Junqueras se pone flamenco en Sitges: con independencia o no, quiere gobernar
Asegura ante los empresarios que las "no decisiones" también penalizan a Cataluña, como el retraso en el corredor mediterráneo
Jocoso, con humor. Un catalán, Oriol Junqueras, en diálogo con un gallego, Antón Costas, que lo que valora más, en otras cosas, es el talante y la buena conversación, con juicio, y con contraste de pareceres.
Es lo que han vivido los empresarios este sábado en Sitges, en las jornadas económicas del Círculo de Economía. Hasta tal punto Junqueras quiso dejar las aristas afiladas de su discurso, que Costas acabó claudicando, sin corbata, y hablando en catalán, nada usual en él. «Le compro el discurso, el conservadurismo y el moderantismo de Esquerra», le dijo y añadió que había sido muy «agradable». Tremendo.
Pero es Junqueras, en su primera vez intervención en Sitges dejó claras las cosas. Con calma, con datos sobre la evolución demográfica en Europa, ejerciendo de analista, el líder de Esquerra consideró que pase lo que pase el 27 de septiembre, dando por hecho que habrá elecciones, Esquerra respetará los resultados «como no podría ser de otra manera», interesada, más allá de si las fuerzas políticas soberanistas tienen o no mayoría absoluta, en gobernar Cataluña.
La ERC de Junqueras, ¿la CiU de hace años?
Es decir, Junqueras, con todas las salvedades, comunicó al Círculo de Economía que ejercerá de CiU. O, dicho de otra manera, que desea gestionar y acceder al Govern, que quiere responsabilizarse del día a día, sin perder su horizonte político de la independencia, como él mismo hace en el Ayuntamiento de Sant Vicens dels Horts, de cuyo ayuntamiento es alcalde, elegido con un mejor resultado el pasado domingo que en las elecciones de 2011.
Junqueras reiteró que en su municipio ha bajado el IBI, la tasa de basuras, y ha destinado más recursos a servicios sociales, eliminando, además, una cuarta parte de la deuda. Junqueras quiere gobernar, y lo ha constatado en Sitges. Otra cosa es si puede o no iniciar un proceso de independencia, que dejará para más tarde, si los resultados no le acompañan.
El coste de las no decisiones
El líder de Esquerra quería agradar al foro empresarial, pero sin renunciar a sus principios. Para Junqueras el problema de Cataluña es que no se tiene en cuenta el coste de las «no decisiones, y que, en un mundo global, las empresas catalanas, y el conjunto de la sociedad, se pueden ver perjudicadas por cuestiones como el retraso en la construcción del corredor mediterráneo.
Costas no daba crédito. El catalán y el gallego se entendían, llegaban a un punto de encuentro, porque el presidente del Círculo le insistió en el respeto también de la posición de los no independentistas. Pero aquí Junqueras jugó con ventaja.
Igual que un conservador, como Cameron
Para el líder de ERC todo pasa por el respeto a la democracia. Esa es la posición del bloque soberanista en los dos últimos años. Y lo comparó con la decisión del premier británico, David Cameron, de convocar un referéndum en Escocia.
«Cameron es un conservador, pues nosotros somos igual de conservadores, y creo que ustedes también, y lo que queremos es tomar una decisión igual de conservadora», aseguró, jugando, de nuevo a esa idea de que el problema en Cataluña se reduce al respeto de la democracia, obviando la legalidad o no de plantear el derecho de autodeterminación de Cataluña.
De hecho, ese el problema que nadie ha querido abordar ni en Cataluña ni en el resto de España: la idea de que si Cataluña se considera nación, es un sujeto político y jurídico que puede plantear su futuro. Y esa condición se niega, al margen de la legalidad y de la Constitución, por parte del Gobierno español, pero también por una buena parte de la sociedad catalana.
¿Quién genera incertidumbre?
Junqueras tiene empatía con los auditorios. Y cuando quiso se puso serio, para asegurar que la incertidumbre no la crea Esquerra Republicana, con su proyecto independentista, porque «se sabe perfectamente lo que queremos, y que primero somos demócratas». Para el líder republicano la incertidumbre la crea el Gobierno español, «que tiene abiertos 400 expedientes por incumplimiento de competencia por parte de la Unión Europea, y que ha cambiado, entre otras, las reglas del juego en medio del partido en el sector energético».
El líder republicano insistió en que el problema es también la corrupción. «Hay partidos con centenares de imputados, con numerosos casos de corrupción, y eso sí hace mucho daño a los ciudadanos», señaló, en una alusión al PP, pero también a CiU, lo que suele irritar a los dirigentes de la federación nacionalista.
Los empresarios guardaron silencio. El foro, sin embargo, no fue el más numeroso en las jornadas de este año, con pocas figuras empresariales en las primeras filas.
Esperando a Rajoy
Junqueras quiso jugar con ellos, actuando de «moderado», y comparando sus propuestas, que justificaron la necesidad de que Cataluña tenga más poder, como un estado independiente, «y con el Estado español como el mejor vecino», con las de Mariano Rajoy. «Seguro que un rato verán que tenemos razón», les espetó, aludiendo a la intervención del presidente del Gobierno, que cerrará en las próximas horas las jornadas económicas de Sitges.
«Le compro su moderantismo», concluyó el gallego Costas, que deberá transmitirle sus impresiones al propio Rajoy, otro gallego.