El conseller que plantó a Puigdemont ataca a Quim Torra
Santi Vila arremete contra el activismo de Torra, aunque cree que es un error que Sánchez no le descuelgue el teléfono
El exconseller Santi Vila, que plantó al gobierno de Carles Puigdemont antes de la declaración unilateral de independencia, ha arremetido contra el sectarismo de Quim Torra —»le cuesta doblemente ser el presidente de todos y no solo de los independentistas»—, aunque cree que esto no es suficiente motivo como para que Pedro Sánchez no le descuelgue el teléfono.
«Guste más o guste menos, Torra es el presidente de la Generalitat, acaba de superar una moción de censura y en consecuencia, Sánchez tiene la obligación de ponerse al teléfono cuando le llama un presidente autonómico sea el que sea, del PP, del PSOE, o sea independentista, porque España no es un país militante», señala Vila en declaraciones a Efe. “Se equivoca porque quien llama no es la persona, sino un personaje público, el president”, concreta.
Vila, que no tiene inconveniente en admitir que no empatiza particularmente con Torra, cree que el president «se mueve en una contradicción espiritual entre su alma como activista, incluso como agitador, y su alma como político o como máximo representante institucional de Cataluña».
El desprecio de Quim Torra
Las malas relaciones entre ambos quedaron a la vista de todos durante el juicio del procés, cuando Quim Torra dio la espalda a Santi Vila por los pasillos y salió al lavabo durante su alegato final, en un gesto que no pocos interpretaron como un desprecio. Jamás se saludaron.
Sin llegar a calificarle como un problema, sí deja claro que «el Govern necesita convalidación o reformación». Además, a la pregunta de si Torra es la mejor baza del independentismo para dialogar con Madrid, se muestra rotundo: «Espero que no».
Respuesta a la sentencia
Vila se esperaba una sentencia dura, pero no de tantos años de cárcel. «Penas de 13 años por hechos que finalmente son descritos como una ensoñación, resulta paradójico justificarlo», considera Vila.
El que dimitó como miembro del Govern antes de la declaración unilateral de independencia, recibió el pasado lunes 14 de octubre como sentencia una multa de 60.000 euros y 20 meses de inhabilitación.
Curiosamente, parte de la sentencia que condena a su excompañeros está construida sobre su relato: «Tensamos la cuerda y al final se nos escapó de las manos y así hemos tenido que asumir las consecuencias», aunque unos más que otros.
¿Por donde pasa la solución al conflicto?
Santi Vila cree que tras las elecciones a nivel estatal deberían realizarse otras a nivel autonómico para ver si los planteamientos que muestra cada partido tienen apoyo entre los ciudadanos.
«Perfiles con el sentido institucional como el del Artur Mas se echan en falta en este espacio político soberanista», dice Vila de quien le introdujo en la primera línea política, como conseller en la legislatura que puso en marcha el «procés» en 2012.
«Es el último político del espacio soberanista que ha tenido claramente un sentido institucional fuerte» asegura sobre Mas, cuya sombra es cada vez mas alargada conforme se acerca el fin de su inhabilitación en febrero de 2020, una fecha marcada en rojo por muchos independentistas por su incierta implicación en unos futuros comicios autonómicos.
Rechazo a la violencia de las calles
Tras hacer un rechazo a la violencia, anota que es importante «no demonizar el derecho a la manifestación, a la protesta, siempre y cuando sea pacífica, respete escrupulosamente el pluralismo y no ponga en riesgo la seguridad física de las personas y sus bienes».
Hace alusión al conseller de Interior y denostado por sus socios, Miquel Buch, de quién ensalza su actuación que indica como “políticamente y humanamente comprensible» por estar en el ojo del huracán.
«Ha salido en defensa de los Mossos, ha condenado la violencia nítidamente y, plenamente consciente de la sensibilidad que existe en estos momentos en Cataluña y de que muchos de los hijos que hacen la protesta son hijos de familias que posiblemente son votantes suyos», destaca el exconseller.
Su adiós a la política catalana
«Si respondiera que quiero volver a la política tendría un problema doméstico. No me dejarían entrar en casa». Vila defiende que el soberanismo le engulló y que eso le puede pasar a cualquiera. Por ese motivo no va a tener una segunda ronda con el independentismo político.
Tras ser alcalde de su ciudad, Figueres, y conseller del Govern durante cinco años en unos «tiempos convulsos» siente siente que su responsabilidad cívica y política ya la ha cubierto. «No creo que se me pueda pedir nada”, añade.
Futura visita a Puigdemont en Bruselas
También anunció su intención de viajar próximamente a Bélgica para reencontrarse con el expresident Carles Puigdemont y, pese a sus discrepancias políticas, poder «rehacer su amistad».
Vila, que fue conseller de Cultura y después de Empresa y Conocimiento en el Govern que presidió Puigdemont, era uno de los hombres de confianza del expresidente de la Generalitat, con quien mantenía una relación de proximidad personal mayor que cualquier otro miembro de aquel ejecutivo que organizó el 1 de Octubre.
Esa amistad se vio alterada con posterioridad a la declaración unilateral de independencia en el Parlament, aprobada el 27 de octubre de 2017, un día después de que Vila presentara su dimisión como conseller al no avalar esa iniciativa.
Ahora “le interesa mucho retomar esa relación” con quien fue su amigo y va a tomar cartas en el asunto para ganarse su confianza.