Xavier García Albiol, el guardián

El coordinador general del PPC, Xavier García Albiol, abandonó el acto de inauguración de la Línea 9 del metro al aeropuerto de El Prat durante el discurso del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Un gesto de mala educación al que quiso dar un significado político.

García Albiol se sintió ofendido por las críticas de Puigdemont contra la falta de inversión en infraestructuras del Gobierno español. Concretamente, el jefe del Ejecutivo catalán se refirió a una «desconexión repentina» del Estado con respecto a la financiación del transporte público, teniendo en cuenta que la inversión se ha reducido en un 40%.

No es una invención del presidente, es una verdad como la copa de un pino, que incluso corroboran los informes del Círculo de Economía, una entidad para nada sospechosa de querer romper España.

Resulta divertido que un diputado regional, por decirlo a su manera, que se sienta en el Senado en representación del Parlamento catalán, considere más importante defender al Estado que los intereses de los ciudadanos de la autonomía que le paga el sueldo.

¿Es cierto o no es cierto que el Estado ha reducido la inversión en Cataluña? Lo es y, además, es una desinversión desproporcionada si la comparamos con lo gastado en otros territorios. Germà Bel lo ha explicado en libros muy bien documentados.

La obligación de un diputado electo es defender los intereses de los ciudadanos que le han votado y no a los jefes de su partido. El PP ha castigado a Cataluña y sus representantes electos se niegan a reconocerlo. Lo que es increíble es que padezcan a diario esas rabietas infantiles a las que ya nos tiene acostumbrado Andrea Levy en el Parlamento. Los dirigentes y diputados del PP son en Cataluña los guardianes del Estado, hasta que el Gobierno caiga en manos del PSOE y sus aliados. Entonces le darán la vuelta al asunto.

El PP, que está en horas muy bajas después del gran error cometido por Mariano Rajoy al negarse a intentar formar Gobierno, denunció hace unos días que la Generalitat había vetado la asistencia al acto de inauguración de la L9 a la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor. Resulta harto improbable que fuese cierto una cosa así. Se lo hubiese sido, estoy seguro de que el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, no habría acudido a dicho acto. Esa trola no cuela.

De lo que aún no se ha enterado el PP es de que Cataluña, a pesar de la crisis que siguió a la victoria soberanista del 27S, tiene hoy Gobierno, lo que no ocurre en España, sumida en todo tipo de especulaciones. Puigdemont dijo en la solemne inauguración, a la que también acudió el presidente emérito, Artur Mas, que el Estado ha «dimitido» de sus responsabilidades para con los ciudadanos de Cataluña y ha aprovechado la ocasión para reivindicar que las infraestructuras gestionadas por la Generalitat tienen unos resultados mucho mejores para los ciudadanos. Esas son las estructuras de Estado que se deben reivindicar.

Eso lo saben todos los catalanes, voten lo que voten. La alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, Núria Marín, que no es precisamente partidaria del soberanismo y que está integrada en el sector más unionista del PSC, también criticó en el mismo acto la gestión de Adif y Renfe en la red de Cercanías de Barcelona. Con que imagínense ustedes hasta dónde llega el descontento catalán con las inversiones del Estado.

La desinversión del Gobierno de España está actuando como un bumerang y perjudica a los unionistas. La movilización de noviembre de 2010 fue ciudadana, sin ningún resquicio de soberanismo, para denunciar lo evidente. Lo que se pedía entonces es que Cataluña pudiese seguir siendo el motor de la economía española con la ayuda del Estado. La dejadez de las autoridades españolas respecto a lo que requiere la economía catalana es casi una norma, cuando debería ser lo contrario. Menos el PP y C’s, los partidos de la derecha unionista, lo denuncia todo el mundo.

El gesto de Xavier García Albiol de abandonar el acto precipitadamente fue feo. Al PP las cosas no les van muy bien porque incluso el portavoz de C’s, Carlos Carrizosa, les recriminó el plante sin dejar de criticar al presidente Puigdemont. A García Albiol alguien le sugirió que pensase en un elefante cuando lo que ahora se lleva es decir la verdad, que es lo contrario de lo que escribió George Lakoff.