De Alfonso pone contra las cuerdas a todo el Parlament: »No sean hipócritas»
El director de Antifraude recrimina a los diputados catalanes por escandalizarse de sus reuniones con Fernández Díaz, y lo atribuye todo al deseo de erosionar al PP a cuatro días de las elecciones
Algo pasa con Mary. No fue una gran película, pero cumplió sus objetivos de entretener y divertir al público. En el caso de Daniel de Alfonso la cosa es más seria. Algo pasa con él, con las «fichas» que tiene guardadas sobre todos los políticos y responsables con los que se ha reunido. El director de la Oficina Antifraude, que nació por la insistencia de Esquerra Republicana, y que responsables socialistas –en el gobierno tripartido– nunca vieron claro, como la consellera de Justícia, Montserrat Tura, ha puesto contra las cuerdas a todo el Parlament: «No sean hipócritas, me he reunido y me reúno con todos ustedes», ha espetado en la comisión parlamentaria.
De Alfonso se ha defendido de las acusaciones de los diputados, vertidas por su conversación con el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. La cuestión, para De Alfonso no es lo que habló con el ministro, sino la «violación de las comunicaciones», con lo que respalda por completo a Fernández Díaz. A su juicio lo que se pretende es evitar «un éxito electoral», en alusión a la previsible victoria del PP este domingo.
La entrevista con Albert Rivera
En concreto, se ha referido a una entrevista con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, que ha provocado los murmullos de los diputados, y las caras de asombro de Inés Arrimadas y Carlos Carrizoza, los dirigentes del partido en el Parlament.
El problema que tanto De Alfonso como Fernández Díaz evitan es el propio contenido de esas conversaciones, en las que se busca cómo investigar a dirigentes soberanistas, con una finalidad muy directa que es la de romper el proceso soberanista que estaba en marcha, a pocas semanas de la consulta del 9N. El otro problema es cómo se obtuvieron esas conversaciones, y cómo se filtraron a un medio de comunicación. Y en ese terreno De Alfonso ha insistido en que le gustaría ser el primero en saberlo.
La lucha contra la corrupción, en peligro
De Alfonso repite el mantra de que sus encuentros con el ministro buscaban «siempre un objetivo ligado con el cometido de la Oficina, más allá del tono coloquial que se emplee en cada reunión».
En Parlament tiene la intención de rebocarlo de su cargo, y para ello deberá convocar un pleno, con la luz verde de tres quintas partes de la cámara. Esa mayoría existe, porque la revocación la defienden todos los partidos salvo el PP. Sin embargo, De Alfonso no está dispuesto a renunciar al cargo, y anuncia que presentará un recurso. El argumento es que el Parlament, en ese caso, «renunciará a luchar contra la corrupción».
El caso ha roto la campaña electoral en Cataluña. Los partidos independentistas se han enganchado por completo a la filtración de esas conversaciones, para buscar un mayor apoyo electoral, pero también otros partidos, como Ciudadanos, que ha sido especialmente duro con De Alfonso. «Vemos a un hombre que se siente herido, acorralado, que no ha explicado lo más importante, si es o no el más idóneo para dirigir la Oficina Antifraude, porque lo que se dirime en las conversaciones es si se puede o no acelerar investigaciones para ir en contra de algunos dirigentes y eso es intolerable y gravísimo», según Inés Arrimadas.
Un interlocutor de todos
Ahora el problema es si De Alfonso tirará de esas fichas que dice reunir. En los últimos meses, el director de Antifraude se ha convertido en un interlocutor de todos, del Gobierno español, de los partidos catalanes, del sector judicial, y su información es valiosa para saber qué salidas se han preparado o no para solucionar cuestiones como el problema catalán, entre otras.
Los diputados, en cualquier caso, han quedado todos salpicados, a la espera de que De Alfonso, si se inclina a ello, explique quien buscó a quien y por qué. Su comparecencia en el Parlament ha provocado, de hecho, muchas más incógnitas.