ICV rechaza ser la ‘marioneta’ de ERC en la consulta soberanista

Los ecosocialistas sólo defenderán una pregunta “inclusiva” que no les perjudique electoralmente

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El bucle. Siempre el bucle. Y, en la historia reciente de Catalunya, un protagonista: Esquerra Republicana, capaz de lo mejor y de lo peor, de la épica y del caos en la historia del catalanismo. A pocas semanas de acabar el año, los partidos catalanes favorables al derecho a decidir son incapaces de pactar una pregunta y una fecha. No lo ha sido el President Artur Mas, quien este martes desde la India, quitaba hierro al asunto. También lo hizo el conseller de Presidència, Francesc Homs, “convencido” de que habrá pregunta y fecha, a lo largo de 2014, para la consulta sobre la independencia de Catalunya.

Pero hay dos piezas trascendentales en el tablero. Una es, efectivamente, Esquerra Republicana, que quiere forzar al máximo, que ha desgastado a CiU hasta extremos nunca conocidos –Oriol Junqueras ganaría hoy las elecciones autonómicas– y que no ha querido pactar una fórmula parlamentaria en el Parlament para trasladar el derecho a decidir al Congreso. La paradoja es total.

Existe un acuerdo total entre CiU, ERC, ICV y la CUP en pedir al Gobierno central que pueda transferir el derecho a decidir a través del artículo 150.2 de la Constitución, pero no se sabe cómo hacerlo: ¿una resolución, una proposición de ley en el Parlament? Tiene su importancia. En el primer caso, serían los diputados catalanes en el Congreso los que podrían, con carácter de urgencia, forzar una votación rápida. En el segundo caso, sería la Mesa del Congreso la que decidiera cuando lo aborda, y podrían pasar meses. Esquerra no quiere que la cuestión se duerma en el Congreso, con una mayoría absoluta del PP. Pero es la salida legal, porque reflejaría una decisión de todo el Parlament.

El electorado de ICV

La otra pieza esencial en estos momentos es Iniciativa-Verds-EUiA, liderada por Joan Herrera y Dolors Camats. Hay un cierto consenso entre los especialistas en el modélico relevo que se hizo en la dirección de ICV. Es una generación joven, que conoce a la perfección los logros del antiguo PSUC, pero que han llevado a la formación ecosocialista hacia nuevos territorios, hacia un electorado que se mantiene fiel, pero que no crece como podría en estos momentos de grave crisis económica y con el PSC en horas bajas.

Sin embargo, tanto Herrera como Camats saben que su electorado no tiene nada clara la independencia de Catalunya. Y, aunque han defendido el derecho a decidir, sin tantos problemas como el PSC, ahora llega la hora de la verdad. “Sin una pregunta inclusiva, no se podrá contar con ICV”, aseguran fuentes de la dirección, que atribuyen el problema a ERC y a CiU, al considerar que son socios parlamentarios, y que tienen entre manos nada menos que los presupuestos de 2014. ICV quiere conservar plazas como El Prat, Montornés, Sant Feliu de Llobregat, o la Llagosta. No pueden ni quieren renunciar a lo que ha sido el PSUC, vital para la convivencia y el desarrollo social en Catalunya.

Pregunta binaria y con la «independencia»

Por tanto, ICV-EUiA no quiere caer en las tretas de Esquerra. Los republicanos quieren una pregunta binaria, y con la palabra “independencia” sobre la mesa, sin subterfugios. Para ICV eso no es posible. Hay convicciones políticas, existe una idea sobre el federalismo en España, sobre el autogobierno, sobre el estado propio, como lo pueda tener Baviera en Alemania.

Eso lo entiende su electorado, el más ilustrado, muy presente en las filas de ICV, y el del área metropolitana de Barcelona, que la dirección ecosocialista no quiere perder. Uno de sus referentes, aunque esté en una segunda línea, sigue siendo Carlos Jiménez Villarejo. El ex fiscal Anticorrupción ha criticado con mucha dureza, en diferentes artículos en medios de comunicación, el proyecto soberanista de CiU y ERC.

La posición del PSC, vital

La decisión del PSC, votada en un consejo nacional, de alejarse del derecho a decidir si, previamente, no se pacta políticamente con el Gobierno central, también ha sido importante para ICV. Aunque la formación ecosocialista ha llevado bien el proceso, ahora se encuentra sola de la mano de Oriol Junqueras y Artur Mar. Y la dirección se pregunta ahora con fuerza si el electorado, si ese target fiel, entenderá la aventura.

Por tanto, el partido es muy probable que no se inicie. El secretario general de Convergència, Josep Rull, que sigue en funciones, se ha referido en estos últimos días a ese símil. Rull quiere jugar el partido de la independencia, quiere oír el pitido inicial. Pero sin pregunta ni fecha, el partido puede acabarse antes de empezar.

Es el bucle de la política catalana, que tuvo su momento álgido en la elaboración del Estatut. Fuera del Parlament, la Assemblea Nacional Catalana, que preside Carme Forcadell, pide más energía, más premura. Pero sigue fuera, hasta el momento, como ha recordado un, algo más tranquilo en los últimos días, Josep Antoni Duran Lleida.

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