Alfa Romeo: El origen de un logotipo con 122 años de historia
Alfa Romeo se fundó en Milán en 1910. Desde entonces, sus automóviles han lucido siempre el mismo logotipo
La historia de Alfa Romeo es casi tan antigua como la historia del propio automóvil, ya que este fabricante italiano que hoy pertenece al conglomerado automotriz Stellantis comienza a operar en 1910, si bien la actual sociedad Alfa Romeo Automobili S.p.A. nace 10 años más tarde de la fusión de Anonima Lombarda Fabbrica di Automobili (cuyas siglas forman el acrónimo ALFA) y la Società in accomandita semplice Ing. Nicola Romeo e Co. (de la cual se toma la palabra Romeo).
Como le ha ocurrido a tantos otros fabricantes, Alfa Romeo cambia de titularidad varias veces a lo largo de su historia, pasando a manos públicas en 1932 (a través del Istituto per la Ricostruzione Industriale) y siendo adquirida, en 1986, por la familia Agnelli, quien la engloba en la órbita de Fiat como ya había hecho anteriormente con Ferrari, Maserati y Lancia. Desde entonces, su destino irá parejo al del grupo turinés, que primero se fusionará con el Grupo Chrysler, formando FCA, y en 2021 hará lo propio con PSA para crear el conglomerado Stellantis.
Alfa Romeo: una insignia con 122 años
Pero si la historia de Alfa Romeo ha experimentado grandes cambios a lo largo de sus 122 años, su logotipo permanece apenas invariado desde que en 1910 comenzara a adornar las carrocerías de los automóviles Alfa (por aquel entonces, sin “Romeo”).
Para diseñarlo, la idea fue tan sencilla como crear un emblema que se identificara inequívocamente con la ciudad de Milán. Con esta premisa, el ingeniero Giuseppe Merosi diseña un logotipo circular partido por una diagonal vertical a cuyo lado izquierdo se sitúa la Cruz de San Jorge, mientras que a la derecha aparece el biscione, una serpiente monstruosa.
La cruz roja sobre fondo blanco, tomada directamente del escudo y de la bandera de Milán, consigue ubicar geográficamente el origen de la marca con rapidez, mientras que el biscione aporta una innegable sensación de fuerza.
El origen de este último símbolo no está del todo claro, pero remite también inequívocamente a la ciudad de Milán. Algunas fuentes apuntan a que fue tomado del escudo de un sarraceno muerto por Ottone Visconti durante las cruzadas. De ahí pasó al escudo de la familia Visconti, que se hizo con el control de Milán en 1277. Por ello, paseando por el casco histórico de la capital lombarda no resulta difícil encontrarse con la representación de este biscione, de esta “gran víbora”, frecuentemente comiéndose a un ser humano. Parece ser que el propio Merosi vio una de estas figuras en la torre del Firalete, en la Piazza Castello, y de ahí pasó al escudo de Alfa.
El anillo exterior de color azul con un ribete dorado en el que desde 1920 se lee ‘Alfa Romeo’ nace inicialmente con la inscripción ‘Alfa Milano’. En 1920, tras la fusión, se añade el “apellido” Romeo, y Milano se desplaza a la zona inferior del círculo, separada de la propia marca por dos nudos saboyanos hoy desaparecidos que homenajean a la dinastía reinante en Italia por aquellos tiempos.
El último añadido, una corona de laurel que rodea la insignia, se incorpora en 1925 tras vencer Alfa Romeo su primer Grand Prix, que era, para entendernos, el antecedente de las carreras del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, creado en 1950. Giuseppe Farina en 1950 y Juan Manuel Fangio al año siguiente, serán los dos primeros Campeones del Mundo de Fórmula 1, y lo conseguirán a bordo de sendos Alfa Romeo en la que para muchos fue la época dorada de la firma italiana.
La historia del ‘quadrifoglio’ de Alfa Romeo
Aparte de su escudo, Alfa Romeo tiene otro símbolo icónico: el trébol de cuatro hojas o quadrifoglio. Este emblema, que lucen los modelos más deportivos de la firma italiana, tiene su origen en 1923, cuando el piloto Ugo Sivocci lo pintó en la carrocería de su Alfa Romeo para ahuyentar la mala suerte antes de afrontar la Targa Florio, una durísima carrera de resistencia por etapas que se disputaba en carretera abierta. Sivocci logró la victoria con su icónico trébol de cuatro hojas dibujado en el centro de un cuadrado blanco que representaba a los cuatro pilotos que competían en la escudería.
El quadrifoglio no habría dejado de ser una anécdota más si no fuera porque, dos meses después, Ugo Sivocci fallecía en un fatal accidente en el circuito de Monza tras estrellarse en la primera curva mientras probaba el Alfa Romeo P1, el primer Alfa diseñado para competir en los Grand Prix. Su vehículo no llevaba pintado el trébol de cuatro hojas, tras lo cual Enzo Ferrari (un joven de 25 años al que aún le faltaban 16 años para fundar su famosa compañía) decidió pintar el quadrifoglio en todos los automóviles de competición de la marca, reemplazando el cuadrado blanco por un triángulo para reflejar la pérdida de Ugo Sivocci.
La calandra triangular: el tercer emblema de Alfa Romeo
El tercer y último icono de Alfa Romeo es su calandra triangular, reinterpretada a lo largo de los años en la inmensa mayoría de sus modelos desde que surgiera en 1949 con el Alfa Romeo 6C 2500 Touring Superleggera, ganador de la “Coppa d’Oro” del jurado y del “Gran Premio Referendum”, otorgado por el público, en el Concurso de Elegancia de Villa d’Este. A partir de entonces, la rejilla del radiador con forma de estilizado escudo fue pasando a los sucesivos modelos de la firma milanesa al tiempo que su logotipo se iba simplificando.
De alguna forma, aquel reconocimiento y la necesidad de buscar nuevos mercados durante la posguerra de la II Guerra Mundial marcó esa búsqueda de la supremacía estilística que desde entonces ha caracterizado a Alfa Romeo, con mayor o menor acierto, sin olvidar sus raíces fuertemente ligadas a la competición y respetando con fidelidad la imagen de una insignia nacida hace nada menos que 122 años.