Junqueras tiene la llave para evitar la humillación de Mas con los presupuestos
Sólo si los republicanos votan con CiU en contra de las enmiendas a la totalidad del resto de grupos el Govern podrá seguir el trámite de las cuentas de 2015
El President Artur Mas logró, tras la pseudoconsulta del 9N, un liderazgo político que dejó desnortado al líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras. Tras su conferencia, en la que Mas reclamó una lista unitaria para forzar a los republicanos, como condición para convocar elecciones con carácter plebiscitario, Mas remachó esa posición, marcando la agenda política catalana. ¿Pero quién realmente tiene la llave de la actual situación?
Junqueras, criticado por algunos gurús mediáticos de su propio entorno, por resistirse a esa lista única, tiene en sus manos dejar a Mas en la estacada. Nunca en el Parlament los distintos grupos han devuelto los presupuestos a un Govern. Pero eso se podría producir el próximo miércoles en el pleno sobre el debate de las enmiendas a la totalidad.
A CiU no le sirve la abstención de ERC
Todos los grupos, salvo Esquerra, que desea presentar una enmienda propia, presentarán enmiendas a la totalidad. El PSC ya lo ha hecho, y el portavoz parlamentario, Maurici Lucena, ha asegurado que, «salvo un giro copernicano», los socialistas votarán en contra de los presupuestos. El PP también presentará la enmienda a la totalidad.
Con el actual equilibrio de fuerzas, la abstención de ERC no sería suficiente. CiU necesitaría la abstención de otro grupo, o el PSC o el PP, una situación ahora imposible. CiU cuenta con 50 diputados. Teniendo en cuenta una posible abstención de ERC, que tiene 21 escaños, el resto de grupos suman 64 diputados.
Las enmiendas a la totalidad, por tanto, que, previsiblemente, se votaran de forma conjunta, saldrían adelante.
Las tres opciones de Mas
Si ERC vota en contra de esas enmiendas, junto con CiU, entonces se rechazarían con 71 votos por los 64 del resto de fuerzas políticas.
Mas se entrevistó con Junqueras este miércoles, y la tramitación de los presupuestos fue una de las cuestiones centrales. El President, al margen de si convocar o no elecciones, quiere contar con unas nuevas cuentas para 2015.
Si el Parlament no le permite ni tan sólo iniciar el trámite parlamentario, y eso depende ahora de Esquerra, a Mas sólo le quedarían tres salidas: o elaborar unos presupuestos nuevos, o los prorroga o disuelve el Parlament y convocar ya elecciones.
Esquerra repite la historia de hace un año con el 9N
En cualquier caso, se trataría de una humillación. Un President aislado, que no tiene ni la posibilidad de negociar unas cuentas públicas, no tendría una gran legitimidad para liderar un proceso soberanista con la convocatoria de unas elecciones anticipadas de carácter plebiscitario centradas en la independencia.
Esquerra tiene la llave, de nuevo. Como ocurrió el pasado año, cuando condicionó la aprobación de los presupuestos a que Mas acordara la fecha y la pregunta de la consulta soberanista –el 9N– ahora lo condiciona a que el President acceda a la elaboración de distintas listas electorales por la independencia, renunciando a su lista unitaria «de país».