Carme Chacón: el rostro sonriente del socialismo combativo
La ex ministra de defensa plantó cara frente a las desigualdades desde un catalanismo partidario de reformar España y feroz contra el soberanismo
Esa sonrisa. Abierta, generosa. Y el mensaje duro, sin concesiones. Carme Chacón ha muerto con sólo 46 años, producto de una cardiopatía congénita que había explicado en numerosas ocasiones, pero que gestionaba y dejaba de lado para que condicionara lo menos posible su vida. Carme quería ser madre y lo fue, pese a las dificultades que suponía. Y quiso y estuvo a punto de dirigir el PSOE, y la historia reciente en España, tal vez, hubiera cambiado.
Chacón nació el 13 de marzo de 1971 en Esplugues de Llobregat (Barcelona). Hija de un bombero, Baltasar Chacón, procedente de un pueblo de Almería, y de Esther Piqueras, abogada, cuyo padre, Francisco Piqueras había sido un anarquista aragonés. Ese abuelo materno fue decisivo en la formación de Chacón, y su madre, que la educó en los valores del esfuerzo y la lucha. La recuperación de la democracia, la necesidad de poner en pie un estado de bienestar, que representó el PSOE de Felipe González con su victoria en 1982, marcaría el camino de Chacón, que se afilió al PSC con tan sólo 16 años.
Su figura política, sin embargo, quedará ligada a la de José Luis Rodríguez Zapatero, quien la nombra ministra de defensa, la primera mujer con esa responsabilidad en la historia de España. Es abril de 2008. Embarazada, pasa lista a las tropas, y el revuelo es enorme. Aquella decisión allanó el camino para que Mariano Rajoy nombrara este mismo año a María Dolores de Cospedal para el mismo cargo. Y eso los más conservadores lo deben admitir.
Chacón, con su nombramiento al frente de Defensa, allanó el camino a Cospedal
Pero el momento de Chacón, que fue también ministra de vivienda entre julio de 2007 y abril de 2008, llega en febrero de 2012. Rodríguez Zapatero había apostado por Chacón para que dirigiera el PSOE, después de que en las elecciones de 2011 el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, se hubiera quedado con 110 diputados frente a Rajoy. El PSOE asistía a un proceso de catarsis, tras verse vapuleado por el PP, después de el estallido de la crisis económica que se quiso negar.
Y la solución, por sólo 22 votos de diferencia, fue…Pérez Rubalcaba. Era el regreso de un viejo dirigente, ministro con González, la cara en televisión tras los consejos de ministros. Los delegados de Andalucía fueron decisivos, con Susana Díaz como secretaria de organización del PSOE andaluz, pese a José Antonio Griñán, que veía bien la opción de una dirigente joven, catalana, del PSC, como Carme Chacón, partidaria de un proyecto federal que anulara al mismo tiempo a los partidarios de recuperar competencias autonómicas para el Gobierno central y a los nacionalistas.
Los fieles a González y a Alfonso Guerra se aliaron y se decantaron por Rubalcaba, y la historia hasta ahora es conocida. ¿Qué hubiera ocurrido? Chacón, defendida por poderes territoriales en el PSC como el potente Baix Llobregat, estaba dispuesta a combatir al PP, desde el Congreso, para seguir el proyecto de regeneración de Zapatero. Pero no pudo ser.
Chacón perdió por 22 votos frente a Rubalcaba para poder dirigir el PSOE, su decepción fue enorme
Luego llegó el movimiento del 15M, y el voto a Podemos, procedente, en gran parte, de ex socialistas decepcionados. Eso le estalló en la cara al PSOE de Rubalcaba. Aupada siempre por su marido, Miguel Barroso, del cual se acabó separando, Chacón no quiso ver que esa relación la podía perjudicar en sus ambiciones políticas, aunque pudiera parecer lo contrario.
Barroso, secretario de estado de comunicación con Zapatero, ayudó a su mujer para preparar la candidatura de cara a la sucesión y eso generó un sinfín de choques políticos y contradicciones. Barroso, amigo de Jaume Roures, propietario de Mediapro y uno de los fundadores de La Sexta, manejó los hilos mediáticos para favorecer a Chacón, y Rubalcaba trató de impedir su liderazgo en el PSOE.
En ese momento, Chacón, decepcionada por aquel congreso casi suicida, cambió de tercio. Estuvo en el Congreso hasta 2013 y se trasladó a Miami para ejercer de profesora de derecho constitucional. Ya no intentaría nada para volver a la primera línea, salvo en las elecciones generales de diciembre de 2015, cuando irrumpe en el PSC y provoca un enorme desaguisado, aunque, ciertamente, el problema no era suyo.
Acaba siendo cabeza de lista por Barcelona, y aparta a Pere Navarro, ex primer secretario del partido, al que considera responsable de los vaivenes del PSC respecto al derecho a decidir y al movimiento soberanista. Coloca en la lista a algunos fieles, como Germán Rodríguez, que había colaborado con ella en Madrid en la etapa de ministra de defensa, y mantiene su apuesta por José Zaragoza, el eterno secretario de organización del PSC.
En el PSC acabó mal, con broncas internas, producto de los vaivenes frente al soberanismo
Después, cuando se convocan nuevas elecciones generales, en junio de 2016, Chacón renuncia a ser cabeza de lista, ante la exigencia de que se someta a elecciones primarias. Harta del lío interno, y con una relación mejorable con Miquel Iceta, deja la política. Poco después ficha por el despacho de abogados Ramón y Cajal.
Su trayectoria política se había acabado, aunque en los últimos meses se aseguraba que podía enrolarse de nuevo para ayudar a Díaz en su intento de hacerse con la secretaría general del PSOE, lo que ella no pudo conseguir. En las luchas políticas las relaciones vienen y van, y anteriores enemigos, o compañeros que apoyaban a tus adversarios, se convierten en aliados, como ocurrió con Díaz y Rubalcaba en el congreso de Sevilla de 2012.
Chacón ha sido una dirigente política complicada para los suyos. Miró por su carrera política, cierto, pero representó un socialismo combativo que tanto el PSOE como el PSC acabaron olvidando. Harta de las tergiversaciones del lenguaje del soberanismo, y de la indolencia de la dirección del PSC –el sector más catalanista del partido la menospreció siempre, muchos de ellos dejaron el PSC—acababa lanzando mensajes en su cuenta de Twitter directos al blanco independentista.
Barroso catapultó su carrera política, pero también la perjudicó por sus intereses mediáticos
“Mientras en el mundo se abren puertas y se construyen puentes, el soberanismo catalán levanta murallas y prepara fronteras”, aseguraba en diciembre de 2013, cuando el gobierno catalán anunciaba que había convocado el referéndum del 9N de 2014. Ya no era la Cataluña que había defendido, desde Esplugues, primero, desde el PSC y desde el Congreso después.
Acabó siendo el blanco fácil de muchos soberanistas, camuflados en las redes sociales, y de sus compañeros de partido, que nunca la vieron como un miembro del equipo, sino como una dirigente dispuesta a dirigir su propio proyecto para ser presidenta del Gobierno. El dolor, pese a todo, es agudo, enorme. Una mujer, una socialista convencida, joven, se ha muerto. El PSC está de duelo. Y todo el PSOE.
En el recuerdo inmediato queda la portada de El Periódico de Catalunya, polémica pero efectiva, del 17 de abril de 2008. Milo Manara dibujaba a Chacón, vestida de soldado, embarazada, con un fusil. Su nombramiento como ministra de defensa había conmocionado a toda España.