Los caminos en la política son a menudo sinuosos. Pere Macias fue consejero de obras públicas con Jordi Pujol a finales del siglo pasado, luego diputado en el Congreso y senador por CiU, pero cuando el partido conservador catalán dio el giro hacia el independentismo y terminó refundándose y a la práctica desapareciendo, este ingeniero desapareció del mapa de la primer línea política. Se pasó a la empresa privada, pero su perfil técnico, de experto en infraestructuras, y su distancia con las tesis secesionistas más radicales, le procuraron un cargo, el de coordinador del Pla Rodalies de Cataluña, en la Renfe socialista. Pero la ideología aflora a veces y probablemente le pasó este martes al apoyar en Twitter una desbaratada tesis de defensa de Laura Borràs, según la cual, en la empresa privada, la gestión por la que ha sido condenada -trocear contratos para beneficiar a un amigo- sería recompensada.