La contaminación urbana es un problema cada vez mayor en las ciudades que se aborda con diferentes herramientas. Londres aplica una tasa semanal a los vehículos que accedan al casco urbano, París lanzó su ‘Plan Anti-Pollution’, que empezó con la prohibición de circular a los vehículos más antiguos y que ahora avanza medidas para erradicar los vehículos diésel, y Madrid y Barcelona limitan la circulación en los días de mayores emisiones. Ante esta situación, el gas natural se erige como una alternativa sólida para avanzar más allá de medidas aisladas.
Las ventajas medioambientales de los vehículos ECO que utilizan el gas natural como combustible son clave para reducir la contaminación urbana. Pero, ¿en qué medida contribuyen estos coches a la mejora de la calidad del aire?
En primer lugar, reducen las emisiones de CO2, concretamente entre un 15% y un 25%. Eliminan las partículas sólidas y las emisiones de óxidos de azufre (SOx), uno de los principales causantes de los problemas respiratorios, mitigan el 75% de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y amortiguan el impacto sonoro en torno al 50%.
Las ventajas también son de facilidad de uso. Los vehículos propulsados por gas natural repostan de la misma forma que los vehículos de gasolina y cuentan con tanques de gas comprimido a alta presión. Además, tienen la capacidad de funcionar con gasolina cuando el gas natural se termina.
El factor económico también es importante porque el coste por kilómetro en combustible es un 35% menor que el del diésel y un 50% menor que el de la gasolina, y los motores de los vehículos a gas tienen una vida más larga que los tradicionales.
La flota de vehículos en España se renueva
Actualmente, en España más del 70% de los coches son diésel y alrededor del 20% son gasolina. No obstante, hay una tendencia de cambio: el 4% de los vehículos que los ciudadanos adquirieron hasta el mes de agosto del pasado año utilizaban motores alternativos.
La oferta de vehículos es cada vez mayor e incorpora a los propulsados por gas natural vehicular (GNV), que incluye el gas natural licuado (GNL) y el gas natural comprimido (GNC).
El presidente de Enagás, Antonio Llardén, considera que hay que abordar el problema de la contaminación de manera holística, “potenciando medidas más de fondo que la prohibición de circulación de forma aislada o la imposición de tasas, que siempre es más polémica”. Llardén aboga por “el impulso de vehículos menos contaminantes, entre ellos los impulsados por gas natural”, pero considera que para que tengan éxito, estas medidas deben apoyarse en políticas de concienciación.
Y es que España tiene un gran potencial de mercado de vehículos con autogás. Así lo refleja el estudio del Ministerio de Industria, que explica que en Europa circulan 10 millones de vehículos, lo que supone cerca del 4% de la flota total. Si se extrapola la evolución del mercado en los países de nuestro entorno, podemos destacar el crecimiento en un 700% en Alemania y, por tanto, en el resto de Europa, en 6 años (2005‐2011).
Transporte por barco
El transporte marítimo es uno de los sectores más contaminantes en todo el mundo. En este ámbito, el GNL es la única alternativa competitiva a los derivados del petróleo como combustible marino. Los motores a gas natural reducen las emisiones de NOx entorno a un 85-90%, las emisiones de CO2 entre un 15-20% y las de SOx y partículas prácticamente en un 100% con respecto de los combustibles tradicionales (HFO). Su uso permite mejorar la calidad del aire en las ciudades con puertos.
La compañía Enagás coordina el proyecto CORE LNGas hive, cofinanciado por la Unión Europea (UE), para desarrollar una cadena logística para el suministro de GNL como combustible en el transporte, especialmente en el marítimo.
El proyecto contempla la realización de 25 estudios y proyectos piloto para la adaptación de las infraestructuras y el desarrollo logístico, que promoverá el uso de GNL no solo para el suministro a barcos sino también para el equipamiento industrial en zonas portuarias.
Transporte ferroviario
En cuanto al transporte ferroviario, además de la electrificación, existen soluciones basadas en combustibles alternativos como el GNL, en particular en las líneas ferroviarias donde actualmente se utiliza la tracción diésel.
Entre las ventajas que aporta el GNL al transporte ferroviario, cabe destacar la reducción de la contaminación atmosférica (NOX, PM, CO), de los gases de efecto invernadero, del nivel de ruido así como la disminución de los costes operativos (combustible, mantenimiento, etc.).
Enagás colabora con Renfe y otras empresas, con el apoyo del Ministerio de Fomento, para desarrollar una prueba del uso del GNL de un automotor de viajeros en la red ferroviaria española, en el marco de la Estrategia de impulso del Vehículo con Energías Alternativas en España 2014-2020 y en línea con la aplicación de la Directiva 2014/94 sobre la implantación de una infraestructura para los combustibles alternativos en Europa. Este proyecto trata de analizar la viabilidad técnica, ambiental, legal y económica de la tracción ferroviaria con GNL para poder valorar la posibilidad de extender esta nueva solución de tracción al ámbito comercial en España.