Arranca la última temporada taurina en Catalunya
El inicio tiene lugar 48 horas después de que Francia haya declarado que la fiesta nacional en España forma parte de su patrimonio cultural
Que en el domingo de resurrección arranque la última temporada taurina en la Monumental de Barcelona se antoja cuanto menos una paradoja, aunque los aficionados catalanes acaricien la coincidencia como una premonición de que la tauromaquia sea indultada después de la Mercè (24 de septiembre) y no llegue a hacerse efectiva la prohibición que se aplicará a partir del 1 de enero de 2012. Pero la coincidencia y la paradoja es doble, porque la temporada en la única plaza de toros que permanece activa en Catalunya se inaugura este domingo exactamente 48 horas después de que Francia haya declarado que la fiesta nacional en España forma parte de su patrimonio cultural inmaterial.
Una novillada con picadores abrirá los toriles a partir de las 18.30 horas de la tarde del domingo a seis novillos de Mari Carmen Camacho para Juan del Álamo, Víctor Barrio y Alberto López Simón. Es la primera de un total de cuatro novilladas que hasta el 29 de mayo constituirán los festejos que, a modo de teloneros, servirán de aperitivo de once corridas de toros, entre las que habrá una de rejones. Unas corridas en las que se podrá ver a las grandes figuras, como Manzanares, El Juli, El Cid, Morante, Perera, Castella y Serafín Marín, el torero catalán que lloró en julio pasado cuando el Parlament dio la puntilla a la fiesta. Pero la corrida más esperada será la de la reaparición del admirado José Tomás, que ya tuvo a bien elegir Barcelona como escenario de su anterior vuelta a los ruedos.
La abolición de los toros en Catalunya dio aún más alas, si cabe, a las aspiraciones del observatorio de las culturas taurinas de Francia, cuyos impulsores aceleraron el expediente de solicitud para que la fiesta sea declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. El primer y gran paso se ha dado la víspera de Sant Jordi, fiesta cultural por excelencia en Catalunya. El viernes, Francia se convirtió en el primer país del mundo que inscribe a los toros en el inventario de su patrimonio cultural.
Arles, epicentro de la tauromaquia
Francia, que ya consiguió en noviembre de 2010 que la Unesco inscribiese en el patrimonio inmaterial de la humanidad la cocina mediterránea, al igual que lo están el flamenco y los castells (castillos humanos catalanes); consagra así la fiesta en las cuatro de las 22 regiones galas donde existe la tradición autóctona de la tauromaquia. Y es que las corridas fueron introducidas a mediados del siglo XIX en el vecino país, donde cada año se celebran festejos en 47 ciudades, con Arles como epicentro.
Con una tradición más moderna que España, Francia ha logrado que se valoren los toros dentro de su patrimonio cultural. Una gesta que ahora da ánimos a la federación de entidades taurinas de Catalunya en su proyecto de recoger medio millón de firmas que respalden una iniciativa legislativa popular (ILP) en el Congreso de los Diputados, con el objetivo de que la fiesta de los toros quede “blindada” y así se pueda derogar su prohibición en Catalunya, donde paradójicamente otra ILP impulsó la inclusión de la tauromaquia en la actual ley de protección de los animales.
Observatorio francés
Mientras el PP insiste al Govern de CiU para que respalde su propuesta de aplazar la entrada en vigor de la prohibición de los toros hasta el año 2015, el observatorio francés de las culturas taurinas se ha propuesto intensificar su apoyo a las entidades de España, Portugal y de los cinco países iberoamericanos que también son taurinos para que la tauromaquia sea igualmente reconocida y así solicitar conjuntamente a la Unesco el espaldarazo definitivo.
El trabajo científico del observatorio galo de las culturas taurinas está integrado por un equipo de universitarios dirigidos por François Zumbielh, con la participación, entre otros, del filósofo Francis Wolf y la historiadora Araceli Ghillaume-Alonso. La Universidad de la Sorbona es una de las catedrales de la cultura gala que reivindican la tauromaquia como arte.
El diestro español Luis Francisco Esplá cerró en diciembre de 2009 un ciclo en el centro de estudios hispánicos de la Sorbona con una conferencia con el título La ética del toreo. En las mismas aulas donde profesaron Jorge Guillén y Pedro Salinas, Esplá realizó una declaración de fe, heroísmo y extrañeza cuyo eco es digno de recoger en estos atribulados tiempos para la fiesta en Catalunya: “Yo siempre he estado con los marginales, con los proscritos. En Roma, hubiera sido cristiano. En la Alemania de Hitler, judío. Quizá por eso he sido torero en la España posmoderna…”.