Francisco Correa irrumpe en la investidura de Rajoy
La amenaza del cabecilla de la trama Gürtel de tirar de la manta rebaja las exigencias del PP ante una eventual abstención del PSOE. De producirse, esta confesión eliminaría la hipotética ventaja de los populares en unos terceros comicios
Acabamos de saber que Francisco Correa, cabecilla de la trama Gürtel, ha intentado iniciar una negociación con alguno de los abogados de la acusación particular y, probablemente, con el fiscal del caso. Sobre él pende una amenaza de 125 años de cárcel, por un conjunto de delitos de corrupción.
Hace unos meses, sus abogados se pusieron en contacto con el letrado José Mariano Benítez de Lugo, abogado de una de las acusaciones particulares, para sondear su posición en el caso de que intentara un pacto con la fiscalía. La respuesta del letrado, según él mismo ha señalado, fue de que si la fiscalía iniciaba ese camino ellos estarían en disposición de estudiarlo.
Fuentes cercanas al acusado han indicado que estaría dispuesto a colaborar —cantar, en el argot carcelario– a cambio de algunos beneficios en la acusación del fiscal.
La petición del PP
Hay muchos ejemplos cinematográficos de colaboración con la fiscalía de capos de mafia que sirvieron para desmantelar organizaciones criminales. El delator, en Uno de los nuestros, la genial película de Martin Scorsese, es una pieza clave para llevar a toda la organización mafiosa a la cárcel.
El letrado Jesús Santos, ex fiscal en la Audiencia Nacional, y defensor del Partido Popular (PP) en el caso Gürtel, se ha despachado ante el tribunal con un alegato para pedir la anulación del procedimiento, lo que sitúa al representante legal del PP en la misma posición que todos los acusados.
El abogado Jesús Santos habló de causa propia de un «régimen totalitario» y empleó duras palabras sobre lo que considera un atropello a los acusados, entre ellos el propio Partido Popular. Mientras, dirigentes populares llevan meses declarándose encantados por el inicio del juicio de la Gürtel y deseosos de conocer la sentencia rápidamente «para que paguen por su culpa los responsables», el representante del PP en la causa pide que el juicio no se celebre.
«Un juicio rápido»
De un día para otro, este letrado ha dejado en evidencia los supuestos «deseos de un juicio rápido» del partido conservador para establecer los responsables de la trama Gürtell al pedir la anulación de las actuaciones y el cierre del caso. Una estrategia algo inquietante para ser la del partido que gobierna España.
¿Qué ha ocurrido para este cambio de posición? ¿Ha cundido el pánico en el PP ante la posibilidad de que Francisco Correa, al estilo de los testigos protegidos de las películas de la mafia, diga todo lo que sabe sobre los pasos de Luis Bárcenas, las implicaciones de los responsables del partido y la financiación irregular del PP?
El apoyo a la investidura
El mismo día, Mariano Rajoy ha realizado unas declaraciones contradictorias con el portavoz parlamentario Rafael Hernando, que había elevado el listón de las reclamaciones al PSOE para permitirle la abstención. Estas declaraciones han sido interpretadas como una iniciativa para poner tan difícil la posición de abstención del PSOE, exigiéndole de hecho un apoyo a la gobernabilidad del PP, para asegurarse de que se celebrarían elecciones en diciembre.
El mismo día que Correa amenaza con hablar, Mariano Rajoy se conforma solo con la abstención del PSOE para que no haya terceras elecciones.
¿Terceras elecciones?
El presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, también ha enseñado los dientes. El PSOE está dispuesto a estudiar la abstención pero nada más que la abstención, sin apoyos añadidos a la gobernabilidad. Si se lo pone difícil el PP, prefiere, aunque sea una opción más arriesgada, acudir a unas nuevas elecciones a pesar de la situación en que se encuentra el partido.
Las amenazas de tirar de la manta de Francisco Correa podrían poner en peligro la euforia del PP de arrasar en nuevas elecciones. Nuevas revelaciones sobre la implicación de dirigentes populares podrían ser un jarro de agua fría en las expectativas electorales del PP. Todo tiene un límite.
Como ha ocurrido hasta ahora, nadie quiere ser señalado o, para ser más preciso, quien sea marcado como responsable de nuevos comicios tendría un castigo añadido de los electores, que era el riesgo que corría el PP exigiendo demasiado al PSOE para la abstención. Si además, hubiera nuevas revelaciones sobre la Gürtel, la posición favorable que todos suponen para el PP en nuevas elecciones podría convertirse en una pesadilla en la calle Génova.
La posición del PSOE
En el PSOE se ha abierto el verdadero debate. De la consigna de «no es no» se ha pasado a la pregunta de si es preferible un gobierno del PP sometido al férreo control del PSOE o un gobierno de los conservadores que se podría acercar a la mayoría absoluta.
El debate se dilucidará en una votación del Comité Federal, pero por lo menos ya no se trata de un debate entre quienes apoyan a Rajoy y quienes le niegan el pan y la sal. El asunto se ha vuelto mucho más complejo y ahora, todavía más, con la irrupción de Francisco Correa en el proceso de investidura. Un proceso que se debe resolver en el plazo de dos semanas.