¿Y si Le Pen gana El Eliseo?

Las elecciones de hoy en Francia y especialmente la segunda vuelta de la votación presidencial el día 24 de abril son trascendentales para España y la UE

La victoria hoy de una euro escéptica como Le Pen haría que Bruselas contuviera la respiración durante 15 días, Houellebecq y su Sumisión deja de ser una ficción y se acerca a la realidad. Las elecciones de hoy en Francia y especialmente la segunda vuelta de la votación presidencial el día 24 de abril son trascendentales para España y la UE.

Nuestro vecino es un competidor formidable en turismo y agricultura y siempre ha sido reticente a facilitar el acceso de infraestructuras españolas a Europa, el ejemplo de ello es el atraso en la conexión de alta velocidad ferroviaria o energética. Los presidentes franceses tienen competencias en política exterior y marcan agenda, su objetivo, en algunos casos indisimulado como Giscard y en otros menos evidente, ha sido siempre que España se pliegue a sus designios e intereses.

La peor noticia que podría tener España es una victoria de Marine Le Pen, su resultado de hoy, con toda probabilidad accederá a la segunda y definitiva vuelta de dentro de quince días, se apoya, entre otros, en amplios grupos sociales de zonas agrícolas de Francia y ya se sabe que la Política Agraria Común (PAC) siempre ha sido el principal caballo de batalla entre ambos países. Pero la gran pregunta es ¿Puede Le Pen llegar al Eliseo?

La respuesta esta vez, al contrario que hace cinco años, es afirmativa. Si Le Pen es Presidenta los abrazos y toqueteos con Pedro Sánchez habrán terminado.

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez

En Vox se frotan las manos. Gane o pierda Le Pen para los de Abascal que Le Pen pase a la segunda vuelta derrotando a la candidata de la derecha gaullista, aliada del PP, Valerie Péecresse, contribuye a su normalización en el paisaje político español y europeo.

Las encuestas dan a Macron una ventaja en la primera vuelta entre 1 y 5 puntos y en la segunda entre 2 y 4, todo ello por lo tanto dentro del margen de error de las encuestas. Los votantes de Le Pen son una mezcla que abarca a diversos tipos de grupos de desesperanzados, sans culottes contemporáneos, residentes en las banlieus, barrios abandonados de la periferia de las grandes ciudades francesas, pied noirs llegados de Argelia en los ’70 del siglo XX, agricultores, trabajadores industriales y mineros que han perdido su empleo al cerrarse por motivos ambientales sus empresas, ciudadanos residentes en ciudades medianas y pequeñas agraviados por la pujanza de las grandes y sofisticadas conurbaciones como Paris o Lyon y el Midi, el Sur de Francia mediterráneo desde Niza en la frontera italiana hasta Perpiñán en el Pirineo .

Los chalecos amarillos eran una manifestación de malestar transversal

Mientras la mayoría social francesa vivía bien los Le Pen, tanto el fundador de la dinastía Jean Marie, que se enfrento a Chirac como Marine, eran un riesgo controlado pero la decadencia de Francia, lo que Nicolás Bavarez describe como “La France qui tombe” que ha generado en desigualdad y sensación de abandono a cada vez más amplias capas de la sociedad acerca a Marine Le Pen a la presidencia. Los chalecos amarillos eran una manifestación de malestar transversal.

Si la mayoría duda de su futuro Le Pen tiene opciones de victoria. Le Pen llega a la jornada de hoy en mejor posición que en 2017, Zemmour y su campaña radical ha permitido a muchos franceses reconocer que votan Le Pen con más naturalidad que en el pasado cuando el voto al antiguo Frente Nacional, hoy Reagrupación Nacional RN, era algo vergonzante y radical.

Le Pen a pesar de mantenerse entre los partidos antidefederalizantes de la UE y defender posiciones soberanistas ya no propone la salida de la Francia de la UE, ni del Euro, ni de la OTAN, se conforma con mantener que la Unión Europea debe ser un club de Estados donde la política se marca en cada país y no en Bruselas. La campaña de Le Pen se basa en un discurso de fin del agravio de las amplias capas de la sociedad abandonadas por el poder y pone el acento en acabar con los privilegios de la oligarquía cuyo máximo representante es Macron, su programa incluye excluir del pago del IRPF a los menores de 30 años para facilitar su emancipación o políticas de vivienda social agresivas junto a reducir la edad de jubilación a los 62 años.

El votante de Le Pen procede no solo de la extrema derecha, si no de la clase media empobrecida y, masivamente, de la izquierda, tanto el PS como del antes poderosísimo PCF, ambos tienen intenciones de voto cercanas al irrelevante 2%. Los trabajadores antaño militantes de sindicatos de izquierdas hoy entienden mejor el lenguaje directo y propuestas concretas de Le Pen que el discurso complejo y alejado de la realidad de sus vidas de la izquierda clásica.