Yolanda Díaz, salvada por los liberales y el caos
El esperpento vivido en el Congreso deja en evidencia la precariedad con la que gobierna Pedro Sánchez
De chiripa. Por los pelos. Con la diferencia de un voto. Así logró convalidar el gobierno de Sánchez la reforma laboral de Yolanda Díaz. El error telemático de un diputado del PP y la indisciplina de voto de los dos diputados de UPN dejó en evidencia la precariedad con la que está gobernando el inquilino de la Moncloa. El esperpento vivido en el Congreso traerá consecuencias y obligará a Sánchez a ajustar la vuelta al centro que había diseñado para el próximo tiempo electoral.
La cuestión de fondo es la decepción que sufrió la vicepresidenta segunda del gobierno al no lograr lo que quería a pesar de que el Congreso validó, con un aprobado raspado, su reforma laboral. Sus intentos a la desesperada por retener a los socios de legislatura fracasaron. Quiso persuadir a ERC para cerrar el paso a Ciudadanos como uno de los ‘salvadores’ del decreto de la reforma laboral. En vano. Sus aliados podrán ser muy radicales; incluso tan sectarios como ella pero no les gusta sentirse engañados. Y como la prometida derogación se ha quedado en una reformita, a Yolanda Diaz le han tenido que sacar las castañas del fuego nada menos que los liberales de Ciudadanos.
Es un fracaso con sonrisa, con dardos en la línea de flotación del PP y con desprecio hacia Vox, pero fracaso al fin y al cabo. Sus movimientos en Cataluña han sido infructuosos. Llegó al extremo de ‘puentear’ al portavoz de ERC en el Congreso prometiendo a Pere Aragonés prebendas que no podría cumplir y que en la Generalitat no se tomaron en serio. Contradiciendo los mensajes del ministro de la presidencia Felix Bolaños, que reconocía que el gobierno no iba a poder cambiar ni una coma del decreto. Ha fracasado como interlocutora de ERC. Ni la amenaza de los Comunes de retirar su apoyo a la Generalitat provocó un cambio en su sentido del voto. Ha quedado patente que Yolanda Diaz no ejerce sobre los independentistas la influencia de la que ha hecho gala durante estos años su antecesor Pablo Iglesias. Y el artillero del ‘fuego amigo’ toma nota para cuando llegue el momento del inventario.
El ‘no’ del PNV
Erraron quienes pensaron que el PNV, con tal de no coincidir con sus competidores en el ‘top’ de los socios preferentes de la Moncloa en la votación, se diferenciarían de Bildu. Pero su apuesta por la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales fue firme desde el principio. Una bandera que enarbolaron y a la que siguieron ERC y Bildu. Hacía tiempo que el PNV quería dar un toque a Pedro Sánchez, descontentos con su forma tan opaca de proceder, con el que han mantenido serias discrepancias en la gestión de la pandemia, y contrariados por la deferencia con que la Moncloa trata al grupo de Otegi.
El paso cambiado en el juego de las alianzas no lo ha provocado el PP sino los socios de Sánchez . Son los ‘decepcionados’. Los que han venido reclamando desde ERC y Bildu, unos cambios que implicarían la derogación prometida. Precisamente porque esta reforma ha experimentado tan solo un 10% de modificación de la normativa de 2012, la CEOE aceptó el pacto. Y Fátima Báñez, la ex ministra de empleo en la última legislatura del PP que amadrinó aquella ley, la apoya con entusiasmo.
Las contradicciones en el PP
Otra cosa es que el PP haya estado inmerso en una tormenta interna al rechazar una ‘reforma de la reforma’ de Rajoy, que se ha quedado en reformita. Casado decidió su voto negativo que muchos de sus seguidores no comparten.
Contradicciones flagrantes para no ser acusados por Vox de hacer un favor a Pedro Sánchez. Dudas que llegaron a provocar un cataclismo en UPN. Sus dos diputados, por ser coherentes con su trayectoria crítica estaban más de acuerdo con el PP y rompieron la disciplina de voto de su grupo .Su presidente, Javier Esparza, después de haber pactado con el ministro Bolaños unas contrapartidas para Pamplona, les había ordenado que le hicieran el favor a Sánchez. No lo hicieron y ahora el grupo de UPN es una incógnita.
El esperpento que vivió el Congreso traerá consecuencias. Para la representación del centro derecha navarro en el Parlamento. Para la presidenta del Congreso,Meritxell Bastet, que incumplió la verificación del sentido del voto telemático del diputado que se equivocó al desoír su petición de repetir su votación. Para la credibilidad de la institución parlamentaria. No es de recibo que quede la mínima sospecha de que se haya producido un ‘pucherazo’. Y para el propio Sánchez. Los mismos socios que le abandonaron con la reforma laboral ya hablan de recomponer el bloque ‘Frankestein’. No les interesa dar facilidades al centro derecha. En el fondo le alteran el plan electoral al presidente del gobierno. Pretendía envolverse en la bandera del centro.