia que realizó el Ministerio de Sanidad arrojó una inmunidad de poco más del 5% entre la población española, por debajo de lo que se esperaba en principio. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha transmitido sus dudas respecto de las pruebas de anticuerpos y, desde luego, de los certificados de inmunidad como el que ha anunciado Madrid.
Y es que, casi siete meses después de que el mundo entero supo acerca del coronavirus, todavía es imposible asegurar que los portadores de anticuerpos son inmunes a la enfermedad, como ilustra el caso del Fuenlabrada. Ya lo decía la OMS a finales de abril, cuando distintos gobiernos pujaban por la iniciativa: «Actualmente no hay evidencia de que las personas que se han recuperado de la Covid-19 y que tienen anticuerpos estén protegidas ante una segunda infección». El organismo internacional no ha cambiado su posición sobre este asunto.
Además, alertaba la OMS de que «las personas que asumen que son inmunes a una segunda infección porque han recibido una prueba positiva [de coronavirus] podrían ignorar las recomendaciones sanitarias», por lo que «el uso de este tipo de certificados podría en realidad incrementar los riesgos de transmisión continuada». Otra preocupación entre los profesionales sanitarios es que muchas personas podrían buscar formas de contagiarse (de un virus que puede ser mortal) para conseguir la cartilla Covid-19 y retomar la cotidianeidad pre-pandemia.
Discriminación
Todo ello, sin contar siquiera los posibles problemas de privacidad que podría significar la implementación de estos certificados y las situaciones de discriminación que podrían generar tanto en el entorno laboral como social. Ayuso ha defendido que la cartilla «no es ningún tipo de discriminación» y que «tiene lógica que pongamos nombre y apellidos a quiénes están protegidos y quiénes no», ignorando totalmente la realidad de que esta es una información aún poco fiable y, por tanto, casi imposible de confirmar.
Más allá de la inmunidad y los anticuerpos, la Comunidad de Madrid ha anunciado que quiere entregar las cartillas Covid-19 incluso a los ciudadanos que se hayan hecho una prueba PCR que haya dado negativa, sin tomar en cuenta que el resultado de un test no supone que las personas no puedan contagiarse después de someterse al mismo o incluso en el lapso que tardan en llegar los resultados. Expertos han manifestado en redes sociales que es un «disparate» y se han mostrado sorprendidos de que Ayuso abra este debate cuando otros países más bien lo han cerrado.
Ayuso no es la primera en poner en valor la iniciativa en España. A inicios de abril, la Consejería de Salud de Castilla y León también propuso poner en marcha un pasaporte de inmunidad, una idea criticada en su momento por el sindicato de enfermería Satse y la Alianza de la Sanidad Privada Española, entre otros. También propuso algo similar el ‘gurú’ de la pandemia en Cataluña, Oriol Mitjà, poco antes de que la OMS lanzara su comunicado advirtiendo de que era una mala idea y prometiendo actualizar su posición en este sentido solo en base a la ciencia. Su parecer sigue siendo el mismo.