GM sigue en Opel y deja en el alero importantes contratos de empresas catalanas
Venture Electronics, Talleres Àngels Sala y Talleres Auxiliares de Estampaciones negociaban con Magna
La decisión de General Motors de no vender Opel y, por tanto, que el grupo Magna no asuma la gestión del grupo automovilístico europeo pone en peligro tres importantes contratos que estaban negociándose entre empresas catalanas y la hasta hace unos días virtual propietaria de Opel.
Se trata de tres comandas que, según fuentes del sector, habrían supuesto para las empresas adjudicatarias por lo menos varios años de trabajo. Los contactos entre la delegación de Magna desplazada hace unos días a Barcelona y las empresas locales tuvieron, entre otros como protagonistas a las sociedades, Venture Electronics y más concretamente a su filial local y a los Talleres Àngels Sala y a la sociedad Talleres Auxiliares de Estampaciones.
Los pedidos se refieren a la fundición especializada, concretamente de aluminio; a la mecanización de piezas. Las tres contratas se empezaron a negociar unas semanas antes que se celebrase en Barcelona. Los contactos se realizaron a partir de un análisis previo de las características de las empresas que aspiran a hacerse con los pedidos. En Barcelona hay constancia que se intercambiaron datos concretos sobre los productos y sus características técnicas y las homologaciones que requieren este tipo de contratos.
Fuentes relacionadas con las empresas auxiliares de la automoción consideraban que para este ámbito la entrada de una nueva empresa como responsable de Opel era una oportunidad para las compañías auxiliares del sector del automóvil en Catalunya. El mecanismo a partir del cual se realizan los acuerdos de suministro de piezas o componentes tienen una primera etapa en la que el comprador “prueba” la calidad y la capacidad de suministro, además de fijar el precio. Una vez pasado este filtro se acostumbran a realizar contratos de larga duración que para empresas de tamaño pequeño o medio pueden suponer asegurarse trabajo durante toda la vida útil de la pieza o el componente contratados.
La decisión de General Motors de no vender su filial Opel y romper el pacto con el fabricante austro-canadiense Magna y el banco ruso Sberbank tras meses de negociación ha causado gran indignación entre los países europeos que tienen factorías de la marca y de la propia Comisión Europea, que ha exigido al gigante de Detroit que presente cuanto antes un plan de futuro «sólido» y que garantice el empleo. Desde España, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha advertido de que no aceptará nada por debajo del acuerdo alcanzado con Magna para la planta zaragozana de Figueruelas, donde se había alcanzado el compromiso de despedir a 900 de sus 7.000 empleados.
«No vamos a volver a la casilla de salida», ha asegurado Sebastián tras destacar que la ruptura del acuerdo «ha sido una sorpresa que nadie esperaba» y ha asegurado que no entiende «cómo GM ha manejado esta crisis» para garantizar el futuro de Opel, que emplea a 55.000 personas en toda Europa. Los sindicatos, por su parte, han convocado paros en las fábricas para presionar a General Motors.
El Gobierno alemán, que ha liderado las complicadas conversaciones entre GM, Magna y los países afectados, que han recibido el anuncio con mucha incertidumbre, ha reaccionado a la noticia con irritación. «El comportamiento de General Motors es totalmente inaceptable», ha criticado visiblemente contrariado el ministro de Economía, Rainer Brüderle. El nuevo titular del departamento ha recordado, además, que «en 10 años -GM- no ha tenido ningún plan y solo ha producido pérdidas», por lo que ha instado al fabricante de Detroit a presentar cuanto antes su plan de reestructuración.