El Govern de Puigdemont se rompe a la espera de que convoque elecciones
El Govern está dividido respecto a una DUI y Puigdemont es consciente de que debe convocar elecciones justo después de que Rajoy inicie los trámites del 155
El Govern que preside Carles Puigdemont está roto, dividido, en relación a la declaración de independencia que sigue sobre la mesa, y que el president no descarta, después de que su partido, el Pdecat, le diera este miércoles luz verde en el caso de que quiera desbloquear su suspensión, con las palabras de Marta Pascal si llega el 155. Los consejeros que rechazan esa declaración desean que Puigdemont convoque elecciones, e impida, con ello, la aplicación del articulo 155 de la Constitución que prepara el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Puigdemont es consciente de esa división interna. Escucha y consulta con muchos interlocutores. Sabe que se la juega en las próximas horas, y que las propias instituciones políticas de Cataluña corren un serio riesgo. No es una cuestión menor pensar que ahora se celebrarán los 40 años del retorno del presidente Josep Tarradellas, con el que se recuperó la Generalitat, justo cuando el Gobierno español puede asumir directamente las competencias autonómicas con el 155 de la Constitución.
Vila o Mundó insisten en que no se puede activar una declaración de independencia
En el Ejecutivo de Puigdemont hasta cuatro consejeros han expresado que no secundan activar la declaración de independencia, y seguir hacia delante, lo que provocará consecuencias judiciales, y la aplicación del 155 con todas sus repercusiones. Son Meritxell Serret, consejera de Agricultura, de ERC; Santi Vila, de consejero de empresa, del Pdecat; Meritxell Borràs, de Governació, también del Pdecat, y Carles Mundó, consejero de Justicia, de ERC, según fuentes conocedoras de esas divisiones.
Ese clima de dudas, de ruptura interna, hacen mella en Puigdemont, que no quiere tomar un paso en falso. Este mismo jueves deberá ofrecer la segunda respuesta a Mariano Rajoy, y lo hará de forma similar a la que consideró el pasado lunes. Reclamará diálogo, y no negará ni afirmará que hubo una declaración de independencia en el Parlament.
Lo que espera Puigdemont es la reacción del Gobierno, desde su posición, según la cual, Rajoy debería iniciar una aproximación política. La convicción del presidente catalán es que la declaración no tiene ahora vigencia, y que eso es lo que cuenta. Santi Vila, que es partidario de no ahondar más en la herida, dejó claro que en el Parlament no se aprobó nada, no se llegó a votar, y que, por tanto, no se declaró la independencia.
Puigdemont se ha quedado sin margen de maniobra, y prepara cómo convocar elecciones
Desde esa posición, Puigdemont valora convocar elecciones de carácter constituyente, una vez se ha constatado que no ha habido reconocimiento internacional al referéndum del 1-O, que nadie en la Unión Europea se presta como mediador, y que el Gobierno presiona con fuerza con el 155 bajo el brazo. En su partido, también se trabaja en esa dirección, y en Esquerra, aunque la retórica de Oriol Junqueras sea diferente y se muestre dispuesto a aguantar lo que sea con protestas en las calles, agravando el conflicto.
¿Pero qué pasó este miércoles? La filtración desde Moncloa según la cual si Puigdemont convoca elecciones el 155 se dejaría en suspenso, lejos de poder ser un bálsamo se convirtió en una especie de imposición para el entorno de Puigdemont, y la dirección del Pdecat, y diferentes dirigentes de Junts pel Sí. Y, en momentos de un fuerte peso de factores personales y psicológicos, eso puede ser determinante. Y es que para el bloque soberanista, Rajoy quiere a toda costa aplicar el 155, con lo que el anuncio de esa posible decisión pretendía, en realidad, bloquear la salida a Puigdemont. Es decir, el Gobierno esperaría que Puigdemont no convoque elecciones, y, tras la aplicación del 155, y con un tiempo prudencial, los comicios los convocaría el propio Ejecutivo español.
El Gobierno tiene previsto activar el 155 este sábado, con un consejo de ministros extraordinario
Sin embargo, al margen de esas interpretaciones, de la astucia de cada uno de los actores implicados –mientras la economía catalana se desangra—a Puigdemont no lo queda margen de maniobra. Y el plan que se ha dibujado es convocar elecciones justo después de que se reúna el consejo de ministros que active el inicio de la aplicación del 155 de la Constitución.
Antes, Puigdemont buscará una declaración en el Parlament, que no debería votarse. Ni el Pdecat ni la CUP se han mostrado favorables a votar en el Parlament esa declaración. Se trataría, simplemente –aunque eso lo interpretará el Gobierno— de hacer valer los resultados del referéndum del 1-O, y convocar, de inmediato, elecciones ‘constituyentes’.
Ese es el plan. Pero todo dependerá de la acción que tome el Gobierno español, que, pese a esas interpretaciones ‘perversas’ no quiere aplicar un 155 duro. El consejo de ministros, por ejemplo, puede llegar este sábado, y no este mismo jueves, como se había apuntado. Rajoy quiere darle, de verdad, margen a Puigdemont para que sea él el que recupere la normalidad institucional en Cataluña. ¿Lo aprovechará Puigdemont?