Y tú, ¿fabricas o distribuyes?
Gracias a un completo e interesante trabajo de nuestra compañera Cristina Díaz hemos sabido cuál es hoy el secreto del éxito de Inditex. Se trata de su capacidad para abastecer sus tiendas de todo el mundo en un tiempo récord: 48 horas las más lejanas de España.
La logística es el corazón de su negocio, pero también del de Mango, Desigual y otras grandes marcas del sector de la moda. Sin el diseño que permite tener colecciones de productos que agraden a los clientes no sería posible la industria de la confección hoy, pero la producción física es bastante menor en términos de importancia. Los productos se pueden coser indistintamente en India, China, Arteixo o Mataró, que lo importante es cómo se hacen llegar a las tiendas con la cadencia correcta.
En muchas grandes compañías se han dado cuenta de que la logística es el secreto de sus respectivas actividades y la garantía de su futuro. Antes, una buena cadena de producción lo era todo en una industria. Pero las cadenas industriales en Europa ya sólo sobreviven con futuro en la automoción, sector al que aún le cuesta mucho mover sus productos a grandes distancias y de ahí que intente mantener centros de producción muy pegados a los mercados consumidores.
La logística es hoy una nueva dictadura en la gestión de empresas. Recientemente, uno de los más famosos emprendedores y aventajado inversor en empresas de comercio electrónico confesaba que pese al éxito de sus iniciativas empezaba a estar harto de la disciplina logística, casi más importante que el producto, casi más eficaz que la tecnología que permitía la propia venta.
Si algunos territorios fueron considerados fábricas en épocas pretéritas, hoy pueden darse por satisfechos si mantienen su actividad y se les llama almacenes. Uno de los casos es Catalunya, que siempre fue considerada la fábrica de España, pero que hoy tiene una logística creciente como negocio. Y gracias a esa capacidad de distribuir en tiempo y forma subsisten no pocas empresas y no pocos empleos.
Hace unos años se puso de moda la producción just in time, que consistía en que los proveedores servían sus productos al cliente en el momento idóneo del montaje o ensamblaje. Fue muy conocido el proceso en las fábricas de coches, en las que el productor del asiento, el volante o los plásticos del salpicadero entregaba sólo lo necesario para el ensamblaje diario, sin necesidad de mantener ingentes stocks de producto. Más bestia todavía son las cadenas alimentarias que son sus propios reponedores en los lineales de los supermercados y grandes almacenes.
Hoy el secreto ya no es producir más rápido, sino distribuir el producto con mayor diligencia. Quienes lo han entendido, crecen. Incluso en un país como el nuestro donde la rapidez en el trabajo nunca ha sido una característica diferencial.