Colau se viste de Greta Thunberg
Colau vuelve al activismo. Critica a jefes de estado y a multinacionales por el cambio climático y firma un decreto con 103 medidas hasta 2025
El Ayuntamiento de Barcelona prevé invertir 563 millones de euros hasta 2025 en un centenar de medidas para reducir las emisiones de CO2. Estas medidas se enmarcan en el decreto de emergencia climática, que la alcaldesa Ada Colau firmó este miércoles en un acto solemne en el Saló de Cent.
No es la primera institución que declara la emergencia climática. Con anterioridad lo han hecho el Congreso de los Diputados o el Ayuntamiento de Madrid, pero Colau le ha añadido medida concretas, algunas controvertidas y puestas en duda por patronales y organizaciones ciudadanas.
En su discurso, Colau subrayó que “no queríamos hacer un decreto retórico sino con medidas concretas que significasen un antes y un después en las medidas a favor de la lucha climática”. Insistió en que el decreto “no es una declaración vacía sino un paso hacia la acción”.
La alcaldesa parafraseó a la joven activista Greta Thunberg cuando recalcó que no se está ante un “simulacro” sino en una situación de “emergencia”. Criticó a los “jefes de estado y presidentes de grandes multinacionales” que siguen anclados en el negacionismo del cambio climático aunque no los mencionó por su nombre. Recalcó que el Ayuntamiento de Barcelona actuará en defensa de la “justicia climática” y la “democracia real”.
Colau marcó el objetivo de reducir un 50% las emisiones en 2030 respecto a las que se generaban en la década de los noventa.
Algunas de las medidas previstas ya están en marcha, como la implementación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en la que se limita la circulación de los vehículos más contaminantes.
Más supermanzanas
En la declaración de emergencia climática también tomaron la palabra diversos miembros del gobierno municipal que desgranaron algunas medidas de las 103 que relacionadas en el documento. Así, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, anunció que se plantean hacer “un salto cualitativo” en el programa de las ‘superilles’ o supermanzanas urbanas en las que no circulan los vehículos.
Sanz insistió en que en la ciudad hay dos grandes emisores de gases de efecto invernadero, el puerto y el aeropuerto, a los que reclamó planes de reducción. Los responsables de estas dos infraestructuras rechazan las cifras expuestas por el gobierno municipal sobre la supuesta contaminación que genera su actividad.
Los miembros del gobierno de Colau se han comprometido a no realizar vuelos de menos de 1.000 kilómetros de distancia si hay una alternativa ferroviaria de menos de siete horas de duración. No volverán a tomar el puente aéreo entre Barcelona y Madrid.
Además, Sanz anunció mejoras en los carriles bici y exigió inversiones en infraestructuras a las administraciones competentes para finalizar la estación de trenes de la Sagrera y la línea 9 del metro.
El socialista Jaume Collboni, teniente de alcalde de promoción económica, defendió un “cambio de paradigma” porque “lo que es un riesgo es no hacer cambios”. Todavía estamos a tiempo.
Eloi Badia, concejal de emergencia climática, se centró en la energía, los residuos y el agua. Insistió en la necesidad de cambiar el modelo energético basado en los combustibles fósiles. Apostó por las renovables y el autoconsumo. Sobre residuos, anunció un plan para ampliar la recogida individualizada y otro para eliminar los plásticos de un solo uso. También indicó que se proponen incentivar la reducción del consumo de agua por habitante. En esta ocasión no hizo referencia a la remunicipalización del servicio.
Gemma Tarafa, concejal de salud, se centró en las medidas relacionadas con el modelo alimentario, especialmente en las escuelas. Defendió dietas “más saludables” en los colegios que tengan una menor proporción de carne. Anunció que abrirán un centro de reaprovechamiento alimentario en 2021.