Volver a comenzar
La tercera ola no es volver a empezar, volver a la casilla de salida. La tercera ola supondrá el mayor reto que vivirá la democracia española
El rumor que corre por Madrid es que cabe la posibilidad de que el 15 de enero volvamos al nivel de confinamiento de marzo del 2020. No hay comunidad autónoma que no esté preparando nuevas restricciones, ni ciudadanos que no sepan en su fuero interno que la saturación hospitalaria obligará a tomar medidas que limitarán nuestra movilidad.
Las noticias, rumores y evidencias nos llevan a pensar que estamos volviendo al mismo punto en que estábamos el 14 de marzo del año anterior. El vértigo, unido a la zozobra que provoca tal posibilidad en gran parte de la ciudadanía, será peor que el miedo que se vivió en las primeras semanas, cuando la Covid-19 era entonces un enigma llegado de China.
Los rumores, los datos y las contradicciones políticas de las instituciones públicas provocan esta situación. Sin embargo, lo que vamos a vivir en este 2021 es bien distinto desde el punto de vista sanitario, económico y social.
Desde el punto de vista sanitario, el impacto que tendrá la vacunación será muy positivo en la sociedad y algunos países como el Reino Unido pretenden llegar a vacunar al 80% de la población a finales del mes de noviembre del 2021. Este logro sanitario permitirá iniciar la recuperación de la normalidad en el 2022.
La situación económica seguirá deteriorándose hasta el punto de que muchos ciudadanos que tenían autonomía económica con respecto al Estado, quedarán bajo el amparo de las ayudas de éste. Será un escenario muy preocupante, pues supone una drástica reducción de la clase media que ha sido siempre uno de los factores esenciales para la estabilidad política.
En el caso de España, las ayudas europeas para la reconstrucción económica obligarán a impulsar reformas que el actual Gobierno de coalición no está aún preparado para abordarlas. Obsérvese en este sentido la apelación que ha hecho Unidas Podemos a los sindicatos para que se movilicen contra el Gobierno en el que ellos participan.
El deterioro de la economía arrastrará a una mayor radicalización de los sectores afectados
Este escenario económico hace prever movilizaciones constantes de sectores muy afectados como son los autónomos, la restauración, los comercios, la hostelería y la cultura, ya hoy muy castigados por la crisis.
Si en la primera ola el orden social estuvo garantizado por el miedo a la Covid-19, ahora puede verse comprometido al miedo de muchos ciudadanos por perder sus negocios y puestos de trabajo.
El deterioro de la economía arrastrará a una mayor radicalización de los sectores afectados contra la insuficiente respuesta del Gobierno español y los gobiernos autonómicos.
La evolución de la crisis social originada por la pandemia no podrá ser sólo reconducida con la vacuna, que el Gobierno parece tener la tentación de convertir en la zanahoria que diluya la conflictividad social. Se puede llegar a provocar un proceso de superposición de crisis que no vimos el año anterior.
El inicio de una tercera ola que todos temen y sobre la que todo el mundo especula cuándo será el momento en que se hará público de forma oficial, nada tendrá que ver con la primera y la segunda.
Hoy sabemos, más que hace un año, cómo afrontar la crisis sanitaria, pero sabemos muy poco de la capacidad de resistencia de la sociedad española desde el punto de vista económico y social.
El Gobierno da ayudas pero no ofrece oportunidades laborales realmente capaces de afrontar la crisis
Lo que sí sabemos es que, desde que empezó la crisis, tenemos varias vacunas contra la Covid-19, a la vez que se va incrementando la desigualdad social frente a la que el Gobierno sólo sabe actuar intentando evitar el mal mayor, inminente, dando ayudas pero sin ofrecer oportunidades laborales realmente capaces de afrontar la crisis.
La tercera ola no es volver a empezar, volver a la casilla de salida. La tercera ola supondrá el mayor reto que vivirá la democracia española y que, lamentablemente, puede quedar en manos del populismos de derechas y izquierdas.