Este es Quim Torra: el futuro presidente de la Generalitat
Quim Torra —el controvertido director del Born del tricentenario de 1714— es abogado, escritor y editor, además de un ferviente militante independentista
Quim Torra i Pla (Blanes, 1962) es un independentista pata negra. No es un político de carrera. Antes de empezar a acumular cargos en entidades soberanistas y en administraciones controladas por CiU y Junts pel Sí, se pasó 18 de sus 55 años trabajando en la empresa de seguros Winterthur. Primero como abogado, luego como directivo y los últimos dos años en “un equipo internacional” con sede en Suiza. Tras su salida de la compañía, se recicló primero como escritor y editor, y después, a medida que el procés empezó a hacerse ubicuo, como furibundo activista por la independencia.
Una semana antes del referéndum del 1-O, el hombre escogido por Carles Puigdemont para ser el próximo presidente de la Generalitat escribía un artículo en Nació Digital que resume la visión que tiene de la unidad de destino de «la patria catalana»:
“Hace 300 años que esperamos este día. Una larga y extraña revolución, la nuestra, que arranca de la ‘Zona Cero’, Barcelona, el Born, a mediodía del día 11 de septiembre de 1714 y que necesitó renacer con la Renaixença y modernizarse con el Modernismo y ordenarse con el Noucentisme y vivir un 14 de abril con un aire dulce y puro de primavera y sufrir la guerra del desastre nacional y resistir una de las peores dictaduras etnocidas que han existido, el fascismo franquista, y aún tener que esperar, paciente, una larga travesía dentro de la jaula de la constitución española”.
Quim Torra ha sido abogado, escritor y editor
Fundador en 2008 de la editorial A Contra Vent, Quim Torra se especializó en la recuperación de clásicos del periodismo catalán del siglo XX, a la cabeza Eugeni Xammar, al que dedicó la biografía “Periodisme? Permetin!”. Y en 2009 ganó el premio Carles Rahola de ensayo por “Viaje involuntari a la Catalunya imposible”.
Tuits esencialistas
Por eso, por ese perfil de hombre cultivado, y dialogante según dicen los que lo conocen bien desde hace tiempo, inquietan aún más las perlas de tufo inequívocamente xenófobo que Torra, tuitero irredento, ha dedicado en las redes sociales a “los españoles”, así, en general, regurgitadas ahora por los medios y las redes a modo de advertencia sobre el talante del futuro president.
El candidato es un prolífico articulista de prensa, pero si en los medios ya exhibe una retórica abonada a menudo a la soflama patriótica, es en las redes donde, desbocado, ha vertido algunas de sus opiniones más claramente esencialistas. “Los catalanes votamos y los españoles vienen a vigilarnos. ¡Fuera de aquí de una vez!”, tuiteaba el 25 de noviembre de 2012, coincidiendo con las elecciones al Parlament.
Ese año, el ya entonces director del Born Centre Cultural, epicentro de los fastos de la conmemoración del tricentenario de la caída de Barcelona en 1714, regaló unas cuantas perlas más. “Los españoles solo saben expoliar”, “el fascismo de los españoles que viven en Cataluña es infinitamente patético, repulsivo y burdo” o “franceses y españoles comparten la misma concepción aniquiladora de las naciones que malviven en sus estados”. Llevan años borradas, pero el rastro digital no desaparece así como así.
2011, el año de la conversión
En 2011 es el año clave en la conversión de Torra en ferviente activista independentista, al ser escogido miembro permanente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), nombrado presidente de Sobirania i Justícia -otra entidad independentista- y elevar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos una demanda contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut que acabaría siendo desestimada.
Ese mismo año fue también el de su entrada en la cosa pública, a la que accedió de la mano del alcalde convergente de Barcelona Xavier Trias, que lo nombró primero gerente de la empresa municipal Foment de Ciutat Vella, después le asignó el plan de asentamientos urbanos –desplegado para dar respuesta a la crisis barraquista del barrio del Poble Nou- y finalmente, le otorgó la dirección del centro del Born.
Torra convirtió el Born en un templo consagrado a difundir una versión épica y mitificada del asedio y la caída de la ciudad en 1714
Torra lo convirtió precisamente en lo que quería evitar su antecesor, el historiador Albert García Espuche, en un templo consagrado a difundir la versión épica y mitificada según el gusto independentista de la guerra de sucesión y el asedio y la caída de la ciudad en 1714, el año desde el cual los catalanes, según Torra, “vivimos ocupados por los españoles”, según reza otro de su grandes éxitos en Twitter.
Este y muchos otros mensajes en la red social, Torra los eliminó al asumir de forma interina la presidencia de Òmnium Cultural en julio de 2015, en sustitución de Muriel Casals. Fue poco antes de ser destituido como director del Born por la nueva alcaldesa, Ada Colau. El interinaje en Òmnium acabó con la elección de Jordi Cuixart como nuevo presidente de la entidad, en noviembre.
Vinculado a Reagrupament
En marzo de 2016, la Generalitat, ya presidida por Puigdemont, lo nombró director del Centre d’Estudis de Temes Contemporanis, cargo que mantuvo hasta la aplicación del artículo 155. Y a las pocas semanas de su nombramiento, le disputó a Jordi Sànchez la presidencia de la ANC, alineado junto a Liz Castro y el excupaire Antonio Baños en el sector crítico de la entidad.
Torra, que sigue siendo el director de la Revista de Catalunya, cargo que asumió en 2015, había estado vinculado al sector soberanista de Unió y a Reagrupament -la escisión de Esquerra liderada por Joan Carretero-, y es un hombre bien visto por la CUP. Entró en la lista de Junts per Catalunya como una apuesta personal de Puigdemont. Pero su nombre no empezó a sonar como presidenciable hasta hace apenas unos días. Él era el tapado.