El ‘caso Oriol Pujol’ ya no está en la agenda de Mas
El President mantiene a Convergència sin secretario general y sin expectativas de reordenar el partido
Cuando en un lejano marzo de 1999 se conoció que Oriol Pujol iría en las listas municipales de CiU al Ayuntamiento de Barcelona, en la candidatura de Joaquim Molins, aún no estaba nada claro quien podría liderar la coalición nacionalista después de Jordi Pujol. Las piezas, sin embargo, se iban recolocando. Y en junio de 2000, el propio Oriol Pujol se sumaba a un acto de apoyo a Artur Mas, quien en novimebre de aquel año accedía a la secretaría general de Convergència Democràtica. El futuro se estaba programando.
Hoy Artur Mas es President de la Generalitat, y Oriol Pujol sigue de diputado en el Parlament, sin cargos en el partido, e imputado por dos supuestos delitos, por tráfico de influencias y por cohecho.
Y el problema para Oriol Pujol es que lo que se inició como un proceso judicial que se presumía corto se va alargando en el tiempo, y Convergència Democràtica ya no puede esperarle. Tanto es así, que el President Mas, presidente de CDC, ya no tiene en su agenda el ‘caso Pujol’, porque se ve en la necesidad de pasar página y de seguir liderando el proceso soberanista desde la exigencia de la máxima transparencia.
Debilidad en el partido
Diversas fuentes del partido aseguran que la dirección de Convergència seguirá en manos de Josep Rull y Lluís Corominas, que se combinan las funciones de organización e institucionales. Algunos dirigentes de CDC han planteado la posibilidad de convocar un congreso extraordinario, para afianzar la dirección del partido. “Nunca es bueno que un partido no tenga un secretario general fuerte”, se asegura.
Pero no es esa la intención de Mas, ni de la cúpula de CDC, que ya piensa en los retos electorales, particularmente en las próximas elecciones municipales, que reclaman una gran atención y mimo en el territorio. Para esos comicios quedan 14 meses, muy poco tiempo para la maquinaria de una fuerza política.
Oriol Pujol, en activo
Por tanto, Oriol Pujol lo tiene muy complicado para volver a la dirección de CDC. Ahora se mantiene de diputado, con un perfil muy discreto, como ausente en el Parlament, a la espera de que decisiones judiciales que, en realidad, cuando llegan sólo es, por ahora, para empeorar su situación.
Hace unas semanas, Oriol Pujol envió a los militantes de su partido una carta, –aunque en realidad era más un correo electrónico muy largo que una carta– en la que aseguraba que se mantenía activo, a pesar de haber delegado sus funciones como secretario general en las personas de Rull y Corominas. No fue una buena noticia para Mas, que quiere saltar –ahora que ese lenguaje está de moda en CDC– la ‘pantalla’ de Oriol Pujol.
Silencio mediático
En el texto, el todavía diputado, se felicita por su decisión de delegar funciones, y rechaza las acusaciones en los casos en los que está imputado. Admite, sin embargo, que “deberé explicar muy bien todo, porque soy consciente de que el principio de inocencia ha saltado por los aires y me tocará la difícil tarea de demostrar que mi conducta ha sido correcta”.
Oriol Pujol lamentaba en esa carta-correo la “incertidumbre” que le ha generado la duración del proceso, y que se haya extendido a su mujer, cuestionando su trayectoria profesional. Oriol Pujol concluye que el proceso judicial le obliga a cierto silencio mediático.
La cuestión es que Artur Mas está en otra cosa. Está en el liderazgo del proceso soberanista, en la necesidad para CiU de ganar las elecciones europeas para poder ofrecer una imagen de fuerza. Y en la necesidad de encontrar algún camino alternativo si no puede convocar la consulta el 9 de noviembre.
No en las listas
Y lo que tiene claro el President, según dirigentes consultados de CiU, es que “debe ofrecer una imagen de transparencia y que en las próximas listas electorales no se puede ofrecer un blanco tan fácil a los adversarios”. Es decir, “con todo lo que está en juego”, Mas no contará con Oriol Pujol en unas nuevas listas al Parlament.
Eso, claro, a no ser que todo cambie de la noche a la mañana en el proceso judicial, cosa poco probable.