El PSOE obliga al PSC a cerrar el debate sobre el referéndum a la canadiense
La propuesta de Iceta se enmarca en el periodo congresual del partido, con críticas de dirigentes que en 2012 habían defendido el derecho a decidir
Un factor más, y no menor a las puertas de un comité federal trascendente, con la investidura de Mariano Rajoy en el aire. La dirección del PSOE, que considera que ha apostado con claridad por una reforma en clave federal de la Constitución, ha obligado al PSC a cerrar el debate sobre el referéndum a la canadiense.
Al margen de lo típico en estas situaciones, «no es el momento adecuado» –de hecho nunca es el momento de nada– dirigentes del PSOE no entienden que se busque un plan alternativo si fracasa la apuesta federal antes de hora.
El PSC vuelve a una situación que se consideraba ya superada. Pero su primer secretario, Miquel Iceta, insiste en que el debate sobre qué hacer para hacer frente al proyecto soberanista no se puede ocultar. Afirma, y en eso le acompaña la dirección del partido y los dirigentes más críticos con su gestión, que no se puede cerrar los ojos y pensar que no existe entre un 35% y un 40% de independentistas en Cataluña.
Sin embargo, la opción de incluir en la ponencia marco del congreso que se celebará en noviembre una consulta legal y acordada, en el caso de que la reforma constitucional se rechazara en Cataluña, aparcada finalmente en el consejo nacional de este pasado sábado, ha causado un enorme revuelo.
Debate interno
La gran paradoja, y eso explica muchas cosas de cara a ese congreso del PSC, es que los contrarios a ese redactado, en el que se anuncia un plan B si se fracasa en el plan A de la reforma constitucional, son los mismos que en 2012 apostaron por el derecho a decidir.
Entonces, con Pere Navarro como primer secretario, se incluyó en el programa electoral en las elecciones anticipadas de noviembre de 2012 el derecho a decidir «por la presión, que llevó a esa decisión, de la federación del Baix Llobregat», la misma que dirige Antoni Poveda, según recuerda un dirigente socialista. Y el mismo Poveda, este pasado sábado, el responsable de la federación con más peso en el PSC, fue el más crítico con Iceta, rechazando la llamada vía canadiense, aunque se presentara como último recurso.
Poveda y Balmón, cambio de posición
Fueron Poveda y el alcalde de Cornellà, Antoni Balmón, los que apostaron por aquel derecho decidir, una decisión que ha sido recordada una y otra vez por Pablo Iglesias en las dos últimas campañas electorales de las generales para defender la posición de Podemos a favor de un referéndum. Iglesias ha sostenido que si el PSC defendió la consulta, Podemos no hace otra cosa que recuperarla.
Curiosamente, Núria Parlon, la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, que se ha distinguido en los útimos meses por defender ese referéndum acordado y pactado, cuando en el partido ya no se hablaba de ello, no abrió la boca en el consejo nacional del pasado sábado. Parlon podría optar a la primera secretaría del PSC en el congreso de noviembre, y, según diversos dirigentes, Iceta habría «tapado esa posible vía de agua», apostando por la vía canadiense.
El debate, por tanto, tiene un componente interno de cara a ese congreso. Pero el PSOE no quiere saber nada de ello. «Cuando llegue ese momento, ya se verá, pero no se puede anunciar antes de hora», se asegura.
Vía canadiense para no hacer consultas
La vía canadiense, en todo caso, es compleja. El Tribunal Supremo del Canadá dictó la llamada Ley de la Claridad tras el referéndum de secesión del Quebec en 1995. Los partidarios de la independencia perdieron por un estrecho margen, y ante esa situación el Supremo quiso curarse en salud ante posibles nuevos intentos. Y, efectivamente, clarificó al pedir «mayorías amplias» en futuras consultas. Con la Ley de la Claridad, de hecho, ha impedido nuevos referéndums.
Iceta lo sabe. Conoce la ley. Pero con su apuesta ha despertado luchas de poder, o ha tratado de que no se produzcan. Pero lo más importante para los intereses del conjunto de los socialistas españoles es que ha llevantado un nuevo problema, al mayúsculo que ya tiene: qué hacer con la investidura de Mariano Rajoy y cómo afrontar la renovación del liderarzgo y del programa político del PSOE de cara al congreso de septiembre u octubre, que puede pasar por la sustitución de Pedro Sánchez.
La primera respuesta a todo ello se producirá este sábado en el comité federal.