El bloque constitucional se organiza en Cataluña para »desactivar el secesionismo»
Concordia Cívica recibe el apoyo de PP, PSOE, PSC y Ciudadanos con un ambicioso plan ''alternativo ante la manipulación de modelo excluyente del nacionalismo''
La hora de la verdad. El bloque constitucional en Cataluña ha arrinconado sus diferencias programáticas, y ha decidido organizarse para »desactivar el secesionismo», ante el posible referéndum unilateral que pretende organizar el Govern de Carles Puigdemont.
El proyecto, que recibirá el nombre de Concordia Cívica, se presentará el 19 de enero en un foro del área metropolitana de Barcelona con el apoyo de PP, PSOE, PSC y Ciudadanos. El movimiento, que desea trabajar a «corto, medio y largo plazo» es el resultado de la coordinación de diferentes plataformas, como Sociedad Civil Catalana; Empresarios por Cataluña, Clac, Asociación de Periodistas Pi y Margall, pero también tiene el apoyo de miembros de Federalistes d’Esquerra, de sectores de Comisiones Obreras, de funcionarios públicos y del ámbito educativo.
Recorrer todo el potencial de España
Concordia Cívica tendrá un objetivo claro: «convencer con argumentos que Cataluña tiene un mejor futuro en el conjunto de España y de Europa», con la defensa de algunos principios que pretende que lleguen al conjunto de la sociedad catalana. «Hasta el nacionalismo, siempre intransigente, debe reconocer que Cataluña nunca ha sido más próspera ni más respetada que en el marco de una España democrática y constitucional, una España que es diversa, tolerante y plural, una España que hemos logrado construir entre todos tras cuatro largas décadas de dictadura y que todavía debe desarrollar todo su potencial», como se señala en el manifiesto ya redactado de Concordia Cívica y que se dará a conocer en el acto del 19 de enero.
La plataforma actuará en diferentes ámbitos, desde la organización de seminarios sectoriales –un observatario económico, social y cultural– hasta la elaboración de mensajes más sencillos con carácter pedagógico.
Se trata de la primera apuesta elaborada que ha puesto en marcha el constitucionalismo en Cataluña desde el inicio del proceso soberanista, y trata de compensar la enorme ventaja que ha tomado el independentismo, presente en todos los sectores sociales, con amplia reprensentación en medios de comunicación públicos y privados y en la sociedad civil, como ha mostrado la ANC u Òmnium Cultural, apoyados desde el Govern de la Generalitat.
Contactos con el Gobierno
Concordia Cívica ha establecido contactos con todos los partidos constitucionalistas y con el Gobierno en Madrid, y con la Delegación del Ejecutivo en Cataluña, que dirige Enric Millo. La labor de la plataforma va en la línea que defiende la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, aunque ésta quiere centrarse en cuestiones tangibles como las inversiones del Estado en Cataluña. Los dos caminos deben servir, a juicio de sus impulsores, para recuperar una situación política que pase «por la racionalidad y el entendimiento».
La puesta en marcha de Concordia Cívica, sin embargo, presupone, como admiten sus impulsores, que se puede entrar en el terreno de juego que desea el independentismo: argumentos a favor y en contra de la independencia de Cataluña. El objetivo número uno es que se pueda detener el fervor por un referéndum de autodeterminación en los próximos años, con argumentos que convenzan a los ciudadanos catalanes que puedan dudar ahora. Pero si no fuera sí, Concordia Cívica quiere armarse para un combate dialéctico que diera la victoria al ‘no’ en esa hipotética consulta. Eso sí, «siempre que fuera legal y acordada con el Gobierno, y después de reformar la Constitución para posibilitar esa consulta», según Teresa Freixes.
Referentes de la izquierda
En el acto del 19 de enero, Concordia Cívica tiene previsto contar con referentes de la izquierda, con personalidades próximas al socialismo, que se han visto ninguneadas en el proceso soberanista. La idea es ofrecer la mayor transversalidad posible, porque, como ocurre con el independentismo, el bloque constitucional no es ni quiere ser un monopolio de un partido político en concreto. Para ello se perfila una fila cero con los principales dirigentes políticos.
Lo que se ofrece «son valores en positivo, a favor de las libertades», según Freixes. En el manifiesto se señalan esos valores: «Es la hora de la generosidad, de aunar decisivamente esfuerzos y energías, tomando la iniciativa para que los valores y principios que nos hacen ciudadanos prevalezcan sobre unos egoísmos que, refugiados en un identitarismo excluyente, limitan nuestros derechos y libertades y constituyen el mayor freno para el futuro de Cataluña. Nos jugamos mucho. Pero sabemos que estamos en el lado correcto de la historia. El proyecto de la España europea plasma una asociación de ciudadanos libres, unidos en acuerdo fraternal para trabajar juntos por el bien común».
Evidenciar la poca presencia del Estado
El manifiesto consta de doce puntos en los que se concentran las intenciones de la plataforma, como «Exteriorizar nuestro compromiso inequívoco con los principios constitucionales y los valores de la Unión Europea; normalizar la democracia en Cataluña y cambiar la dinámica política y social para desactivar el desafío separatista; establecer puentes y espacios comunes de diálogo entre todas las fuerzas políticas del arco constitucional; construir un relato ganador en positivo, sin caer en las trampas identitarias que utilizan de forma torticera lenguas y símbolos que deberían ser de todos; divulgar los valores del Estado de Derecho para asegurar que las nuevas generaciones recojan el testigo en defensa de las libertades, la igualdad ante la Ley y la justicia social; repudiar sin paliativos la regresión social que aboga por restaurar modelos caducos y anacrónicos en detrimento de los logros sociales conseguidos desde 1978; liberar el tejido asociativo catalán de la tutela del nacionalismo para fomentar la diversidad social y el pluralismo político; o vertebrar un sistema educativo que acabe con el adoctrinamiento nacionalista y forme en valores constitucionales y democráticos a toda la ciudadanía», entre otros puntos, así como «Exigir que la administración catalana gobierne por y para todos».
Los constitucionalistas se han puesto en marcha con la convicción que el debate sobre la independencia de Cataluña «va para largo», evidenciando una carencia que admite ahora el Gobierno: la falta de presencia del Estado, de los valores del conjunto de los españoles, en Cataluña desde hace muchos años.