CiU, a punto de la ruptura en el grupo parlamentario de Madrid
El democristiano Sánchez Llibre asegura que CDC rompió el acuerdo alcanzado sobre la votación de la ley antiterrorista en el Congreso
Josep Antoni Duran Lleida es un experto en gestionar las crisis entre los dos socios que conforman CiU. Siempre al borde la ruptura, Duran conseguía en el último minuto salvar la situación. Y ahora se podría asegurar que no ocurrirá nada, pero la confianza se va minando hasta que, finalmente, las cosas suceden.
El diputado Josep Sánchez Llibre, mano derecha durante décadas de Duran Lleida, asegura que fue Convergència la que rompió el acuerdo alcanzado, que pasaba por votar afirmativamente a la toma en consideración de la ley contra el yihadismo, fruto de un pacto previo entre el PP y el PSOE, votada este martes. Y eso pone en peligro «el propio grupo parlamentario».
Las reuniones del grupo de CiU, en el aire
De hecho, Sánchez Llibre entiende que no tendría sentido mantener las reuniones del grupo de CiU en el Congreso, tras esa votación diferente, que ha provocado el lamento de Josep Antoni Duran Lleida, que se considera «desautorizado». Duran ha anunciado que se entrevistará con el presidente de CDC, que no es otro que el President Artur Mas.
Los diputados de Convergència, que son 10 de los 16 del grupo, consideran que no había un acuerdo previo, y que fue Duran quien se había comprometido con el Gobierno del PP para votar a favor.
Distintas fuentes parlamentarias afirman que fue, finalmente, el coordinador general de CDC, Josep Rull, quien, desde Barcelona, indicó a los diputados convergentes en Madrid que se abstuvieran. Esa decisión rompía un primer pacto, según Sánchez Llibre, alcanzado entre él mismo y el portavoz adjunto de CiU, Pere Macias, que se encontraba en Colombia, y que había indicado, por teléfono, a Jordi Jané, diputado convergente, que el voto previsto era un sí.
Convergència, sólo pendiente de ERC
Las razones de que Convergència tomara esa decisión obedecen a la dinámica totalmente distinta que se vive en Madrid y Barcelona. En el Congreso, el grupo de CiU no tiene presente, de forma diaria, el proceso soberanista.
Mientras que la dirección de Convergència en Barcelona establece un análisis de la situación sólo pensando en los intereses electorales y en la pugna que mantiene con Esquerra Republicana. Ese es el mal, precisamente, que denuncia Unió.
Y en esa tesitura, la ley contra el yihadismo incorpora artículos que para el nacionalismo catalán suponen un peligro. Se entiende que vulnerar el orden constitucional, como se fija en la ley en relación al peligro yihadista, se podría interpretar como un aviso a navegantes, frente al independentismo catalán. No sólo se trata, por tanto, de si se incorpora o no la cadena perpetua.
CDC no quiere apoyar al PP, con Mas querellado por el 9N
Convergència, además, considera que no le puede aprobar nada al PP, y menos sobre esa cuestión, cuando el propio Mas y dos consellers han recibido querellas por el proceso del 9N. La decisión fue la de abstenerse, porque tampoco se pretendía ir en contra de la toma en consideración de la ley. Ya se entrará en el fondo del asunto cuando se discuta en el Congreso.
Pero para Duran Lleida se trata de una afrenta personal. Y la relación podría empeorar en los próximos meses, con las elecciones municipales. En algunas localidades, como Vic, los dos partidos podrían presentar candidatos por separados, aunque en ese caso se trata de una dinámica local, muy marcada por la propia personalidad de los alcaldes.
El grueso de Unió, ¿con Duran o con CDC?
El gran problema para Duran, es que sobre la cuestión de fondo, sobre el ideario independentista, en Unió hay más partidarios de la línea de Convergència que de la de Duran.
Y en el momento crucial, antes de las próximas elecciones autonómicas –fijadas para el 27 de septiembre– una gran parte de Unió se podría unir a la lista que encabece Artur Mas. ¿Con las siglas de Unió, o en solitario? Esa es la duda que Duran deberá esclarecer en los próximos meses.