Viviendas turísticas, workations y nómadas digitales
Madrid se encuentra entre las quince ciudades más buscadas en todo el mundo para una estancia de larga duración a través de la plataforma de Airbnb. Casi uno de cada cinco huéspedes está de ‘workation’, es decir, aúnan trabajo y turismo en un mismo viaje.
Si hasta el momento la revolución digital había marcado un fuerte cambio de tendencia en el consumo, la era postpandemia también tendrá una importante afectación en el trabajo y la configuración del entorno urbano. El teletrabajo había sido durante años el futurible del que todo el mundo hablaba, pero poca gente acababa poniendo en práctica.
En el conjunto de la Unión Europea sólo un 3,5% de los asalariados trabajaban habitualmente desde casa en 2019, una cifra que se reducía al 2,1% en el conjunto de España según datos de Eurostat. Sin embargo, la situación dio un giro de 180 grados a mediados de marzo, cuando, a raíz del estallido de la pandemia, infinidad de empresas, independientemente de su tamaño y sector, se vieron con la necesidad de continuar con su actividad fuera de los espacios laborales.
La pandemia ha obligado a las empresas a evolucionar y se ha extendido la posibilidad del teletrabajo. Esto plantea un cambio de paradigma separando el trabajo del espacio físico tradicional, y la aparición de nuevas modalidades laborales como los nómadas digitales, profesionales que eligen ejercer su profesión de manera remota mientras recorren el planeta. Países y ciudades con ambición y una mirada estratégica han decidido aprovechar la coyuntura para captar talento digital.
‘Workation’: Trabajar y viajar
De este modo las dinámicas postpandemia combinan la búsqueda de viajes y experiencias con la rutina laboral. El auge de los esquemas de trabajo a distancia o híbridos han permitido a miles de personas trabajar mientras visitan un destino turístico. Así, las estancias de larga duración (más de 28 días) en los viajes de negocios por cuenta propia se ha multiplicado por 2,5, y son la categoría que más creció en el segundo trimestre de 2021 según datos de Airbnb. La proporción de usuarios que reservaron estancias largas para llevar un estilo de vida nómada creció de un 9% en 2020 a un 12% en 2021.
Madrid se encuentra entre las quince ciudades más buscadas en todo el mundo para una estancia de larga duración a través de la plataforma de Airbnb. Casi uno de cada cinco huéspedes está de ‘workation’, es decir, aúnan trabajo y turismo en un mismo viaje. Casi la mitad de los usuarios afirman haber podido cambiar su lugar de residencia en algún momento de 2021 gracias al teletrabajo.
Ante esta perspectiva, la Vivienda de Uso Turístico (VUT) ofrece de forma conveniente la posibilidad de utilizar eficientemente recursos infrautilizados y alojar en viviendas existentes a visitantes, congresistas o nómadas digitales sin tener que cambiar la fisonomía de la ciudad o reconvertir alojamientos en hoteles.
Sin embargo, el Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid publicaba en julio de 2021 una modificación del Plan Especial para la regulación de uso terciario en su clase Hospedaje (PEH) que no solo mantiene las restricciones zonales a esta actividad, sino que prohíbe las VUT en aquellos apartamentos que no se encuentren en los bajos o primeras plantas de los edificios.
La nueva era digital requiere de una oferta turística flexible y adaptada a los nuevos tiempos. Eventos de corta duración (el World Pride, el Mutua Madrid Open de tenis, partidos de futbol, conciertos, festivales, congresos médicos y científicos…) pueden llegar a traer decenas de miles de personas, hecho que supone una presión sustancial a las infraestructuras de la ciudad.
Intentar contar únicamente con la oferta hotelera tradicional puede lastrar las oportunidades de Madrid en un entorno que exige respuestas rápidas a retos cambiantes como la misma pandemia. Si Madrid quiere poder hacer frente a esta creciente demanda de forma dinámica necesita poder acomodar a visitantes estacionales y nómadas digitales de forma efectiva. ¿Estará preparada?