La hostelería pide abrir bares y restaurantes al 50% en la fase 2
Las patronales del sector reclaman aumentar el porcentaje del aforo en el último tramo de la desescalada
La hostelería reclama más facilidades para afrontar la vuelta a la actividad tras la paralización de la actividad por el coronavirus. El sector ha pedido al Gobierno que aumente «como mínimo» al 40% o el 50% el aforo en el interior de los bares y restaurantes para la fase 2 de la desescalada, que contempla, según los planes iniciales del Ejecutivo, la apertura con solo un 30% de la afluencia.
La petición de los hosteleros tiene como objetivo «acelerar la recuperación económica», según señalan en un comunicado varias entidades como la patronal del sector en España, la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc) y la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB).
Según apuntan, el aforo de los locales debería estar determinado por las dimensiones que pueda tener para garantizar la distancia de seguridad en lugar de ser un porcentaje fijo tal y como estipula el Gobierno.
«La distancia de seguridad debe ser la que marque la vuelta a la actividad», afirman las patronales. A su juicio, la reapertura tiene que garantizarse «en condiciones de máxima seguridad» tanto para trabajadores como para clientes.
También es importante, según apuntan en el comunicado, el uso de mascarillas, que a partir de este jueves será obligatorio tanto en la vía pública como en el interior de los establecimientos, según la última norma aprobada por el Gobierno. «Introduce un elemento nuevo de seguridad, que deja en desuso las franjas horarias que no son aplicables en hostelería y comercios», señalan las patronales hosteleras.
900.000 empleos menos
Este mismo miércoles, un estudio elaborado conjuntamente entre la consultora Foqus y la Universidad de Valencia prevé que la hostelería perderá entre 900.000 y 1,1 millones de empleos hasta final de año como consecuencia, principalmente, del impacto del cierre del turismo en el sector.
Según el informe, se perderán entre 54.000 millones -en el mejor de los escenarios calculado, aquel en el que la actividad turística volvería en octubre- y 70.000 millones de euros -en el peor de los casos- si no se ponen en marcha planes de apoyo tal y como han hecho otros países europeos como Francia o Italia.