De los CDR a Tsunami Democràtic: así actúa la guerrilla de Puigdemont
Las organizaciones anónimas independentistas se dan relevos para mantener la agitación en las calles con la bendición de Puigdemont, Torra y Junqueras
El centro de Barcelona probó esta pasada noche de martes las mieles de los CDR, decididos a realizar su particular exhibición de fuerza ante Mossos d’Esquadra y Policía Nacional a rebufo de la sentencia del procès.
A medianoche, el paseo de Gràcia —la milla de oro de Barcelona— todavía presentaba focos de llamas y, sobre todo, graves destrozos del mobiliario urbano después de una batalla campal, barricadas incluidas, que refleja las insoportables contradicciones del gobierno de Quim Torra, atrapado entre el aliento a las movilizaciones y su reducción policial.
Las incoherencias no hacen más que acumularse en un gobierno que predica la desobediencia sin ejercerla, que reivindica la independencia de Cataluña sin trazar rumbo alguno y que abandera la lucha no-violenta sin condenar el vandalismo de los CDR.
Torra y los CDR
Hasta el momento, el gobierno de Torra se ha cuidado mucho de censurar a los CDR, incluso cuando sus actuaciones han resultado indefendibles.
De boca del gobierno catalán no ha habido palabras de condena ni siquiera cuando la Guardia Civil arrestó a varios miembros de los CDR que manejaban explosivos.
Tampoco hubo lamentos cuando se vio la violencia de encapuchados de los CDR en peajes y autopistas. En nombre de la libertad de expresión y del pacifismo que enarbola el independentismo catalán, todo ha cabido, incluso lo que no tenía lugar. Y cuando han sido encarcelados, aunque lo hicieran con las manos manchadas de polvo de aluminio, todos han sido «presos políticos».
Puigdemont, a la fuga: contigo empezó todo
El porqué de estas tragaderas con los episodios violentos es vulgar. El independentismo se descose desde hace dos años, desde que la vía unilateral demostró su colapso y desde que una parte de sus dirigentes, con Carles Puigdemont a la cabeza, se dio a la fuga. Para evitar mayores dispersiones, a todos se les considera hijos de Dios, sean de un CDR o de algún grupúsculo menor.
Si algo había unido al independentismo durante este tiempo, desde la fuga de Puigdemont, era cierto relato unificado sobre «la represión» que soportaban sus dirigentes a manos de las instituciones del Estado. Pero llegada la sentencia del procès, Junts per Catalunya y ERC han sido incapaces de articular respuesta alguna desde el Parlament, donde su debilidad se refleja quizás con mayor crudeza.
La única salida que han hallado Puigdemont, Torra y demás prebostes del independentismo ha sido dejarlo casi todo en manos del Tsunami Democràtic, una entidad fantasma que cuenta con la bendición de los líderes independentistas y que se encarga de dar órdenes a sus seguidores como colapsar el aeropuerto de Barcelona.
El entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, bien conectado con Lluís Llach —asesor de Torra—, se ha encargado de poner rostro a un Tsunami que opera con secretismo y de forma anónima, pero que no lo hace en redes anárquicas como los CDR sino con mayor jerarquía. El Ministerio del Interior ya investiga quién es el grupo que se encarga de repartir instrucciones y estrategias.
El Tsunami y su modus operandi
Para coordinar las próximas movilizaciones, Tsunami Democràtic ha lanzado su propia app, alejada de plataformas como Apple Store y Google Play. Para acceder a su contenido, hace falta escanear un código QR «de confianza». Este cronista puede acreditar que no es sencillo conseguir un QR «de confianza» para poner en marcha la app.
Al usar este sistema, el Tsunami quiere esquivar posibles vetos en las ‘app store’ comunes, así como dificultar la clausura de la aplicación por parte de las autoridades.
A nivel interno, a la hora de planificar las acciones, funcionan como un motor en el que cada pieza sabe cuál es su cometido y se coordina con las demás, trabajando en compartimentos estancos y tratando de proteger al máximo la identidad de sus componentes. Son mecanismos muy parecidos a los que ya se emplearon para los preparativos del referéndum del 1-O.
Además de vigilar sus comunicaciones con detenimiento, Tsunami Democràtic también ha medido cómo ponerlas en escena: las instrucciones del lunes se dieron de forma escalonada para evitar que los cuerpos de seguridad frustraran sus planes.
El lema de Tsunami
Además, al no avanzar las convocatorias, refuerzan el factor sorpresa y el mensaje de que pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier parte. «Vosaltres amunt, nosaltres arreu» (Vosotros arriba, nosotros por todos lados) es su lema.
La iniciativa de Tsunami Democràtic se solapa con los CDR, que están actuando con muchos menos miramientos. A la vista de que había impulso este lunes para colapsar El Prat, los CDR se sumaron sin pestañear. Este martes se dieron su propio festín, sin esperar a Tsunami, y a partir de este miércoles piensan unirse a las marchas kilométricas para colapsar Cataluña.
Dirigentes de los partidos independentistas, con Puigdemont y Junqueras a la cabeza, compartieron el perfil de Tsunami el día de su lanzamiento. El apoyo político a esta plataforma es indisimulable, puesto que dirigentes de JxCat y ERC, además de la CUP, se sumaron a las llamadas a la movilización en el aeropuerto.
Buscan, entre todos, algo parecido a un «efecto Hong Kong», unas protestas que den la vuelta al mundo. Y no importa que a ojos del mundo —el món ens mira, dicen los independentistas— resulten poco menos que una guerrilla.