Vuelve la mochila austriaca
Juan Bravo, exconsejero de Hacienda andaluz y asesor económico del candidato Alberto Núñez Feijóo, ha recuperado la propuesta para el programa del PP a las elecciones generales del próximo 23 de julio
La “mochila austriaca” fue una de las propuestas estrella de Luis Garicano, el economista de cabecera de Ciudadanos, para las elecciones generales de 2015. En 2017, el Congreso de los Diputados instó al Gobierno a implementar la medida, a través de una iniciativa registrada por el Partit Demòcrata (PDeCAT) en la Comisión de Empleo y Seguridad Social. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) también se mostró favorable a su aplicación.
La ministra socialista Nadia Calviño apostó por la mochila austriaca en el Plan Nacional de Reformas remitido a Bruselas en octubre de 2019, y encargó un informe sobre su potencial impacto a la OCDE. El movimiento, sin embargo, provocó roces con Magdalena Valerio, la entonces responsable del departamento de Trabajo, y finalmente no se materializó por la oposición de Podemos, la ahora candidata de Sumar Yolanda Díaz, y los sindicatos mayoritarios.
Calviño recuperó tímidamente el proyecto el pasado noviembre, cuando intentó coger las riendas de la negociación de la reforma laboral, en la propuesta de nuevo mecanismo RED de Flexibilidad y Estabilización del Empleo para los Expedientes de Regulación Temporal (ERTE) estructurales o cíclicos postCovid. Pero finalmente desapareció del texto final. Ahora Juan Bravo, exconsejero de Hacienda andaluz y asesor económico del candidato Alberto Núñez Feijóo, ha recuperado la propuesta para el programa del PP a las elecciones generales del próximo 23 de julio.
Tanto la Comisión Europea como el Banco de España también se han mostrado favorables a la mochila austriaca. En mayo de 2021, el organismo regulador dirigido por Hernández de Cos recomendó utilizar 8.000 millones de los fondos europeos del Plan de Recuperación para financiar la introducción de la mochila en España, que costaría alrededor de los 9.000 millones.
¿Pero qué es realmente la mochila austriaca? Se trata de una cuenta individual de capitalización en la que la empresa ingresa una parte del despido por anticipado. Si llega el despido, el empleado no recibe una indemnización como en la actualidad, sino que se lleva consigo el dinero de la mochila y puede hacerlo efectivo o reservarlo para su jubilación. Esa cuantía acumulada en la mochila se invierte a través de una entidad financiera para buscar un rendimiento. La implantación de este sistema sería gradual y necesita de aportaciones del Estado.
En 2013 el Banco de España elaboró un informe para simular cómo repercutiría la mochila tanto en trabajadores como en empresas. A modo de ejemplo, imaginemos un trabajador que percibe 1.500 euros al mes, cuyo contrató comenzó el 1 de enero del 2019 y que ha sido despedido por razones económicas el 31 de diciembre de 2022.
En Austria, la financiación de la mochila proviene de los propios empleadores, que supone el 1,53% del salario bruto del trabajador
Con este sistema, el trabajador percibe 60 días de sueldo (20 por cada año anterior a la reforma y 10 por cada uno posterior), es decir, 3.000 euros de indemnización. Además, dispondría de otros 600 euros en su fondo individual (seis días por año después de la reforma) para un total de 3.600 euros. Con el modelo actual, ese mismo trabajador percibiría 80 días (20 por cada uno de los cuatro años de antigüedad), es decir, 4.000 euros. ¿Entonces, cuál es la ventaja del sistema austriaco? Si un trabajador que percibe esos 1.500 euros mensuales decide abandonar la empresa voluntariamente, dispondría de un fondo extra de 600 euros, mientras que en el modelo actual no recibe nada.
En Austria, la financiación de la mochila proviene de los propios empleadores, que supone el 1,53% del salario bruto del trabajador. Sin embargo, en España la medida ascendería a un porcentaje que ronda el 3% o 4% del salario bruto, ya que la indemnización por despido en nuestro país es mucho más elevada que la que tenía Austria en 2003. Un despido más caro necesitará una aportación mayor en la mochila. Es por esto por lo que el Banco de España plantea completar la reforma con la rebaja de la indemnización hasta los 16,5 días por año trabajado en el caso de los despidos improcedentes y hasta los 10 días en caso de despido objetivo.
Las ventajas del modelo austriaco son múltiples. En primer lugar, supone la implantación, de facto, del llamado “contrato único”, eliminando la dualidad legal entre trabajadores fijos y temporales, una de las principales disfunciones de nuestro sistema de relaciones laborales. La compensación por el despido se ha ido pagando a lo largo de la relación laboral con la empresa, por lo que el coste marginal de despedir a uno u otro trabajador es el mismo, es decir cero. El sistema no incentiva, pues, la regla de despido tipo LIFO (último en llegar, primero en salir) que impone el sistema tradicional de pago de indemnizaciones ex-post.
Por otro lado, la mochila facilitaría la adaptación de las empresas al cambio tecnológico y la necesidad de reajuste en la gestión de los recursos humanos, al reducir el coste de sustitución de trabajadores, incentivando así a la formación continuada y a una mejor gestión y eficacia de los sistemas de formación.
La mochila también se podría nutrir con recursos que las administraciones públicas dedican actualmente a políticas de empleo, corrigiendo las deficiencias de un sistema monopolizado por los Servicios Públicos de Empleo e incentivando la mejora de los servicios de formación de los agentes sociales, por un lado, así como a la aparición de un sector formativo privado aún exiguo en nuestro país.
Finalmente, la propuesta podría revitalizar el mercado de capitales, al crearse unos nuevos fondos con cuantías sustanciales, y consolidaría un nuevo pilar de ahorro para el sistema de pensiones, algo esencial en el largo plazo.
El mercado laboral español presenta aún simultáneamente una elevada rigidez, debido a los altos costes de indemnización, y una elevada dualidad, a raíz de las diferencias regulatorias entre contratos fijos y temporales. Parece que la mochila austriaca vuelve al centro del debate político como un instrumento útil para corregir parcialmente estas disfunciones. ¿Se aplicará finalmente en la próxima legislatura?