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El colapso de Spanair deja en tierra a 23.000 pasajeros y afecta a 4.000 trabajadores

La aerolínea presentará concurso de acreedores con 206 millones de pasivo. El cese toca de lleno a los empleados de la aerolínea y de varias empresas auxiliares. Ferran Soriano justifica la decisión “por prudencia y seguridad”

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Spanair no volverá a despegar. La compañía catalana anula las operaciones, deja varados en tierra a 23.000 pasajeros y envía a 4.000 trabajadores a un futuro incierto. La próxima semana presentará concurso de acreedores con un pasivo mínimo de 206 millones de euros.

El cese es una decisión que se ha tomado “por precaución y por seguridad” según su presidente, Ferran Soriano. Además, en un comunicado oficial, el consejo de administración de Spanair reconoce que la suspensión de las operaciones se produce «ante la falta de visibilidad financiera para los próximos meses».

La web de la aerolínea dejó de vender billetes en la tarde del viernes y se sustituyó por un aviso oficial con el que se explica la decisión. La competencia activó pocos minutos después los planes de rescate para recoger a los pasajeros afectados. Este sábado se anularán 91 vuelos, con 8.695 pasajeros afectados, y 129 el domingo, con 14.076 viajeros perjudicados.

El Ministerio de Fomento, del que depende Aviación Civil, mantiene un gabinete de crisis y ha habilitado salas especiales para los clientes en El Prat y Barajas. El Gobierno ha abierto un expediente sancionador para garantizar los derechos de los consumidores. La Ministra de Fomento, Ana Pastor, se lamentaba –visiblemente molesta– de que la aerolínea les avisó sólo 90 minutos antes de comunicar el cierre públicamente.

Los trabajadores de la aerolínea afectados por el cese son prácticamente 4.000. La plantilla la componen 2.400 profesionales, aunque penden de un hilo otros 1.500 puestos de trabajo indirectos, particularmente en la compañía que presta los servicios de apoyo en tierra a Spanair, Newco. El 80% de la plantilla depende de la franquicia catalana.

Aterrizaje forzoso de un proyecto político

Pero la caída de Spanair, además de a sus clientes y empleados, daña los cimientos de la política catalana. La Generalitat –José Montilla primero, y luego Artur Mas–, y el Ayuntamiento de Barcelona, con los alcaldes Hereu y Trias al frente, apostaron por Spanair con la intención de que construyera un nodo de conexión de vuelos intercontinentales (hub) en el aeropuerto del Prat.

Ambas administraciones han inyectado en tres años más de 140 millones de euros. En su empeño han implicado a otras instituciones como Fira de Barcelona o Turisme de Barcelona, que ahora podrían responder por esas deudas. El organismo ferial ha confirmado que tiene provisionadas todas sus aportaciones, 25 millones.

Las millonarias inyecciones públicas no bastaban para convertir en realidad los propósitos sobre el hub ni para lograr que Spanair fuera la aerolínea internacional con base en Barcelona. Los números nunca han cuadrado y sólo en 2010 perdió 116 millones de euros. Por ello, desde la toma de control catalana, en 2009, se inició la búsqueda de un socio industrial que pusiera los medios para dar el salto a las operativas de más de 2.900 kilómetros.

La última intentona la ha protagonizado Qatar Airways. El consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, se desplazó hasta Doha para intentar alcanzar un acuerdo. Este jueves, Catar daba el no definitivo por miedo a las sanciones de la Unión Europea en relación a las ayudas públicas y por los altos costes de la operativa de Spanair.

El último vuelo

Con el no árabe, también ha saltado del barco Artur Mas: este viernes la Generalitat comunicaba oficialmente a Spanair que cierra el grifo. «El Gobierno catalán ha de ser extraordinariamente cuidadoso con sus prioridades de gasto», asegura el Ejecutivo autonómico en un comunicado oficial.

Sin el respaldo público, el órgano de gobierno de la aerolínea no tuvo más remedio que decidir echar el cierre en la misma noche del viernes, confirmando las peores sospechas que fueron creciendo durante el día. El último vuelo aterrizó a las 10 de la noche del viernes en El Prat. A esa hora, con esa aeronave, tocaba tierra un sueño nacionalista.

Teléfonos de atención para los pasajeros de Spanair: 900 13 14 15 (gratuito) y 902 13 14 15

Ismael García Villarejo

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