El PSC rechaza ser cómplice de la “ficción” del derecho a decidir
La votación a favor de la dirección y en contra del sector crítico en el consejo nacional traslada la presión a ICV y a CiU
Sí, este lunes es un día diferente para el PSC.
Después de la votación del domingo, en el consejo nacional del partido, la dirección socialista se siente respaldada. El 83,5% de los consejeros votaron a favor de una resolución que es extensa y que deja claro que la situación entre Catalunya y el resto de España debe cambiar, pero rechaza que se pueda convocar una consulta soberanista sin haber alcanzado antes un acuerdo con el Gobierno central. Es decir, lo que se votó es que no se busque un camino condenado, antes de iniciarlo, a chocar contra un muro de unas enormes dimensiones.
El 13,27% de los consejeros votaron una resolución defendida por el sector crítico, que anima a sumarse a propuestas que se anticipen a ese acuerdo, que lo fuercen, en realidad, con el argumento de que el PSC debe mostrar de forma diáfana que quiere realmente ofrecer a la ciudadanía catalana un referéndum de autodeterminación.
¿Quién se irá al grupo mixto?
Ese sector crítico está formado por dos corrientes internas, Agrupació Socialista y Avancem. La primera la lidera el alcalde de Lleida y diputado en el Parlament, Àngel Ros. La segunda, el también diputado e histórico dirigente obiolista, Joan Ignasi Elena. Los dos aseguraron que, pese a la votación del consejo nacional, no tienen decidido el voto en las inminentes votaciones que se deberán producir en el Parlament sobre el derecho a decidir. La dirección ya lo tiene claro, y también que enviará al grupo mixto a quien no respete la disciplina de voto. ¿Se atreverán a abandonar el grupo socialista?
Todos avisados. Todos mayores de edad. Comienza el baile, de verdad, en la familia de los socialistas catalanes.
Atraer o no a los electores
Pere Navarro, pese a sus limitaciones en el liderazgo, en la forma de hacer, se ha atrevido a hacer algo poco común en el PSC: fijar lo que piensa el partido, las bases socialistas, sus órganos de gobierno. ¿Es lo mismo que defienden sus ahora escasos electores? Nadie en la dirección se atreve a vislumbrar si la decisión de este domingo será positiva para sus intereses electorales. Pero si se asegura que es “lo que se cree, lo que se defiende con convicción”. Eso ya es un paso, porque los electores castigan, en muchas ocasiones, las ambigüedades, las dudas, las ficciones.
Y la dirección del PSC, los herederos –aunque algunos se mantienen de aquella época—de los llamados ‘capitanes’, los dirigentes territoriales que alcanzaron el poder orgánico en el lejano congreso de Sitges, en 1994, se han sentido arrastrados en muchas ocasiones por apuestas en las que no creían.
Los nervios de ICV
Sin embargo, y tienen una gran parte de responsabilidad en ello, cuando tuvieron el poder, en los dos gobiernos tripartitos, dejaron como consellers a grandes prohombres y mujeres catalanistas que tomaron decisiones que no iban, a veces, en la línea del partido. Se les dejó hacer y se les apoyó. Pero ahora, en la oposición y en una situación precaria y complicada, la dirección quiere seguir un determinado rumbo, aún a riesgo de ser pequeños o de provocar una ruptura.
La resolución del domingo marca un punto y aparte. Y obliga a recolocarse a otras formaciones políticas. En concreto a ICV. Sus dirigentes, desde Joan Herrera, a Joan Coscubiela, diputado en el Congreso, han estado en las últimas 48 horas presionando al PSC para que no cambiara el rumbo y siguiera ligado al derecho a decidir. Son conscientes de que pueden tener el mismo problema en casa.
Y CiU también lo sabe. Convergència no tiene dirección, el partido sólo sigue al President Artur Mas, pero las dudas se generalizan. Lo mismo, pero más acusado, ocurre en Unió Democràtica, con Josep Antoni Duran Lleida totalmente desquiciado, buscando apoyos aquí y allá, y sin ver posibilidades de acuerdos.
No más errores
Esta es la situación. El PSC cometió grandes errores en el pasado más reciente –durante el proceso del Estatut quiso y no supo descolgarse cuando CiU estiraba y estiraba la cuerda con el propósito de que a ERC le temblaran las piernas– y no quiere volverlos a cometer. Se liga al PSOE, porque es también el único partido de ámbito estatal con capacidad real de provocar cambios en las relaciones entre Catalunya y el resto de España, a través de la reforma de la Constitución y se recoloca en la escena.
El clamor ha sido unánime. No ser cómplice de una “ficción” sobre el derecho a decidir, sabiendo que no se convocará ninguna consulta si, previamente, no se ha acordado con el Gobierno central. Lo dijo el propio President Mas.
Por ello, Navarro en público, en su intervención, y posteriormente otros dirigentes tras el consejo nacional, esgrimían un gesto de sorpresa. “El PSC no está haciendo nada extraordinario, pero lo que no hará es chocar contra las rocas”. No está mal. Es un paso.
Ahora la presión se dirige hacia ICV.