El giro de Sánchez con Cataluña deja un PSOE de vencedores y vencidos
Los defensores de la distensión y el diálogo con los soberanistas, mayoritarios en el PSC, pierden influencia. Borrell, aliviado, sella el fin del intento
El giro de Pedro Sánchez con la Cataluña soberanista abre un nuevo panorama en la familia socialista. Un panorama de vencedores y vencidos que difícilmente enterrará las tensiones internas.
Los dirigentes atormentados por la connivencia de Sánchez con los independentistas respiran aliviados después de que el presidente haya endurecido su postura con los de Quim Torra. Sánchez ha asumido que los resultados en Andalucía sólo pueden interpretarse como el preludio de una debacle en las próximas municipales y autonómicas y ha optado por despegarse de los independentistas, a quienes ahora trata con firmeza. «La respuesta del Estado de derecho será firme, serena, proporcional y contundente», advirtió este miércoles desde el Congreso.
Los líderes territoriales del PSOE, preocupados por su suerte en la cita electoral de mayo, creen que el nuevo discurso de Sánchez permitirá llegar a las urnas en mejores condiciones. Pero si hay alguien particularmente satisfecho ése es Josep Borell.
Ningún miembro del gabinete de Sánchez se ha significado tanto en el combate político entre los independentistas como Borrell, que ya no tiene que morderse la lengua para decir lo que piensa. El presidente, explicó el ministro de Exteriores este miércoles, quiso «rebajar los niveles de crispación» con los independentistas pero la misión ha tenido «poco éxito».
Borrell dio por finalizada «la política del iboprufeno, la de intentar rebajar la tensión a ver si, con los ánimos más calmados, es posible afrontar la situación con más racionalidad». «Lo visto en el Congreso no da muchas esperanzas», comentó el ministro sin ocultar cierta satisfacción.
El titular de Exteriores ha interpretado durante estos meses el papel de bestia negra del PSOE con los independentistas. Sus posturas se ven ahora reforzadas.
Nueva era en el PSC
Lo contrario ocurre con la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, que ha intentado engrasar la relación con la Generalitat siguiendo las instrucciones de Sánchez y también del primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Nadie como el líder del PSC ha defendido la conveniencia de reconducir la relación los independentistas y de buscar un clima de diálogo. Iceta incluso arriesgó defendiendo la vía de los indultos con el convencimiento de que hay que esfuerzo por recoser la sociedad catalana. Lo mismo hizo la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera.
Todas estas posturas salen derrotadas por el giro de Sánchez. Al menos por el momento.