Por qué el uso de armamento nuclear está en el guion de la estrategia de Putin
Que de las amenazas se escale a un uso nuclear es aún algo remoto. Pero si la guerra rusa en Ucrania se enquista y se produce alguna clase de intervención occidental, los rusos ya han dejado por escrito que actuarán preventivamente con “daños inaceptables”
El fantasma de la guerra nuclear recorre Europa desde el domingo por la tarde, cuando el presidente Putin hizo una velada amenaza a los países occidentales de consecuencias nunca antes vistas en la historia, mientras incrementaba el nivel de alerta de su fuerza nuclear.
El espectro del uso del arma nuclear es bastante más probable de lo que los profanos en la materia suelen imaginar. Esto no quiere decir que el empleo de armas nucleares sea ahora muy probable. Todo depende de la evolución del conflicto y del tipo de escenario político-militar que termine configurándose.
Como explico en mi artículo en la revista Ejércitos «Las cuatro olas de la estrategia nuclear rusa» la estrategia nuclear de la Federación fue la siguiente: en 1999 los autores rusos Levshin, Nedelin y Sosnovskiy, escribieron el artículo «Sobre el uso de las armas nucleares para desescalar las acciones bélicas», que dio forma a la estrategia de «escalar para desescalar», que consiste en el empleo gradual de armas nucleares para prevalecer en un conflicto militar contra una coalición de países (como caso de la OTAN) que la superan en potencial.
El primer uso sería meramente demostrativo, que haría detonar un arma nuclear en áreas no pobladas y a la sumo contra pequeños objetivos militares. Luego se iría escalando progresivamente en empleo a mayor escala por los peldaños de demostración-intimidación, intimidación, intimidación-represalia, represalia intimidación y, por último, el de represalia (que consistiría en ejecutar ataques nucleares masivos por todo el teatro de guerra).
Los ataques prenucleares pueden causar un daño económico masivo
Sin embargo, la doctrina oficial rusa respecto a la disuasión estratégica dejó atrás esta «estrategia» de «escalar para desescalar» (que, por otra parte, nunca fue adoptada oficialmente). La doctrina rusa oficial, la militar del año 2014 y las enmiendas que se publicaron en 2020, establece una disuasión «prenuclear», en la que Rusia pretende dominar la escalera del conflicto usando salvas de municiones de precisión de larga distancia contra objetivos operacionales y estratégicos militares, además de contra infraestructura civil crítica. Esta clase de ataques, similares a los que Irán ejecutó contra la refinería de Abqaiq en Arabia Saudí, podrían causar un daño económico masivo.
Con esta clase de ataques prenucleares, Rusia pretende mantener el dominio de la escalada nuclear. Los conceptos de escalada del conflicto y de escalera nuclear, no son una ideación rusa, sino que reproduce las obras de intelectuales de los estudios estratégicos americanos, como es Hermann Khan y su famoso libro «On the thermonuclear war», en la que describía los peldaños de la escalera por los que podría desarrollarse un conflicto entre potencias nucleares.
La clave que hay que tener en cuenta, es que la estrategia nuclear no presupone que el empleo de armas atómicas pase automáticamente de un primer uso (el disparo de advertencia que describían los tres autores rusos citados) a un apocalipsis nuclear universal en el que se disparan todas las ojivas. Dado que un primer uso masivo terminaría en la destrucción mutua, se llega a una situación de estancamiento nuclear o de absurdo que, por otra parte, induce a usos más «racionales» y limitados.
«Puntos de Schelling»
Fue Thomas Schelling en sus magistrales obras «Armas e influencia» y «La estrategia del conflicto», el que explicó cómo en un enfrentamiento (no una guerra) entre potencias nucleares se produce una competición de voluntades, intereses y potencia militar, en el que la potencia que tenía un balance superior prevalece.
Los intereses en juego en un conflicto no son iguales para los actores en liza. Por ejemplo, Ucrania es de un interés muy superior para Rusia que para EE.UU o Francia. Por lo tanto, es difícil imaginar que se sacrificaría París o Nueva York para salvar Kiev de un invasión rusa. Por ello, en los estudios estratégicos, al lugar en que una potencia no estaría dispuesta a sufrir un coste para lograr un objetivo de interés se los denomina «puntos de Schelling».
La actual doctrina militar rusa tiene un importante prenuclear, pero llegados a cierto umbral de interés y seguridad nacional, también contempla el empleo de armas atómicas. Cuando Putin amenazó con escalar, estaba señalizando que su punto de Scheling acepta la guerra nuclear para impedir una intervención occidental en el conflicto ucraniano. Además, la doctrina rusa está presidida por el concepto de Disuasión Estratégica, por el que se trata de intimidar y hacer coerción contra las potenciales amenazas que podrían surgir contra Rusia.
A ese respecto, los escritos de los estrategas y mandos rusos en los que desarrollan su visión de la estrategia rusa, hacen crecientes referencias a la acción preventiva. Como cito en mi artículo en Ejércitos «Pensamiento y disuasión estratégica rusa», el propio general Gerasimov (mando del Estado Mayor General) escribió en un artículo que “Actuando rápidamente, debemos adelantarnos al enemigo con medidas preventivas, identificar adecuadamente sus vulnerabilidades y crear las amenazas de infligirle daños inaceptables”.
Putin está aplicando la disuasión estratégica y nuclear rusa en la invasión en Ucrania
Es decir, Putin no ha hecho sino aplicar el canon de la disuasión estratégica y nuclear rusa. Las palabras de Putin no son sorprendentes ni irracionales, sino que siguen una lógica muy bien analizada en los estudios estratégicos americanos, adoptada con variaciones por los estrategas rusos.
Evidentemente, que de las amenazas se escale a un uso nuclear es aún algo remoto. Pero si la guerra rusa en Ucrania se enquista y se produce alguna clase de intervención occidental, los rusos ya han dejado por escrito que actuarán preventivamente con “daños inaceptables”.
El punto de lo preventivo es muy importante, porque Rusia no actuaría así cuando las acciones occidentales fueran abiertas y a gran escala, sino que actuaría antes y preventivamente. De ahí la sobreactuación de Putin, desde que Rusia crea sospechar que podría darse en un futuro una intervención occidental, podría escalar y hacer acciones preventivas.
Esperemos que los decisores occidentales sean conscientes de estos detalles y no tensen demasiado la cuerda, porque los estrategas rusos decidirían actuar no cuando esté a punto de romperse sino que «preventivamente» lo harían antes.