El Parlament se vuelve adicto a la crispación
Cs se enzarza en dos agrios choques con JpC y ERC, y el PSC se queja a Torrent de los ataques de Torra a Iceta en un pleno marcado por la agresividad verbal
La extrema polarización en la que está instalada la política catalana se está traduciendo en un aumento de la graduación de los reproches y los ataques verbales entre unos y otros en el Parlament. El pleno de esta semana, pese a los intentos del presidente de la cámara, Roger Torrent, por poner freno a la escalada, fue especialmente llamativo en ese sentido. El remate llegó este viernes, última etapa de una sesión que se prolongó tres días, con un agrio enfrentamiento entre el diputado de ERC Ruben Wagensberg y el portavoz de Cs, Carlos Carrizosa.
Wagensberg reprochó al grupo liderado por Inés Arrimadas que califique a menudo a los independentistas como «golpistas» o «supremacistas», término que el jueves, sin ir más lejos, la diputada de Cs Sonia Sierra utilizó para referirse, como ha hecho en otras ocasiones, a la consellera de Cultura, Laura Borràs, un asunto que también ha suscitado una queja por escrito a Torrent del portavoz de Junts per Catalunya (JpC), Albert Batet.
Bronca y avisos de Torrent
«Les pedimos que paren de usarlos», dijo Wagensberg en referencia a esos apelativos. Si no, añadió, la réplica «podria ser perfectamente hablar del grupo fascista de Ciudadanos». «Cada vez que hablemos de ustedes, podríamos hablar del fascista de Carrizosa o de la fascista de Arrimadas, sería exactamente lo mismo. De hecho, podríamos decir que vosotros estáis literalmente más cerca del fascismo en el momento en que os manifestáis al lado de Vox».
En ese momento, Torrent le llamó al orden y remarcó que no volvería a tolerar que se faltara a diputados en el hemiciclo. «Retiro las palabras, y agradezco que a partir de ahora sea estricto. A ver si realmente continuamos así», zanjó Wagensberg. Pero, en el camino de vuelta a su escaño, se enzarzó en una bronca con Carrizosa, que, según el republicano, le amenazó al pasar a su lado diciéndole: «vete para arriba, nos vemos fuera», por lo que Torrent tuvo que volver a intervenir y advertir a ambos de la posibilidad de ser expulsados del hemiciclo.
Descalificaciones y «deshumanizaciones»
El golpe en la mesa del presidente de la cámara no impidió un último encontronazo verbal de alta graduación, esta vez entre el diputado de JpC Josep Riera y la diputada de Cs Lorena Roldán. Riera leyó un tuit de Jordi Turull en el que el exconseller, preso en Estremera, afirmaba, en referencia a una intervención de Roldán, que su único privilegio en prisión había sido conocer a personas con «mucha más humanidad y altura moral que algunos miembros del Parlament», y remataba: «Rezo para no ser nunca como ellos».
L’únic privilegi que m’ofereix la presó, tant a Lledoners com a Estremera, és la de conèixer persones que tot i el seu empresonament tenen molta més humanitat i alçada moral que alguns membres del #Parlament amb qui he compartit tants moments. Prego per no ser mai com ells https://t.co/z9yCAHQv2K
— Jordi Turull i Negre (@jorditurull) 8 de noviembre de 2018
Roldán protestó por esa apelación a la supuesta falta de humanidad de la oposición no independentista, convertida en recurrente a lo largo del pleno en las intervenciones de miembros de JpC y ERC, lo que motivó otro escrito de protesta a Torrent, este de Cs. «Deshumanizar al adversario político es una técnica básica del nacionalismo», alegó Roldán en respuesta a Riera. «Yo he dado voz a un diputado de esta cámara que no puede venir porque está en prisión», replicó el diputado puigdemontista. «Si quiere disculpas, vaya a pedírselas a la cárcel».
Queja del PSC
El agrio pleno de tres días suscitó aún una última queja por escrito al presidente del Parlament, en la misma línea que la de Cs y firmada por la portavoz socialista, Eva Granados, que le agradece a Torrent su «actitud estricta» en el choque Carrizosa-Wagensberg y que reprocha al presidente de la Generalitat, Quim Torra, haber contribuido también a la escalada verbal recurriendo, precisamente, a esa misma técnica de tachar a los rivales políticos de falta de humanidad.
Es lo que hizo el president con el líder del PSC, Miquel Iceta, el miércoles, porque el pleno empezó como acabó, con abruptas subidas de tensión verbales: Torra, que había comparecido a petición propia para incidir en sus denuncias contra el sistema judicial y el gobierno de Sánchez, reprochó a Iceta haber perdido «una oportunidad para humanizarse» mostrando su empatía con los líderes independentistas en prisión, como los partidos soberanistas insisten en reclamar al resto de grupos. Y, como remate, acusó al jefe de filas socialista de ir «chorreando cinismo por la escala noble» del Parlament.