Prueba del Nissan Qashqai e-Power: Un SUV híbrido diferente
Con la tercera generación del Qashqai ha llegado la versión híbrida e-Power, en la cual el motor de gasolina se emplea para generar electricidad en lugar de trasladar su fuerza a las ruedas del vehículo
A pesar de que su nombre no ha cambiado, hay muy poco de las anteriores generaciones en este nuevo Nissan Qashqai, conocido internamente como J12 y construido sobre un kit modular inédito hasta ahora: la plataforma CMF-CD de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, un kit de componentes que permite el montaje de sistemas de propulsión térmicos, híbridos o eléctricos para un enorme abanico de vehículos de los segmentos C y D.
Fabricado en la planta británica de Sunderland, el nuevo Qashqai es ligeramente más largo que la anterior generación, pero, sobre todo, más ancho, si bien lo más llamativo es el enorme salto de calidad que han experimentado sus revestimientos, sus mandos, su interfaz multi-media… todo eso que suele agruparse bajo el paraguas de la “calidad percibida”, ya que este SUV compacto ofrece un aspecto de coche de gama más alta en cuanto accedemos a su interior, independientemente del acabado que elijamos.
Una gama completa para el Nissan Qashqai
La gama, como ha ocurrido siempre en el SUV compacto de Nissan, se articula en torno a una amplia oferta de sistemas de propulsión y equipamientos, con una versión micro-híbrida de gasolina de 140 CV y el nivel de equipamiento Acenta como escalón de acceso.
El tope de gama corresponde al Qashqai e-Power con el acabado Tekna+ (la versión que hoy ponemos a prueba), y entre medias podemos optar por un micro-híbrido de 158 CV con cambio automático CVT, que además nos ofrece la posibilidad de disponer de tracción total, algo netamente recomendable en un SUV, y más en este caso en el que su elección acarrea una mejora en el diseño de la suspensión trasera, que pasa de ser un simple eje torsional a disponer de una arquitectura de paralelogramo deformable.
El atípico Nissan Qashqai e-Power
Pero hoy nos toca hablar de la versión más respetuosa con el medio ambiente y, a la postre, la más potente, al menos mientras Nissan no se decida a lanzar un Qashqai 100 % eléctrico empleando el sistema de propulsión ya estrenado por el Renault Mégane e-Tech Electric.
A diferencia de los híbridos convencionales o híbridos serie-paralelo, este Nissan Qashqai e-Power es un híbrido-serie. Esto quiere decir, sencillamente, que en este Qashqai el motor de combustión nunca manda su fuerza directamente a las ruedas, sino que mueve un potente generador eléctrico que produce la energía necesaria para que un motor eléctrico, que es el único que gira solidario a las ruedas, sea el encargado de transmitir la energía disponible al suelo.
Así, el sistema dispone, por un lado, de un motor 1.5 tricilíndrico de gasolina sobrealimentado por turbocompresor que desarrolla 154 CV. Por otro lado hay un generador que transforma la fuerza producida por el motor de gasolina en electricidad. El tercer elemento es el motor eléctrico, que desarrolla 190 CV y los traslada directamente a las ruedas usando una transmisión de una única velocidad, sin emplear una caja de cambios convencional, ya que es capaz de desarrollar el par motor máximo (330 Nm) en todo momento. Un cuarto componente sería la batería de iones de litio, cuya capacidad es de únicamente 2,1 kWh. Y, por último, hay un inversor de gran capacidad, que es el que debe permitir generar el flujo eléctrico necesario para que el motor eléctrico pueda desarrollar sus 190 CV.
¿Por qué ha optado Nissan por esta solución en lugar de seguir, como la inmensa mayoría, el camino marcado por el Toyota Prius desde un lejano 1997? Básicamente, la idea es aprovecharse de la mayor eficiencia termodinámica que presenta el motor eléctrico, una eficiencia que es, además, constante, en contra de lo que ocurre con los motores térmicos, que ofrecen una eficiencia menor y variable. Así, Nissan pretende que el motor de gasolina funcione el menor tiempo posible y que, cuando lo haga, gire el mayor tiempo posible al régimen constante en el cual es más eficiente.
Esto en realidad no es algo nuevo, pero hasta ahora los automóviles en los que el motor eléctrico mueve directamente las ruedas eran eléctricos puros, híbridos enchufables o eléctricos de autonomía extendida, siempre con una gran batería y un depósito de combustible pequeño, en el caso de contar con un motor térmico. Nissan le ha dado un giro a la idea tratando de combinar lo mejor de todos los sistemas híbridos pero con el menor coste y peso posibles, y el resultado es, cuando menos, curioso, como veremos a continuación.
Conducir el Qashqai e-Power es como hacerlo en un videojuego
Cuando comenzamos a conducir este Nissan Qashqai e-Power, lo primero que percibimos es una clara desconexión entre los mandos y la carretera, al contrario de lo que venía siendo habitual en las anteriores entregas de este SUV compacto japonés. Es una sensación semejante a la de jugar en una videoconsola con un volante y pedales. El feedback que recibes en las manos es muy artificial, las suspensiones están orientadas a lograr el máximo confort y filtran de forma clara lo que ocurre entre los neumáticos y el asfalto, la dirección está muy asistida, y si conectamos el sistema de ayuda al mantenimiento en el carril, el volante se moverá con determinación, “invitándonos” con frecuencia a que corrijamos la trayectoria elegida.
A todo esto se suma el gran aislamiento acústico entre el motor y el habitáculo, un aislamiento buscado a propósito para minimizar esa sensación de falta de relación entre las revoluciones del motor y la aceleración tan característica de los híbridos con transmisiones de relaciones continuamente variables, como el Toyota Prius, y, por supuesto, característica también de los híbridos-serie.
No es, por tanto, un coche ideal para los amantes de la conducción más pura, si bien con el paso de los kilómetros vas acostumbrándote a esa sensación de desconexión o de irrealidad y comienzas a apreciar el enorme confort que proporciona este Qashqai, el buen aplomo que logra en carreteras rápidas o autopistas, la rápida respuesta a las solicitudes del acelerador o los razonables consumos que es capaz de lograr.
El nuevo Qashqai ofrece una conducción casi autónoma
Este Qashqai nos permite, además, comprobar el enorme salto adelante que ha dado Nissan en materia de conducción autónoma. Su control de crucero adaptativo está muy afinado, mantiene una distancia relativamente corta con el vehículo precedente, reacciona con mucha suavidad a los cambios de velocidad de los vehículos que nos preceden, es capaz de discriminar con gran acierto las señales de limitación de velocidad que se encuentran en vías aledañas y tan solo es un poco intrusivo de más con el volante. Además, nos informa constantemente de por qué reduce la velocidad (por ejemplo, en caso de que aparezcan curvas pronunciadas en la autopista) y da al conductor la prioridad a la hora de tomar decisiones importantes como adaptar la velocidad ante una señal que nos conmina a hacerlo. Para ello, aparece ante nuestros ojos un sencillo mensaje tipo “pop up” que deberemos aceptar o ignorar con una pulsación del pulgar sobre el correspondiente mando del volante; una idea brillante.
Dicho esto, el hábitat en el que sacaremos el mayor partido del Nissan Qashqai e-Power no es, precisamente la autopista, sino los entornos urbanos o las situaciones de tráfico congestionado, esos escenarios en los que poder prescindir del motor térmico durante buena parte del tiempo y tener la posibilidad de recuperar energía de las deceleraciones transformándola en electricidad va a suponer un importante ahorro.
En nuestra experiencia, lograr los 5,4 litros cada 100 kilómetros homologados como consumo combinado va a resultar todo un desafío, pero moverse en el entorno de los 6,5 litros sí es factible, lo que no está nada mal para un SUV de gasolina de 1,7 toneladas.
Por otra parte, las prestaciones puras que se obtienen con este sistema de propulsión son notables, con una aceleración de cero a 100 km/h en 7,9 segundos, si bien la velocidad máxima se ha limitado electrónicamente a 170 km/h.
Conducir con e-Pedal o sin e-Pedal
En cualquier caso, el Nissan Qashqai e-Power no invita a realizar una conducción dinámica, aunque sí valoramos muy positivamente que ofrezca una buena reserva de aceleración para poder efectuar un adelantamiento con seguridad o para salir con rapidez en una intersección, maniobras que además se llevan a cabo con suma facilidad al no tener que manipular un cambio de marchas que, sencillamente, no existe.
También nos gusta que Nissan nos ofrezca la posibilidad de circular con el “e-Pedal” o “pedal eléctrico” conectado o desconectado. En el primer caso, el motor eléctrico ejercerá una gran resistencia al avance cuando no aceleremos, para robar energía cinética al Qashqai y convertirla en electricidad. En el segundo caso, la retención será mucho menor.
El e-Pedal conectado puede resultar menos confortable, ya que muchas veces nos obligará a regular cuánto acelerador levantamos para evitar que un exceso de retención nos frene demasiado, pero la ventaja de usarlo sistemáticamente consiste en que en todo momento sabremos si nuestra frenada está siendo regenerativa o si estamos empleando los frenos de disco y desperdiciando energía cinética, ya que siempre que tengamos conectado el e-Pedal y recurramos al pedal del freno, estarán interviniendo los frenos de disco, mientras que si el e-Pedal está desconectado y frenamos con cierta decisión, no sabremos en qué momento la frenada regenerativa ha dado paso a la frenada “hidráulica”.
El Qashqai viene muy equipado, pero hay opciones interesantes
Antes de concluir la prueba, es interesante hacer algunas matizaciones sobre la oferta comercial del Nissan Qashqai, cuyo abanico de precios arranca en 32.450 euros y se cierra en los 46.100 euros que cuesta el microhíbrido más potente, con cambio automático, tracción total y el máximo nivel de equipamiento.
Centrándonos en las versiones e-Power, se encuentran disponibles desde 40.450 euros con el acabado N-Connecta, que cuenta con todo lo necesario para disfrutar de un vehículo seguro y confortable, incluidos el control de crucero adaptativo, un sistema de cámaras periféricas bien implementado e incluso la alarma perimétrica.
Por encima se sitúan los acabados Tekna y Tekna+, que lógicamente introducen un mayor equipamiento. En el caso de elegir el Tekna, dispondremos, a mayores, de faros matriciales (que sí son muy recomendables), aparcamiento automático (más o menos práctico en función de donde vivas y lo mañoso que seas), head-up display (da mucha información y evita quitar la vista de la carretera), techo panorámico de cristal, un equipo de audio firmado por Bose con 10 altavoces y unas innecesarias llantas de 19”. Cuesta 43.050 euros.
Nuestra unidad contaba con el equipamiento Tekna+, el más completo, que añade el parabrisas calefactado (fantástico para evitarte usar la rasqueta por las mañanas si tienes paciencia para dejar que actúe), la suspensión “deportiva” (que puede que sea algo más firme que la estándar pero sigue siendo más bien blanda), ajuste eléctrico de los asientos (con función de masaje), tapicería de piel, barras portaequipajes y unas llantas de 20” innecesariamente grandes y poco adecuadas si salimos del asfalto, al ir asociadas a neumáticos de perfil muy bajo. Cuesta 45.800 euros.
Hay, por tanto, argumentos convincentes para hacernos con el acabado más completo si nuestro bolsillo lo soporta, pero en todos los casos echaremos en falta algunos elementos como el reglaje del apoyo lumbar en el asiento del pasajero.
En resumen, el Nissan Qashqai es un buen automóvil familiar. Muchos usuarios de las generaciones precedentes echarán en falta mecánicas diésel o una mayor oferta de versiones de tracción total, que obligan a adquirir un único motor y un cambio automático de relaciones continuamente variables que no será del gusto de todos.
También es probable que el nuevo Qashqai logre atraer a compradores a los que la sencillez de acabados y materiales de las anteriores series (especialmente del primer modelo) podía echarles para atrás.
En cualquier caso, este nuevo Nissan Qashqai, especialmente en esta versión híbrida, sigue ofreciendo buenos argumentos para perpetuar el éxito del modelo que durante años ha tirado de las ventas de Nissan en Europa y que tiene la difícil misión de seguir haciéndolo en un mercado y un segmento que están viviendo una verdadera revolución tecnológica.
Las claves del Nissan Qashqai e-Power
- Tercera generación, lanzada en 2021.
- Versión híbrida, comercializada desde mediados de 2022.
- El motor de gasolina genera electricidad.
- El motor eléctrico propulsa el vehículo.
- Es algo más largo y mucho más ancho que el anterior Qashqai.
- Dimensiones: 4.425 x 1.848 x 1.625 mm.
- Tres equipamientos: N-Connecta, Tekna y Tekna+.
- Consumo combinado (WLTP): 5,4 l/100 km.
- Aceleración 0-100 km/h: 7,9 segundos.
- Precio desde 40.450 euros.