Así son las cárceles «amables» a las que llegan los presos independentistas
Junqueras va a Lledoners, un centro pionero, y Puig de les Basses, destino de Forcadell, fue inaugurada en 2014 y es la segunda prisión más nueva de Cataluña
La llegada de los líderes independentistas encarcelados a prisiones catalanas satisface finalmente una reivindicación que se arrastra desde hace meses. Tan pronto como se anunció, el Govern se apresuró a remarcar que los presos no tendrán ningún trato especial, y que, pese a tener transferidas las competencias penitenciarias, la Generalitat no tiene potestad ni para modificar su régimen de visitas ni para concederles permisos u otras prerrogativas que no tienen los presos preventivos.
Eso no significa que su calidad de vida no mejore. Por un lado, porque pueden encontrarse con un ambiente menos hostil. Por otro, porque la Generalitat prevé agruparlos en un mismo módulo, al margen del resto de los reclusos. En todo caso, los nueve procesados se repartirán en dos de los centros penitenciarios más modernos de Cataluña.
El destino de siete de ellos es la prisión de Lledoners, situada en el término municipal de Sant Joan de Vilatorrada
El destino de siete de ellos es la cárcel de Lledoners, situada en el término municipal de Sant Joan de Vilatorrada, a 3,5 kilómetros de Manresa (Barcelona). Allí van el exvicepresidente Oriol Junqueras, los exconsellers Raül Romeva, Joaquim Forn, Jordi Turull y Josep Rull, el expresidente de la ANC Jordi Sànchez y el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart.
Los cinco primeros estaban hasta ahora en la cárcel de Estremera, y los otros dos, en Soto del Real, dos de las cárceles más modernas de España. La primera, fue estrenada hace apenas diez años. La segunda, abierta en 1995, es conocida por ser la prisión de referencia de la Audiencia Nacional, por lo que ha alojado a numerosos presos famosos.
Lledoners, centro pionero
Lledoners fue inaugurada en 2008 -como Estremera- por el entonces presidente de la Generalitat José Montilla, y vendida entonces como la joya de la corona de un nuevo modelo penitenciario más «amable«, lo que incluía interfonos y duchas en todas las celdas, de 10 metros cuadrados, pero también un plan piloto para corresponsabilizar a los presos que se comprometían a llevar una vida sin drogas ni violencia.
Claro que la apertura fue convulsa. La primera directora duró apenas cinco meses, y las quejas sindicales por la falta de efectivos fueron recurrentes durante una temporada.
Lledoners es el único centro en Cataluña en el que todos los módulos funcionan con el sistema denominado «de participación y convivencia»
De todos modos, aquel plan piloto se extendió, y hoy Lledoners es el único centro en Cataluña en el que todos los módulos funcionan con el sistema denominado «de participación y convivencia», que según la Generalitat redue la conflictividad y por el cual los internos se organizan en comisiones escogidas mediante votaciones. Las comisiones hacen propuestas que pueden ir de iniciativas solidarias, deportivas o de mediación de conflictos que luego los propios presos desarrollan en colaboración con el personal del centro.
El centro tiene capacidad para 929 presos, pero ahora mismo su población reclusa es de 684, con lo que espacio no falta.
Puig de les Basses, abierta en 2014
Por su parte, la exconsellera Dolors Bassa y la expresidenta del Parlament Carme Forcadell irán a Puig de les Basses, un centro ubicado en Figueres inaugurado hace apenas cuatro años, lo que lo convierte en la segunda prisión más nueva de Cataluña (solo superada por la de Mas Enric, abierta en el municipio tarraconense de El Catllar en 2015).
Puig de les Basses ocupa una superficie de 62.000 metros cuadrados, supuso una inversión de 109 millones de euros y ha servido para sustituir a las antiguas cárceles de Figueres y Girona.
El centro cuenta con capacidad para 922 personas y ahora cuenta con 734 presos. A diferencia de Lledoners, el centro cuenta con módulos específicos para jóvenes, mujeres e internos preventivos. En la actualidad, cuenta con 35 reclusas.