¿Votaremos?

Una vez sabido que el 9N no habrá urnas para el butifarréndum (aunque desde la Generalitat se mantiene esa ficción como un mantra propagandístico), lo importante será qué pase el día después. El 10N es el día verdaderamente importante en la historia reciente de Cataluña.

¿Qué hará el bloque soberanista? ¿En qué piensa la parte del independentismo no partidaria (ANC y Òmnium) de los siguientes pasos a tomar? ¿Cambiará de relato Mariano Rajoy? ¿Dimitirá Artur Mas al no haber podido cumplir su promesa de poner unas urnas y se inmolará en nombre de su partido? ¿Presionarán los poderes económicos en Madrid y Barcelona para acabar con este sinsentido que ya se alarga en demasía? ¿Algún mesías se convertirá en iluminado?

 
El 10N es el día verdaderamente importante en la historia reciente de Cataluña 

Esos interrogantes están ya encima de la mesa, pero no será hasta que pase el 9N que pueden empezar a resolverse. Para unos esa fecha constituye el momento álgido en el horizonte del pulso librado con el Estado. Desde la otra parte, los gobernantes del PP, el fin del fenómeno que debía conjurarse y evitarse a toda costa.

El 10N sería deseable que los líderes populares abran los resquicios al diálogo en serio. El pleito catalán necesita de alguna reconstrucción, restañar heridas y resolver asuntos pendientes. También sería de agradecer que desde Barcelona se admita que tras la gran manifestación que tendrá lugar el día previsto para la consulta sólo quedan dos soluciones: o se trabaja en serio a favor del diálogo político o se rompe la baraja. Lo segundo es algo que la mayoría de la sociedad no avalaría. Al menos, hoy.

Y, después, a votar. Pero de verdad. CiU no debe tardar mucho más. Se ha equivocado como partido y no puede seguir liderando la política catalana como si nada hubiera sucedido. Los errores se pagan y las responsabilidades deben ser asumidas. Mas debe convocar elecciones para desde una nueva legitimidad parlamentaria negociar con el resto de España cuál puede ser el mejor futuro para Cataluña. Si decide continuar hasta 2016 lo único que hará es prolongar artificialmente una legitimidad que ha sido incapaz de poner en valor para sus administrados y mantener el lío político del que es primer responsable.

Y todos aquellos que piensen en la lista única independentista, en el partido del presidente y en todas esas milongas endogámicas sobre las que reflexionan a diario los medios del régimen, que echen un vistazo a su alrededor y vean que Podemos se está colando por las ventanas de la antigua política. También en Cataluña, donde Podemos no avala el independentismo. Así que lo mejor es que aclaremos la situación en la urnas y con las verdaderas garantías democráticas.