El nuevo relato del PP para pescar en los caladeros de PSOE y Cs

Casado se prepara para una repetición electoral vendiéndose como la alternativa que permitiría desbloquear la investidura

El presidente del PP, Pablo Casado , durante una reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. Foto: Efe

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Mucho se ha hablado este verano de eso que en política se ha dado en llamar “el relato”, es decir, de un argumentario a menudo concebido antes para desgastar al adversario que en aras de buscar soluciones. Mucho se ha hablado porque es al relato a lo que se han entregado PSOE y Unidos Podemos para echarse las culpas mutuamente de su incapacidad para llegar a un acuerdo de investidura. Aunque el caso es que eso no deja de ser un arma la mar de recurrente cada vez que no es posible un acuerdo, ese animalito que pasa por ser el objetivo último, presuntamente, de toda negociación política.

Ahora, en pleno agosto, con la activida política reducida a la mínima expresión,  los de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias enrocados, las negociaciones entre ambos y la investidura bloqueadas y, en consecuencia, la legislatura pendientede un hilo que se romperá definitivamente, precipitando nuevas elecciones, si el 23 de septiembre no hay un presidente, el PP intenta ganar protagonismo construyendo un nuevo relato propio.

Con Pablo Casado de vacaciones, fue su número dos, Teodoro García Egea, quien la semana pasada, al hilo de la reunión de Pedro Sánchez con el rey Felipe VI, esbozó la trama, y quien este martes insistió en ella aprovechando la investidura de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la comunidad de Madrid, un logro que el PP blande ahora como ejemplo de una capacidad de llegar a acuerdos de la que por ahora no pueden presumir los socialistas.

Casado y el «bloque constitucionalista» de PP, Cs y Vox

La tesis de los populares es que, a diferencia de lo que lleva meses pregonando el PSOE, sí existe una alternativa a Sánchez porque un candidato de lo que García Egea llama “el bloque constitucionalista”, y en el que incluye a PP, Cs, Vox, Navarra Suma o Coalición Canaria, sumaría más votos en una eventual investidura que los 124 que logró Sánchez en su intento de investidura del pasado mes de julio.

Ese candidato, claro está, sería Casado, líder del partido con más peso de entre los que integran ese bloque, y le bastaría con una abstención de los socialistas para ser investido. Una abstención como la que los socialistas han estado reclamando sin éxito a Cs y PP, es decir, por responsabilidad y para evitar que el gobierno quede al albur de los independentistas o que haya que volver a las urnas.

Claro que antes, sería necesario que fuera el Rey quien pusiera sobre la mesa la alternativa, tal y como le faculta el artículo 62 de la Constitución, que en ningún caso establece que deba ser el candidato más votado. La semana pasada, el monarca optó por dar más margen a Sánchez. Pero el PP insiste.

La narrativa que intentan desplegar los populares apunta en otras dos direcciones, además de a la Casa Real. Por un lado, al PSOE, al que devuelven la pelota de esa abstención por sentido de Estado que este les reclamaba, buscando así desactivar la idea, repetida hasta la saciedad por los socialistas tanto desde el partido como desde el gobierno, de que, sin un Sánchez presidente, no hay más alternativa que las urnas.

El PP busca recuperar el terreno perdido

Pero, por otro, el PP también señala a Cs y Vox, las otras dos grandes fuerzas con las que cuenta en ese  hipotético “bloque constitucionalista” que, a nivel nacional, ahora mismo solo existe en el propio relato de los populares. Porque, para que todo funcionara, haría falta un visto bueno a esa candidatura alternativa de Casado por parte de Cs y compañía que a fecha de hoy no se ha producido.

Al fin y al cabo, de lo que se trata para los populares, si se vuelve a las urnas, es de recuperar el terreno perdido la pasada primavera precisamente a raíz del crecimiento de los de Albert Rivera y los de Santiago Abascal. Y los  de Casado abogan ahora por disputar el voto de ese centro que entre ellos y los de Rivera dejaron expedito para Sánchez en la campaña del 28-A.

El PP, en pleno ecuador de este hirviente agosto, no trata así tanto de ensayar un plan que tiene pocos visos de prosperar como de situar la pelota en todos los tejados salvo en el suyo. No se trata tanto de evitar la repetición electoral, un escenario que las encuestas dibujan más propicio para los de Casado que para los de Rivera, como de tener argumentos para dejar claro que, si se produce, no será porque el PP no ha echado el resto para evitarlo.

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