El coronavirus crea alucinaciones olfativas
El coronavirus también causa olores fantasma en aquellos que lo padecen, como a azufre o cañería
Los virus son capaces de dañar las conexiones del cerebro de tal manera que se alteren los sentidos del olfato y el gusto. Las consecuencias —según afirman los especialistas— las sufren pacientes a los que durante la enfermedad “todo lo que comen les sabe a huevo podrido o dicen que hay un olor a cañería y azufre que aparece y desaparece repentinamente”. Además, éstos se pueden oler así a si mismos mientras que los demás, a su alrededor, no detectan nada.
Esto ocurre porque el coronavirus altera la estructura del bulbo olfativo y la capacidad de “identificar” olores correctamente. Con la ayuda de varios expertos —entre ellos David Bonilla y Jhonder Salazar Guilarte, otorrinolaringólogos del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona—, el periódico Abc ha puesto nombre a esas adulteraciones del olfato.
Durante el inicio de la pandemia del coronavirus se comprobó que alrededor de un 43% de los afectados por el virus sufrían la pérdida total del sentido del olfato o lo que también se llama anosmia. La misma conclusión arrojó el estudio de seroprevalencia que se realizó la pasada primavera en España. La anosmia supone que la capacidad de oler se evapora y, por ello, muchos pacientes ven alterada su capacidad para percibir los sabores. “Hay algunos que solo se quedan con el sabor del umami durante un tiempo. No están ni el salado, ni el dulce, amargo ni ácido” detallan los expertos.
Las alucinaciones duran dos o tres meses
Sin embargo, la gran mayoría de esos pacientes, en torno a un 80-90% de las personas, no obstante, recuperan totalmente el sentido del olfato de manera espontánea durante el primer mes tras el inicio de la enfermedad. En cuanto a las alucinaciones, a algunos les duran dos o tres meses.
Entrenamiento olfativo como tratamiento
“La buena noticia es que con la Covid, la anosmia ha tenido una importante tasa de incidencia, pero la capacidad de recuperación de los enfermos es también mucho más elevada que la que provocan otros procesos virales más conocidos, como los catarros”, añaden.
Los otorrinolaringólogos apuntan también que el único tratamiento que se ha demostrado efectivo contra las alteraciones olfatorias de origen viral y anosmias posvirales es el entrenamiento olfativo.