Yo a la gloria, el país a la catástrofe

Un cierto espesor ambiental permite a Pedro Sánchez emular al Robin de los bosques que robaba a los ricos, ahora banqueros y eléctricas, para devolvérselo a los pobres. Pero sufriremos las consecuencias

Finito. A partir de los comicios andaluces Pedro Sánchez ha acabado de deshojar la margarita. Me va a pegar, también me va a pegar. Me arreará de lo lindo, me dará con mayor saña. Me dolerá, me dolerá más. Me arrastrará por el suelo hasta el abismo, me llevará en globo hasta que reviente. Abismo por abismo, primero la ascensión.

En globo, en globo. Fuera vértigos porque el final va a ser lo mismo. Pero mientras, la gloria, el amigo de lo pobres, el valedor de los desahuciados, refugio de torpes y maleantes. ¿Se fían quienes me llevan no se fían? Da igual, no tienen otro remedio, so pena de asistir, espantados e impotentes, al crujir de mis costillas rotas por el poderoso abrazo de Feijóo.

«Alemania, nuestro salvavidas, amenaza con ir seriamente mal»

Volvemos al primitivo feudalismo. Inmixtio manu. Osculum. Descompuesto el imperio carolingio, era mejor soportar la inquina y las deslealtades de los infeudados, inferiores por naturaleza, que convertirse uno mismo en vasallo de un señor más poderoso. ¿Mis manos en las tuyas, Feijóo? ¿Beso de fidelidad en tu boca? Mejor las manos de los mindundis dentro de las mías, aunque no me besen ni por delante ni por detrás. Y aunque me sigan escupiendo. Todo por aparentar que estoy al mando. Al globo y arriba. Hasta que todo salte por los aires.

La inflación en Norteamérica es del 9%. Los líderes de Alemania y Francia se muestran generosos con sus poblaciones. Bonificaciones, trenes gratis, cheques extraordinarios, etc. Claro, claro, pero la economía francesa iba viento en popa hasta la invasión de Ucrania mientras en España la inflación ya campaba desbocada. Alemania, nuestro salvavidas, amenaza con ir seriamente mal.

Pues mal de muchos… A grandes males… que no, que los tiros no van por ahí, señor Sánchez. Fíjese en la deuda, fíjese en el hecho de que le BCE está al límite, fíjese en la debilidad del euro como síntoma. Si el euro flaquea, ¿quién flanqueará a España para que no zozobre?

Si el euro flaquea, ¿quién flanqueará a España para que no zozobre?

Ante todo presidente, incluso sin volver al colegio, mande a su fiel escudero Bolaños a por una pizarra de trípode y una tiza. Trace una raya horizontal y escriba en la parte superior el nombre de los países que financian los fondos extraordinarios por Covid, por guerra, por la next generation, e impiden que el diferencial por la deuda de los países del sur se dispare. En la parte de debajo de la línea de flotación escriba con letras bien grandes: ESPAÑA. Y absténgase de añadir ITALIA, porque yendo mal, aquí vamos peor.

Bueno, pero calculando y barruntando, falta todavía cierto tiempo para lo peor, las restricciones del gas, el súbito descenso del nivel de vida de millones de conciudadanos y añadan lo que les venga en disgusto, porque eso no es lo peor. No habremos tocado fondo, y cuando con él topemos, faltará todavía un buen trecho por excavar.

De momento y por ahora, un cierto espesor ambiental permite a Pedro Sánchez emular al Robin de los bosques que robaba a los ricos, ahora banqueros y eléctricas, para devolvérselo a los pobres, o finalmente a los ricos pasando por el bolsillo de los pobres. Pero no vamos a tardar un año en sufrir las consecuencias del desastre.

Llegarán los ajustes

Cuanto más se estire ahora la goma, con mayor impacto en nuestros bolsillos se va a contraer luego. Ya verán cuando lleguen los ajustes de una severidad jamás vista. Ay de quien dé la peor de las noticias del recorte a los millones de pensionistas cuyo poder adquisitivo mengua y la bolsa de la compra se aligera.

En estas, el secretario general de la UGT, en plena sintonía con las máscaras de optimismo del ejecutivo, animaba a los españolitos a gastar durante el verano. La hormiga al infierno y que viva la cigala. Aprovechen la ocasión, pásenlo lo mejor que pueden. Luego ya veremos.

Luego añadiremos que la culpa es del cataclismo y que con Feijóo los palos serían más brutales todavía

Por responsabilidad, habría que levantar el espeso telón que impide ver el futuro inmediato tras esta recta final. Que nadie se prepare, al contrario, recomendemos cerrar los ojos ante lo que es ya una evidencia. En política, el casandrismo, los agoreros, sufren castigo. Mejor pintores de cielos rosáceos. ¿Y luego?

Luego añadiremos que la culpa es del cataclismo y que con Feijóo los palos serían más brutales todavía. Y si cuela, cuela. Y si no, descabalgado de La Moncloa de malos modos, Sánchez esquivará el sambenito de fracasado que Zapatero arrastrará toda su vida revistiéndose de mártir, sacrificado muy a su pesar y después de haber hecho lo mejor para el pueblos, en el altar de la igualdad.

Es lo que tiene pensar antes en uno mismo, en la propia supervivencia como político, que en preparar el país que se gobierna a fin de aminorar la catástrofe que inexorablemente se avecina.

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