Así puedes evitar los gastos comunitarios si alquilas un piso
Los gastos comunitarios se destinan a afrontar la larga lista cuotas comunes que hay en un bloque de viviendas
La cuota comunitaria es un pago que deben hacer frente todas aquellas personas que sean propietarias de una vivienda en una comunidad de vecinos para pagar los gastos comunes, como pueden ser la luz o las tareas de mantenimiento para la conservación del edificio.
Por regla general, tal y como se recoge en la Ley de Propiedad Horizontal, la obligación del pago de la cuota comunitaria es de los propietarios del inmueble. Por ello, en el caso de los alquileres, los inquilinos no deberán asumir esta cuota, puesto que no son propietario y, por lo tanto, no deben asumir los gastos de mantenimiento del edificio.
Asimismo, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite que un propietario que tenga su vivienda en alquiler, le cobre al inquilino ciertos gastos para el mantenimiento de la vivienda, como los gastos de la comunidad, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o la tasa de basura, entre otros.
Así puedes evitar los gastos comunitarios si alquilas un piso
Algunos de estos gastos pueden no estar reflejados en el contrato de alquiler. Es ahí cuando surgen las dudas sobre quién debe asumir los gastos, como es el caso de la cuota de la comunidad de propietarios o el Impuesto de Bienes Inmuebles.
Por ello, la clave para dictaminar quién debe asumir los gastos de la vivienda -tanto los individuales como los generales- y evitar los gastos comunitarios es dejarlo bien reflejado en el contrato firmado el inquilino y el propietario.
«Este pacto deberá constar por escrito y determinar el importe anual de dichos gastos a la fecha del contrato», recoge la Ley de Arrendamientos Urbanos.
Por el contrario, si este acuerdo no está por escrito y firmado por ambas partes, lo más habitual es que el propietario el que pague la comunidad, el IBI o la tasa de basuras, mientras que el inquilino se hace cargo de los gastos individuales como el agua, luz o el gas.