El poder de Puigdemont en Bruselas envenena la negociación entre JpC y ERC
Los negociadores identifican una larga lista de discrepancias para cerrar el acuerdo de gobierno
Carles Puigdemont se resiste a interpretar un papel simbólico de reina madre desde Bruselas y exige mantener un control real sobre el «proceso constituyente» que los soberanistas quieren impulsar esta legislatura. Esta exigencia de Puigdemont está envenenando el tramo final de las negociaciones entre Junts per Catalunya (JpC) y ERC, cuya previsión era cerrar un acuerdo esta misma semana para permitir que Puigdemont fuera honrado por los diputados independentistas con algún tipo de acto este lunes en la capital belga.
Los negociadores no descartan todavía que este acto pueda producirse el lunes, pero tienen poco tiempo para resolver sus discrepancias, que califican de «muy relevantes». La primera, y más importante, es el papel de Puigdemont y el tamaño de su premio de consolación por renunciar a ser investido como presidente de la Generalitat.
«JpC quiere llevar el proceso constituyente desde Bruselas y no tiene ningún sentido hacer un gran debate ciudadano sobre cómo debe ser la Cataluña del futuro a 2.500 kilómetros de distancia. Aquí tenemos que jugar todos: gobierno, parlamento, sociedad civil y la base social para hacerlo vivo, para saber lo piensa nuestra gente en Cataluña», resumen fuentes conocedoras de las conversaciones. El conjunto del bloque soberanista (JpC, ERC y CUP) no tiene inconveniente con que exista cierto protagonismo en Bruselas -incluso en Estremera-, pero hay enormes diferencias sobre si debe situarse el centro de gravedad del proceso constituyente en Bruselas.
Más allá de Puigdemont
Aunque el papel de Puigdemont es el principal escollo, la lista de desacuerdos es larga y afectan al conjunto del plan del gobierno. Incluyen, entre otros, los siguientes aspectos: aumentar (o no) la recaudación vía Impuesto sobre Patrimonio; concretar la reducción IRPF a las rentas medias y bajas; implantar las veguerías (para sustituir a las provincias); concretar temas de la ley de Territorio (suelos no urbanizables) que afectan a la evaluación medioambiental; y afrontar el pacto nacional de la educación.
JpC y ERC se han emplazado a mantener las negociaciones a lo largo de las próximas horas para poder sellar un acuerdo que, aseguran, se acabará produciendo «dentro de poco tiempo» pese a las discrepancias.