Y también está Ciudadanos
Vistas sus pretensiones en toda España, puede deducirse que el primer sobrevuelo del líder de Ciudadanos por Galicia no fue muy afortunado. Tal vez no eligió bien sus padrinos y, encima, contó con el respaldo en A Coruña del mismísimo Paco Vázquez (casta pura y dura). Es dudoso que le hiciesen un favor los elogios del ex dirigente ex socialista. Porque una cosa es que Albert Rivera ofrezca desde Cataluña un discurso «constitucional» que le reporta muchas simpatías y otra bien distinta apoyarse en estruturas de poder localistas del más viejo estilo. No encaja con el pretendido mensaje regeneracionista.
Podemos ha ido organizando su estructura local y autonómica en Galicia en las últimas semanas. Ciudadanos, en cambio, no. Son las dos fuerzas nuevas que irrumpen con energía en el tablero político español. La que surge por la izquierda, liderada por Pablo Iglesias, ha acelerado el ritmo. Afrontará las elecciones locales con fórmulas diversas a lo largo del Estado. En cambio, Ciudadanos, una vez fracasado su intento de pactar con UPyD, evidencia lentitud y notable incapacidad organizativa más allá de su madriguera catalana. Un ejemplo: entre el medio centenar de militantes de A Coruña ya ha habido dimisiones.
Y, sin embargo, Ciudadanos puede ser el bastón que necesita –y no encuentra– el Partido Popular para pactar allí donde gane sin mayoría. Los populares padecen un sentimiento bipolar con respecto a Ciudadanos. Por un lado, le temen, porque pesca en parte de su caladero habitual (la zona moderada o centrista). Por otro, se ven obligados a considerarlo como un potencial aliado que, por proximidad ideológica, ayuda a Rajoy a pasar en La Moncloa las próximas Navidades. Por mucho que ahora lo tilden despectivamente de «catalán». Por lo pronto, Rivera es el líder político español mejor valorado en las encuestas, las mismas que ahora mismo le dan a su formación un 12% de los votos en unas elecciones generales. La cuarta fuerza.
La última moda de los partidos es presentar «programas de autor». Ciudadanos acaba de presentar en Madrid el suyo de la mano de dos reputados economistas liberales. Con muy generoso eco mediático, por cierto. Uno de ellos, Luis Garicano, dice que su modelo es Dinamarca. Que en materia territorial se puede funcionar como los lander alemanes. Que hay que suprimir los contratos temporales. Que tolerancia cero con la corrupción. Aunque apuntan alguna que otra receta de corte socialdemócrata, proponen un «complemento salarial garantizado». El Estado ayudaría con dinero adicional a los autónomos o asalariados infrapagados. Esto es: no hay que reclamar sueldos dignos, ni combatir la explotación creciente, sino destinar un 1% del PIB (10.000 millones) a complementar los salarios de miseria. Papá Estado parcheando los agujeros negros del mercado laboral.
Pero muchas de sus propuestas no sonarán mal en el ancho y líquido campo del centrismo político. Por eso Ciudadanos puede dar más sorpresas incluso que Podemos.