El gatillazo de la izquierda andaluza firma la ruptura entre Yolanda Díaz y Pablo Iglesias
La desconfianza se instala en la recién nacida coalición de izquierdas, en la que no figura Podemos por no haber llegado a tiempo al registro electoral, y tensiona aún más las relaciones entre la formación morada e IU, que logra colocar, con la bendición de la vicepresidenta del Gobierno, a Inma Nieto como cabeza de lista
La ruptura entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz es ya una realidad y el primer escenario donde se está representando dicha fractura es en Andalucía de cara a las próximas elecciones del 19J.
La candidatura conjunta de las izquierdas andaluzas, inscrita cerca de la medianoche de este viernes bajo la marca Por Andalucía, un acuerdo muy esperado en el espectro progresista, ha nacido, sin embargo, envuelto en un embrollo jurídico de difícil solución y compleja digestión para los legos en la materia. Apenas unos minutos después de que se confirmara un acuerdo in extremis entre Podemos e IU -los socios mayoritarios-, trascendía que el registro de la firma de Podemos ante la Junta Electoral andaluza y no llegaron a tiempo. En ese momento, Podemos solicitó la inscripción en el registro, para tratar de solventar lo que consideró un “escollo administrativo”, sin embargo esta petición ha sido rechazada.
El organismo encargado de validar el proceso electoral del 19J, ha informado que la candidatura del bloque de izquierdas les fue remitida una vez pasada la hora límite marcada por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, es decir, las 12:00 de la noche. Concretamente, la Junta recibió dos comunicaciones, una a las 00:14 horas y otra a las 01:07. Ante esta decisión cabe recurso ante la Junta Electoral Central.
En la práctica, esto significa que, en tanto el recurso no se resuelva, el logo de Podemos no podrá aparecer en las papeletas de la confluencia, que tiene un arcoíris como emblema, junto al resto de formaciones coaligadas en la marca Por Andalucía: Izquierda Unida, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Si bien, cabe recordar que lo que in extremis se acordó el viernes noche es un acuerdo político entre el partido morado e IU, al margen de las demás fuerzas, relativo al reparto de los órganos de dirección del grupo parlamentario, funciones, representación en órganos de extracción parlamentaria (RTVA, Consejo Audiovisual, Mesa del Parlamento…), subvenciones electorales y los gastos de campaña, entre otros asuntos.
Porque, tras meses de negociaciones, intermediarios y coincidencia programática, el principal punto de fricción ha sido y es el relativo al poder y la representación. Y ese escollo lo hay aquí en Andalucía como lo hay a nivel nacional. Lo visto hasta la fecha es una traslación de la lucha por el poder en el espacio de izquierdas entre dos frentes: el que representa la órbita de Pablo Iglesias, quien sin cargo orgánico sigue rigiendo los destinos de Podemos, y la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, empeñada en marcar distancias con el responsable de su salto a la política nacional para lograr un espacio libre de la etiqueta morada que aglutine las distintas fuerzas progresistas del espectro político.
La fecha límite para el registro de las listas electorales concluirá el próximo 13 de mayo y será entonces cuando se conozca el progreso de las conversaciones para incorporar a la candidatura los distintos nombres propuestos por Podemos, que podrían figurar como independientes.
Lo cierto es que la dureza y la desconfianza que ha regido las negociaciones sirve de antesala para el cisma definitivo entre ambos espacios políticos. Por lo que se presume que la conformación de las candidaturas en los procesos electorales venideros a nivel municipal y autonómico, a la espera de las generales, será igual de compleja e incierta que la vivida hasta la fecha para el proceso andaluz.
La principal crítica que las fuerzas de izquierdas hacen a Podemos es que esta formación juega a liderar un espacio político con los mismos códigos hegemónicos que regían en 2016, cuando en las elecciones generales obtuvo 71 diputados y más de cinco millones de votos, rozando en aquel año su soñado sorpasso al PSOE, que se quedó en 85 diputados y casi 5,4 milones de votos. Entonces, ya IU y Podemos llegaron coaligados a las generales, pero IU, aunque veteranos en política, eran los socios menores.
Hoy, seis años después, los electores han ido dejando progresivamente de lado Podemos –múltiples análisis de las razones se podrían hacer al respecto- en favor de otras opciones políticas progresistas con una mayor implicación en los territorios. De hecho, el Frente Amplio que abandera Díaz, aún por moldear, está amadrinado por representantes de formaciones que gozan de gran hegemonía en la izquierda en sus comunidades, caso de Mónica García (Más País Madrid), Mónica Oltra (Compromís) o Ada Colau (En Comú).
Esa será la estrategia de la también ministra de Trabajo para hacerse fuerte: promover en los territorios candidaturas encabezadas por aquellas fuerzas progresistas más reconocidas. A grandes rasgos, en aquellos lugares donde Podemos sea fuerte, serán los morados los cabezas de cartel y los que tengan la batuta, en los territorios donde otras fuerzas sean las dominantes, los morados, tendrán que dar un paso al lado y ceder protagonismo. Que esta estrategia convenza a Iglesias y su órbita está por ver.
Cabe recordar que, pese al empuje mediático con el que irrumpió Podemos en 2015, en Andalucía su relación de convivencia con Izquierda Unida ha sido la de un matrimonio roto desde el principio, donde hay distintos relatos pero una evidencia: de aquella unión ya no queda hoy prácticamente nada.
En datos objetivos, en la comunidad andaluza entre Podemos e IU, la fuerza mayoritaria es Izquierda Unida, con un arraigo histórico en el entorno rural a través de Izquierda Unida y el Partido Comunista, fuera de toda duda. Desde el punto de vista del poder local, Izquierda Unida tendría más de mil concejales repartidos por toda Andalucía frente a los apenas 80 concejales llegados a la política de la mano del partido morado y contaría con más de 60 alcaldías.
El Ayuntamiento más señero que en su día participó de la corriente Podemos es el de Cádiz, con José María González Kichi como alcalde, aunque ya hace tiempo que el político gaditano, de la corriente Anticapitalistas, ha marcado diferencias más que notables con Pablo Iglesias, cuya deriva política ha criticado en público en numerosas ocasiones.
Yolanda Díaz, un paseo por la Feria para escenificar unidad
Si bien, en su primera visita a Andalucía, el pasado marzo, Yolanda Díaz declaró que su proyecto político no podría concurrir a las elecciones autonómicas “por falta de tiempo”, según adujo entonces, su aparición este jueves en la Feria de Abril de Sevilla, junto al ministro de Consumo, Alberto Garzón y la líder de Más País Andalucía, Esperanza Gómez, ha sido definitiva para evidenciar de qué lado estaba.
A mediodía de este viernes, horas después de la visita a Sevilla, cuando las conversaciones estaban absolutamente encalladas, fuentes presentes en las negociaciones del bloque de Izquierda Unida consultadas por Economía Digital, seguían sosteniendo que aspiraban a lograr un acuerdo siempre y cuando la otra parte, Podemos, cejara en su empeño de imponer a su candidato.
El candidato morado era Juan Antonio Delgado, diputado nacional en el Congreso por Unidas Podemos, guardia Civil de carrera, un perfil prácticamente desconocido promocionado en las últimas semanas por Ione Belarra, secretaria general de Podemos. El viernes, en una entrevista en RNE, Iglesias defendió que Delgado sería un “candidato increíble” por su “perfil” y por ser guardia civil de profesión.
Al respecto de la necesidad de una candidatura única, Díaz expresó en Sevilla, en una suerte de escenificación ante las cámaras de lo que debiera ser la unidad de la izquierda, su deseo conformar una candidatura única. “No me compete a mí señalar las negociaciones que se están desarrollando en Andalucía, pero sí les digo una cosa: el verbo que me gusta conjugar es sumar. Sumar y sumar, sumar diversidades, sumar proyectos diferentes para seguir ensanchando nuestro país”. Y añadió: “Desde luego, lo que me gustaría es que Andalucía no se coloque de espaldas al signo de los tiempos, mire hacia adelante y hacia la suma”.
De este modo, aunque fue cortejada por unos y otros, como así quedó reflejado en las distintas cuentas de los partidos en Twitter, el paseo que Yolanda Díaz dio por el Real de la Feria, a solas junto a la parlamentaria algecireña Inma Nieto, se interpretó como el respaldo más evidente a su preferencia sobre quién debía ser la candidata de consenso del bloque encabezado por Izquierda Unida y Más País.
La ya elegida candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Inmaculada Nieto (Algeciras, Cádiz, 1971), es una política de discurso sereno a la que se le puede aplicar la fórmula de mano de hierro en guante de seda bregada ya en tres legislaturas autonómicas. Militante de Izquierda Unida y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada, como portavoz parlamentaria de Unidas Podemos por Andalucía ha protagonizado en los últimos años en el Parlamento algunas de las intervenciones más brillantes de la cámara en su labor de oposición al presidente del Gobierno, Juan Manuel Moreno.
Asimismo, fue una de las protagonistas de la descomposición del grupo parlamentario y de la expulsión de Teresa Rodríguez y otros 11 diputados de la coalición Adelante Andalucía. Llegó a la portavocía del grupo parlamentario de Unidas Podemos por Andalucía en 2019, cuando sustituyó al coordinador de IU, Antonio Maíllo.
Su primer mensaje al haber sido elegida candidata ha sido “Por Andalucía, con ilusión y a por todas”, junto a una fotografía con Yolanda Díaz.
La atomización trae tres papeletas a la izquierda y pérdida de representación
Con este escenario, cuando los andaluces vayan a votar el próximo 19J encontrarán tres papeletas en el espacio de la izquierda: al margen de la del PSOE, concurrirán otras dos listas: Por Andalucía, la candidatura de izquierdas impulsada por Izquierda Unida, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz y, por ahora, como apoyo político exterior, Podemos y Alianza Verde.
El acuerdo contempla que Inma Nieto (IU) concurra como cabeza de lista por Málaga, Esperanza Gómez (Más País) como cabeza de lista de Sevilla mientras Juan Antonio Delgado, el candidato promocionado por Podemos, concurrirá por Cádiz.
La tercera papeleta del espectro de la izquierda a la izquierda será la de Adelante Andalucía y estará encabezada por Teresa Rodríguez, que ya hace semanas se desmarcó de cualquier acuerdo al respecto. Desde noviembre de 2020, tras su expulsión del grupo parlamentario en un traumático divorcio retransmitido por redes sociales y con peajes en los tribunales, encabeza el grupo de No Adscritos del Parlamento.
En el momento en que el presidente de la Junta de Andalucía firmó el decreto de disolución de la cámara, el pasado lunes 25 de abril, bajo la denominación de Unidas Podemos por Andalucía, hay un total de seis diputados, todos de IU. Por otro lado, en el grupo de No Adscritos están los 12 diputados liderados por Teresa Rodríguez, en su día colíder, junto a Antonio Maíllo –ex líder regional de Izquierda Unida ya fuera de la política-, de la confluencia Adelante Andalucía.
Ninguna encuesta hecha hasta la fecha, otorga a este espacio político semejante representación en la cámara, ni juntos ni por separado. La atomización de la izquierda hace aún más complicadas las opciones de conseguir representación en el Parlamento.
Que el PSOE y todas izquierdas logren sumar más que la suma del bloque de derecha resulta, a día de hoy, una quimera. Juanma Moreno, al menos por el lado de la izquierda, puede dormir tranquilo. Cosa diferente es el aliento que siente de cerca por parte de Macarena Olona. Pero eso es otra historia.